Les Negaron Permiso Para Vender Tortillas Hechas a Mano a Dos Mujeres Desempleadas

• La Jefa de Ingresos del VIII Ayuntamiento, les advirtió que no podían vender tortillas en ninguna parte de Bucerías. Y si acaso se pudiera emitir un permiso, este les costaría 35 mil pesos más otros gastos acumulados que sumarían un total de 55 mil pesos «de donde vamos a sacar ese dinero, nuestros esposos a veces tienen trabajo y a veces no, tenemos hijos, tenemos que buscar la manera de poder ayudarlos, si ellos no están trabajando, poder nosotros emprender un negocio para ayudarnos mutuamente, pero así cómo» lamentó una de las dos hermanas.

Por Paty Aguilar

Dos hermanas desempleadas, vecinas de Bucerías, apoyadas por su madre que les prestó una plancha y las herramientas necesarias para poder trabajar, decidieron emprender un pequeño negocio para vender tortillas hechas a mano con venta de salsa, arroz y frijoles en lata, en la comunidad de Bucerías por la calle Zaragoza número 2 ubicado a dos cuadras de una tortillería industrial, pero solo trabajaron 26 días porque inspectores de Fiscalización, luego de que les habían dicho que podían trabajar en tanto realizaban sus trámites ante el Ayuntamiento y que para ello tenían un plazo de 60 días, sin embargo, a los 22 días de abierto su negocio con buenos resultados, les informaron que tenían que cerrarlo porque el dueño de la tortillería, el señor Agustín, se había quejado considerándolas como una competencia para él y ante esta situación les negaron el permiso luego de que se habían dado de alta en Hacienda para poder trabajar legalmente, pero las puertas se las cerraron en el Ayuntamiento, así lo dio a conocer una de las hermanas, señora, María de la Luz Navarro, quien pidió apoyo a una agrupación de vendedores de Bucerías.

El jefe de Fiscalización, de nombre Orlando, de manera inicial, les indicó que tenían 60 días para trabajar para ver si su negocio les podría funcionar, incluso, comentó la señora Lucy, las exhortó a trabajar con ganas con el comentario de que ellas no eran competencia para una tortillería industrializada, es por ello que de manera verbal se les dio el permiso mientras ellas gestionarían un permiso definitivo en el área correspondiente del Ayuntamiento.

Sin embargo, al cabo de unos días, inspectores las visitaron nuevamente, pero ahora con la orden de cerrar el pequeño negocio, ya que el dueño de la tortillería se había quejado ante fiscalización y ellos nada podían hacer. Las hermanas atendieron la orden, pero una contadora, conocida de ellas, se interesó en apoyarlas para gestionar el permiso, se le entregó la papelería requerida, desde el contrato de renta, comprobante de pago de predial del inmueble y al cabo de tres días, la contadora les informó que la licenciada Gema Ramírez (jefa de ingresos del VIII Ayuntamiento) le dijo que ellas no podían poner su negocio en ninguna parte de Bucerías y si lo hacían, se las iban a llevar a la cárcel y les cobrarían una multa por vender porque no está permitido que trabajen vendiendo tortillas hechas a mano y en caso de que les pusieran sellos de clausura, si los rompían les cobrarían 6 mil pesos por cada sello destrozado.