Comida Chatarra en Pesquera

* Un puesto semifijo que vende comida chatarra se instala afuera de la escuela La Pesquera, en donde alumnos por unos cuantos pesos, obtienen churros, duros y fritangas

Por Mauricio Lira Camacho
Noticiaspv

Afuera de las instalaciones de la escuela secundaria mejor conocida como La Pesquera, se instala un puesto semifijo de venta de comida chatarra, alumnos que por unos cuantos pesos obtienen churros, duritos y fritangas, si que nadie haga algo al respecto.

La escuela se localiza a un costado del río Pitillal, sobre la avenida Grandes Lagos, en el fraccionamiento Fluvial Vallarta, pasadas las 16 horas y a la vista de todos, se instala una mujer y su pequeño hijo de tres años de edad, a bordo de un gran triciclo en el que lleva su mercancía para vender a los alumnos, durante el espacio de descanso.

A esa hora, esta señora de escasos recursos hace su día, en poco tiempo, obtiene ganancias que le permitirán comprar más productos que vender y seguramente para el mantenimiento de su casa.

Ella es puntual y en menos de una hora, se retira con su vehículo y pequeño de ese lugar, quizá para seguir vendiendo en la vía pública.

A la hora de venta ninguna autoridad educativa ha tomado cartas en el asunto, ni siquiera en la dirección regional de servicios educativos, DRSE, que se ubica detrás del edifico de la UNIRSE, cerca de la propia escuela La Pesquera.

Es importante mencionar que existe una legislación federal de hace años que restringe la venta de alimentos considerados chatarra en las escuelas, por dentro se ha exigido a las cooperativas, tener alimentos sanos y nutritivos.

Fuera, una restricción de varios metros a la redonda, pero no siempre es así, por lo menos en la Pesquera.

Esto a pesar de la insistencia de legisladores y la puesta en marcha de los lineamientos que prohíben la venta de comida chatarra en escuelas de niveles básico en México, que entró en vigor los primeros días de 2011, todavía persiste la venta de alimentos industrializados dentro y fuera de los centros de estudio.

Agudizándose en escuelas de nivel secundaria, aunque la restricción básicamente es en las de nivel anterior, como lo expone la propia ley.

Las escuelas se han convertido en un “mercado negro de niños”, ya que a raíz de los lineamientos establecidos por las autoridades correspondientes, los menores llevan golosinas con alto valor calórico para venderlas entre la comunidad estudiantil.

Otro problema es la venta en el exterior de los planteles, y es que los comerciantes idean formas para hacer llegar el producto a manos de los chicos. problema persiste porque aún falta educación sobre lo que es una alimentación saludable y tratar de revertir la gravedad del sobrepeso u obesidad resulta complicado, pues al llegar a una edad adulta los efectos para bajar de peso son poco favorables.

Ello debido a que hay una especie de equilibrio metabólico en el organismo que está acostumbrado a ingerir porciones mayores de alimentos y eso cambia el metabolismo de los niños.

El sobrepeso u obesidad están asociados a factores ambientales y de alimentación y al sedentarismo, y aunque también corresponde a la herencia genética no se le puede atribuir del todo debido a que el genoma humano no ha cambiado en cientos de años.