* El pescador, Carlos Ernesto Sánchez Borboza, de 37 años de edad, creyó que su curricán había sido atrapado por un cocodrilo “Entonces cuando vi el robalote, fue cuando empecé a temblar, casi a llorar y total ahí fue cuando se desató la pelea”. El ejemplar será disecado.
Por Paty Aguilar
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“Ese día íbamos preparados para pesca más chica, fue una suerte estar en el momento adecuado, se conjugó todo y una casteada que hice fue la detonación de la pelea entre el robalo y yo, cayó la atrapada y yo pensé que había tenido un atorón en una piedra y cuando quise sacar mi curricán, fue cuando empecé a sentir tremendo jalón y pienso que estuvimos ahí poco más de media hora” así narró de inicio el pescador, Carlos Sánchez, de Jarretaderas, la manera cómo logró pescar un robalo de 21 kilos 400 gramos la noche del 2 de abril 2014, el cual, dijo en entrevista, será disecado.
Sobre cómo logró pescar tan sorprendente ejemplar en el Río Ameca esa inolvidable noche, Carlos Ernesto Sánchez, lo narró así “Traía un carrete muy pequeño con la línea muy delgada de tres calibras trenzadas, que si tiene aguante, pero en todo momento sentí que se podría reventar.
En los primeros 20 minutos yo no tuve el control, el pez me traía, me llevaba para donde quería. La panga estaba anclada cuando lo pesqué, de hecho me enredó dos veces en el ancla, la tuve que desenredar. Me pegó como 15 vueltas alrededor.
Entré en un éxtasis. De principio pensé que había pegado un cocodrilo con ese jalón que sentí, de noche, oscuro y el escándalo que hizo, yo dije (a su compañero José) oye pegué un cocodrilo, prende la luz para ver si puedo destrabarlo, pero la segunda vez que salió, me asustó y ya en la tercera vez que lo volví a arrimar, le dije alúzalo bien y fue entonces cuando vi el robalote, fue cuando empecé a temblar, casi a llorar y total ahí fue cuando se desató la pelea, me puse más nervioso, pero a la vez, traté de empujar más, de concentrarme más en lo que hacía, a ver qué podía hacer, porque yo la verdad pensé que no lo iba a lograr.
Todo estaba en contra mía; era de noche, no traíamos lámpara buena, el equipo no era el adecuado, era un equipo ultraligero y finalmente después de 35 o 40 minutos se empezó a cansar, nunca perdí la atención, eso me ayudó mucho y al último, afortunadamente traíamos una red con la que tratamos de subir las piezas grandes y entró bien en la red y el resto fue algo entre llorar, gritar, emociones, saludos.
Solo estábamos mi amigo José y yo.” Comentó vivamente emocionado al recordar ese gran momento.
Pero la pesca de este gran robalo en aguas del Río Ameca, donde se tiene conocimiento que los más grandes ejemplares pescados ahí habían sido de entre 15 y 18 kilogramos, no fue suerte por parte del pescador, Carlos Sánchez, ya que tiene una larga trayectoria como pescador en altamar, ríos y esteros que data desde hace más de doce años, sin embargo, haber pescado este robalo de gran peso, si fue una experiencia que lo llenó de emoción el haberlo logrado, dado que no contaba con el equipo adecuado, por lo que tuvo que hacer uso de su inteligencia, su paciencia, su fuerza física y su audacia.
Finalmente, dio a conocer que a pesar de que le hubiera gustado regresar el robalo al agua, dado que en ese momento no traían la cámara adecuada, ni cinta para medirlo, decidió sacrificarlo, pero en memoria de esa lucha que sostuvieron él y el robalo, lo mandará disecar “tuve un muy buen encuentro en el Río Ameca, es algo especial” concluyó tras señalar que para este lunes se harán los trámites necesarios para enviar el ejemplar a una empresa de taxidermia, mientras tanto, el ejemplar está en una cámara de refrigeración donde se está conservando la cabeza, el cuero y la osamenta del animal “Ahora esperar con muchas ansías” comentó.