* En todo el malecón, principalmente en su segunda etapa, los turistas nacionales e internacionales, lo que observan son las deficientes instalaciones y conexiones eléctricas.
Por Mauricio Lira Camacho
Noticiaspv
El malecón II de Puerto Vallarta, no repunta, aún así está dentro de los iconos por visitar en el recientemente lanzado programa Recorre Vallarta.
Impulsado por la dirección de desarrollo económico, esta plataforma es útil para viajeros nacionales y extranjeros,mau es el fin es promover el destino en todos los foros y redes posibles. Pero de lo virtual a lo real, hay todavía una gran brecha, el turista no palpa la esencia de como está el destino.
Recorrer el malecón ampliado tiene sus retos, pues la infraestructura deja mucho que desear.
Principalmente en lo que se refiere a las instalaciones y conexiones eléctricas. Sigue el mismo problema de las palmeras en donde se improvisaron instalaciones, que hoy son escasamente funcionales.
Cables al aire libre, carencia de cubre conexiones, con el riesgo siempre de que haya posibles accidentes en perjuicio de los visitantes. Las celdas de luz y focos están expuestos a contingencias, las estructuras llenas de óxido.
En los pequeños muros de protección que marcan la línea hacia la playa y el mar, se requiere pintar de blanco.
Bases de palmera están dañadas, en muchas no hay siquiera las bases de metal. En la segunda etapa del malecón, existen evidentes boquetes sin concluir, por donde se supone irían cables ocultos de luz y energía eléctrica.
No las hay y lo que es peor cerca de estas aberturas hay demasiada agua que podría provocar toques a las personas.
A la altura de la fuente de los delfines, en parte que da hacia el mar, la base de concreto ya se despedazó.
Hay reporte de ciudadanos en los que ha habido caída de niños y personas de las tercera edad, afortunadamente no ha pasado nada grave.
La proliferación de demasiados prestadores de servicios turísticos, no registrados crea una pésima imagen del destino.
Las velas tradicionales que sirven para dar sombra a los visitantes carecen de mantenimiento, pintura. A un costado yace el margen del río Cuale, sede para que familias y vagos pasen fines de semana, deleitando con el agua que chica con el mar.
Pero que sirve también de refugio para mal vivientes, quienes se drogan y se emborrachan por las noches.