Tania Hernández y Leonardo Rivera, ofrecieron testimonios de violencia de género
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La violencia no nada más es por golpes, las actitudes y las palabras duelen más, se genera muchas veces dentro del seno familiar y puede llegar a convertirse en un grave problema.
El ello coincidieron dos expositores que rindieron su testimonio, en el marco del día internacional de la erradicación contra la violencia en las mujeres.
Se trata de Tania Contreras, quien sin tapujos habló del maltrato que recibió desde pequeña por parte de su padre.
Posteriormente, recibió golpes ya casada de parte de su esposo, destacó que nadie de las jóvenes debe deslumbrarse de que su novio las cele, porque ese es un foco de violencia.
Mi caso fue preocupante pues “fui a dar hasta el hospital por los golpes, pero salí adelante y doy mi charla sin esconderme”, dijo.
En tanto, Leonardo Rivera, dio su testimonio también pues fue objeto de maltrato verbal de parte de su esposa, situación que fue superada de manera paulatina.
Lo anterior como parte de los actos para recordar que este 25 de noviembre es el día internacional para erradicar la violencia contra la mujer.
En donde se supo, los hombres en menor escala pero también son maltratados por las mujeres.
Es importante destacara que el término «violencia de género» también es frecuentemente utilizado.
Sería una expresión menos concreta y que en cierto modo suaviza la verdadera naturaleza de la violencia contra la mujer.
Menos concreta porque se referiría a la violencia practicada desde ambos sexos (si se presupone que existe una violencia específica ejercida por la mujer contra el hombre por razones de sexo); y, en cierto modo, edulcorada, ya que obviaría un factor que no es simétrico, que únicamente es causa en la violencia del hombre contra la mujer: el sentimiento de superioridad y dominación de éste sobre ella y, más extensamente, el machismo.
Otro tanto ocurriría con los términos «violencia sexista» y «violencia de pareja».
La violencia contra la mujer está ligada a la consideración de la mujer que se desprende de la familia patriarcal.
La humanidad en sus orígenes pudo estar constituida por comunidades matriarcales.
Actualmente la familia patriarcal puede aparecer desdibujada tras siglos de esfuerzos de la mujer por emanciparse; en sus orígenes, convirtió a la mujer en objeto propiedad del hombre, el patriarca.
Al patriarca pertenecían los bienes materiales de la familia y sus miembros. Así, la mujer pasaba de las manos del padre a las manos del esposo, teniendo ambos plena autoridad sobre ella, pudiendo decidir, incluso, sobre su vida. La mujer estaba excluida de la sociedad, formaba parte del patrimonio de la familia, relegada a la función reproductora y labores domesticas.
La violencia contra la mujer comienza en la infancia y es en la familia donde principalmente se ejerce esa violencia. La infancia es especialmente vulnerable a la violencia y la niña sufre un plus añadido por su condición femenina.
A la ablación, generalizada en determinadas comunidades e ineludiblemente ligada al sexo femenino, el comercio sexual que puede arrancar ya en el seno de la familia con la venta de la niña, o el infanticidio y los abusos sexuales, más frecuentemente ligados al sexo femenino, se une una más estricta autoridad paterna, ejercida también por hermanos, y una educación discriminatoria que limita sus expectativas vitales.
Este viernes 25 de noviembre se conmemoró un recuerdo más para erradicar la no violencia contra las mujeres.