Se Fortalece la Profesionalización de Parteras

* La formación de parteras profesionales técnicas y su integración junto con enfermeras obstetras, como proveedoras de atención obstétrica básica, es parte de las estrategias dirigidas a la reducción de la mortalidad materna, especialmente en países en los que, por razones culturales, las mujeres siguen siendo atendidas por parteras tradicionales.

 

Una de las metas de los Objetivos de Desarrollo del Milenio es reducir la mortalidad materna. Como parte de las estrategias para alcanzar las metas programadas deberá ponerse énfasis en la atención a la población adolescente y otros grupos vulnerables para evitar los embarazos no deseados y no planeados, con absoluto respeto a los derechos sexuales y reproductivos de cada persona, debido a que la fecundidad en adolescentes aporta de manera importante en los altos niveles de mortalidad materna.

La formación de parteras profesionales técnicas y su integración junto con enfermeras obstetras, como proveedoras de atención obstétrica básica, es parte de las estrategias dirigidas a la reducción de la mortalidad materna, especialmente en países en los que, por razones culturales, las mujeres siguen siendo atendidas por parteras tradicionales. Lo anterior forma parte del fortalecimiento de la atención médica a la salud reproductiva de las mujeres que incluye un enfoque intercultural.

En México, el INMUJERES, en coordinación con el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) y con la colaboración del Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva (CNEGySR) de la Secretaría de Salud, ha desarrollado una estrategia de incorporación de personal alternativo para la atención del embarazo, parto y puerperio en unidades médicas rurales de los estados de Guerrero y Oaxaca de la SSA.

En dicho proyecto se incluyeron acciones recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre las que destacan: la utilización de métodos no farmacológicos para el manejo del dolor (en 57.9% de los sitios de intervención se realizaron este tipo de prácticas benéficas para las pacientes, en contraste con el 14.7% de los sitios de control); y el ofrecimiento de hidratación oral durante el trabajo de parto (la ingesta de líquidos lo realizan 61.4% de las pacientes en las clínicas de intervención mientras que en las de control el 20.8%).

Por otro lado, el estudio también permitió mostrar la práctica de medidas innecesarias y que pueden resultar perjudiciales como el uso de oxitocina en el preparto por el riesgo de hiperestimulación uterina y sufrimiento fetal, riesgos que deben ser considerados sobre todo si no hay una indicación médica para aplicarlo (12.3% de los proveedores de las clínicas de intervención la utilizan, en contraste con 52.0% de los de las clínicas de control); y la limpieza uterina en el posparto cuya realización puede incrementar el riesgo de endometritis postparto por la introducción de bacterias vaginales en el útero (esta práctica se llevó a cabo en 43.9% de los sitios de intervención y en 82.0% de los de control).

La evidencia generada a partir de los resultados de esta investigación, en relación al buen desempeño de las parteras profesionales técnicas y enfermeras obstetras como proveedoras de atención obstétrica básica en clínicas rurales, contribuyó a que la Secretaría de Salud, el pasado 24 de febrero de 2011, notificara la creación y registro del puesto de partera asistencial.

Un elemento importante para reducir la mortalidad materna y abonar a la salud reproductiva de las mujeres es el fortalecimiento de los sistemas de salud que garanticen una atención adecuada y oportuna a las mujeres durante su embarazo, parto y puerperio. En este sentido es importante que los gobiernos identifiquen las fortalezas, debilidades, amenazas y oportunidades de sus sistemas de salud para garantizar los bienes y servicios establecidos en la normatividades vigentes, a través del diseño de mecanismos de seguimiento y retroalimentación con autoridades locales y federales, encaminadas a contribuir a la solución de las problemáticas como las barreras de acceso y utilización de los servicios y la calidad de la atención.

Como parte de los mecanismos de coordinación interinstitucional destaca el Convenio Interinstitucional para la Atención a las Emergencias Obstétricas firmado por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) y la Secretaría de Salud, mediante el cual se busca aprovechar la capacidad instalada y ampliar las oportunidades de acceso a los servicios de salud para las mujeres con complicaciones durante la maternidad, sin importar si son o no derechohabientes de servicios de salud.

La estrategia para dar cumplimiento a los objetivos de dicho convenio está orientada a reducir las tres demoras que determinan una muerte materna, (primera demora: retardo en tomar la decisión de búsqueda de atención; segunda demora: retardo en llegar a un establecimiento adecuado; tercera demora: retardo en recibir un tratamiento adecuado). Las acciones deben estar encaminadas inicialmente al abatimiento de la tercera demora, posteriormente de la segunda, y finalmente de la primera.