Por Mauricio Lira Camacho
NOTICIASPV
En esta temporada alta de turismo, vendedores principalmente de alpaca acosan a visitantes extranjeros.
A raíz de que la semana pasada hubo seis cruceros con miles de turistas, muchos de ellos abordan los autobuses que los esperan en la administración portuaria integral, API, para desplazarse básicamente al centro de la ciudad.
De ahí, de diversos puntos del primer cuadro, los guías hacen recorridos por las zonas de mayor interés.
Sin embargo, desde que el turista con mayor frecuencia de la tercera edad y en familia, sufren el acoso de los vendedores de plata o alpaca.
Normalmente se da en la ampliación del malecón, pasando lo que es la fuente de los delfines.
Ahí junto a la instalación del museo naval, hay por lo menos dos vendedores a la espera de turistas.
Son viajeros a pie que horas antes bajaron de los cruceros que llegan a Puerto Vallarta.
De inmediato estos vendedores se acercan para molestar al turista.
Lo hacen de la manera más destacada, pues no portan uniforme ni la identificación o permiso visible que los acredite como trabajadores al servicio de la prestación.
Visten camisetas semi blancas, una pañoleta amarrada en la muñeca donde portan su mercancía.
De esta manera solamente extienden la mano para mostrar la alpaca, lo hacen de una manera poco amable y con un pésimo inglés lo único que logran es que el visitante huya despavorido.
No hay elementos de vigilancia cerca del lugar para asistir y orientar a los guías y visitantes.
Éstos quedan expuestos, pues la presentación de los vendedores deja mucho que desear.
Cabe destacar que incluso varios de ellos, sin estar alcoholizados, si denotan aliento de consumo de bebida.
Abundan en lo que se conoce como la ampliación del malecón, donde proliferan puestos semi fijos y vendedores de toda índole.
En el área de Reglamentos hay anarquía pues nadie supervisa que los trabajadores afiliados a alguna organización, no tienen a la vista los logotipos y las credenciales que son el permiso para poder ejercer su profesión.