Grafiti Gana Terreno en Puerto Vallarta

Delito que nadie ha podido detener

Por Mauricio Lira Camacho
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El grafiti sigue ganando espacios en Puerto Vallarta.

Delito que nadie puede detener, ni siquiera con campañas de prevención.

Ningún departamento o dependencia municipal, crea por lo menos conciencia para que esto no siga.

El grafiti ha trastocado los bienes muebles gubernamentales, públicos y privados de casas habitación, camiones y espacios escolares.

Cierto se reglamentó para que en ferreterías se colocaran letreros mediante los cuales se mostrara que no se pueden vender aerosoles a menores de edad.

Pero la actividad continúa, por todos los puntos de la ciudad.

En instalaciones de la comisión federal de electricidad, CFE, por ejemplo en Teléfonos de México, TEMLEX, es común que el grafiti sea presente.

Este delito del grafiti es perpetrado por menores de edad en su gran mayoría, y aunque son detenidos en ocasiones nada se les puede hacer.

No siquiera el llamado de atención frente a su padres cuando son entregados o el trabajo comunitario para despintarlos públicamente como ocurre en otras sociedades.

El grafiti bien encaminado sirve para hacer arte, enviar mensajes positivos o de campaña, como lo que hacen grupos en una de las paredes del centro en Puerto Vallarta y sobre la avenida Francisco Villa.

Sin embargo, en Puerto Vallarta como en otros municipios del país, el grafiti es resultado de una falta de oportunidades para los jóvenes de que sigan estudiando o que obtengan trabajo.

Es parte de la rebeldía y el pandillerismo.

Bandas organizadas que pelean por espacios, bardas, llaman la atención de los rivales, los mensajes entrelineados o de personas que sin saber que hacer dañan las propiedades.

Pues en muchas de las ocasiones estas bardas están plagadas de solamente garabatos sin mensaje alguno, lo que ocasiona solamente pésima imagen.