Malecón Amaneció Sucio, Luego de las Festividades

* Tras la fiesta de fin de año, la cruda pero también la suciedad en el malecón de Puerto Vallarta.

Por Mauricio Lira Camacho
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Después de la fiesta de fin de año, la cruda pero también la suciedad en el malecón de Puerto Vallarta.
Como cada año, miles de familias, mezcla de locales y visitantes nacionales e internacionales, acuden al centro de este destino, con el objetivo de disfrutar del ambiente que representa despedir un año más y dar la bienvenida a otro.

Para dar paso al 2016, no fue la excepción, mucha gente se dio para disfrutar del ambiente, la música y sobre todo del espectáculo que representa ver las luces y cohetes en el cielo. La bahía se inunda de estruendos y mucho colorido, en esta ocasión para despedir el 2015, la duración de los cohetes fue de más de 30 minutos.

Para esto, muchas personas llegaron desde temprano al centro, para hacerse dueños por unas horas, de ciertas áreas en el malecón y disfrutar desde ahí la algarabia de la ceremonia de año nuevo. Familias llevaron sillas de plastico, hieleras cargadas comida y bebidas embriagantes, se instalaron en pleno malecón.

Para las 12 de la noche, muchos de los integrantes de las familias estaban presas de la alegría y el ambiente de música y baile, que ofrecieron las autoridades correspondientes.

Durante todo el día, el malecón registró mucha afluencia de personas de distintas nacionalidades, estratos sociales y de diversas partes del país, que acudieron para recibir con alegría un día más de vida. Quienes no entraron a consumir a los lugares y establecimientos localizados sobre el malecón y calles adyacentes, ingresaron a las tiendas de conveniencia, para comprar utensilios desechables y comida rápida.

Lamentablemente por el calor de las copas y a la irresponsabilidad de muchos visitantes, así como a la falta de inspección y vigilancia de elementos adscritos al malecón, éste quedó muy sucio, lleno de comida y basura a lo largo de todo el corredor.

Sobre las bancas, miradores, macetas y a un lado de los escasos botes para depositar residuos, estos se encontraban más allá al límite de su capacidad.

La cruda moral y la suciedad en el primer cuadro del destino, estaban a la luz del día, por doquier basura y un pésimo olor a toda hora.