* Ángel Eliezer, fue asesinado la semana pasada, a la Misa de Cuerpo Presente en Valle Dorado, asistieron numerosos jóvenes que compartieron con él muchas horas de juegos deportivos, “fue un joven ejemplar, todos sus días los tenía ocupados trabajando en el CETMAR desde las 6 de la mañana, entrenando niños en natación y jugando futbol con varios equipos” dicen quienes lo conocieron
Por Paty Aguilar
Ángel Eliezer, fue asesinado la semana pasada, a la Misa de Cuerpo Presente en Valle Dorado, asistieron numerosos jóvenes que compartieron con él muchas horas de juegos deportivos, así como sus compañeros de equipos de futbol de Puerto Vallarta y Bahía de Banderas y sus pequeños alumnos de natación “fue un joven ejemplar, todos sus días los tenía ocupados trabajando en el CETMAR desde las 6 de la mañana, entrenando a niños en natación por la tarde y en sus horas libres, jugando futbol con varios equipos de Puerto Vallarta y Bahía de Banderas por la noche” dicen quienes lo conocieron.
Como oportunamente se informó, la semana pasada, el joven, Ángel Eliezer Díaz Larios, de 21 años de edad, conocido como “El Chili” por sus amigos y conocidos, fue encontrado muerto en la Ribera del Río Pitillal de Puerto Vallarta a principios de la semana pasada a la altura de la colonia Independencia, brutalmente asesinado, su deceso y la forma cómo murió, conmocionó a quienes lo conocieron porque se trataba de un joven ejemplar que llevaba una vida de trabajo y deporte, de buen aspecto, responsable y de carácter afable, así es como lo describen quienes lo conocieron.
Y muestra de ello, fue la asistencia de familias completas a su Misa de Cuerpo Presente que se celebró en la iglesia de Valle Dorado, donde se congregaron numerosos jóvenes, lo que poderosamente llamó la atención de los adultos que asistieron, quienes manifestaron a este medio de comunicación el gran pesar que se sintió por la pérdida de este joven que asistía regularmente a las canchas deportivas de Valle Dorado donde convivía alegre y deportivamente con sus congéneres.
Por la forma cómo fue asesinado, no faltó quién lo relacionara con el crimen organizado, sin embargo, nada más lejos de esta apreciación, aseguran quienes lo conocieron “se trató de un vil crimen hacia un joven que siempre mostró un comportamiento ejemplar, ante su familia, su madre, a quién atendía como jefe de familia, porque su padre no vivía con ellos. Terminó su preparatoria en la escuela CETMAR de la Cruz de Huanacaxtle, donde posteriormente empezó a trabajar en la lonchería desde las 6 de la mañana hasta las tres de la tarde.
Luego, desde las cuatro de la tarde y hasta las ocho de la noche, impartía clases de natación a casi 50 niños inscritos en la escuela de natación de Bucerías denominada Acuático Montero, propiedad del señor, Jesús Montero, quién lamentó dolorosamente el fallecimiento de Ángel, a quién conoció 7 años antes, cuando este joven contaba con 14 años de edad Yo lo conocí porque él estuvo en el CETMAR cuando una de mis jijas también estudiaba y yo era presidente de la sociedad de padres de familias, empezó a tener amistad con mis hijas y cuando supo que íbamos a hacer una escuela de natación, él dijo que necesitaba trabajar para apoyar a su mamá, cómo era menor de edad, mi hija se ofreció a enseñarlo, se le dieron cursos y desde hace 4 años, un año después de hacer la alberca, él empezó a dar clases, actualmente contaba con casi 50 niños como alumnos que ahora lo extrañan y preguntan por él.
Era amigable, carismático, se llevaba bien con todo mundo y lo empezamos a querer como parte de la familia, yo le confiaba a mis hijas, era un muchacho muy sano, me sorprende algunos comentarios de personas que dicen que andaba en malos pasos, eso no es verdad, porque luego de trabajar en el CETMAR desde las 6 de la mañana hasta las tres de la tarde y en la alberca desde las 4 de la tarde hasta las ocho de la noche, y por las noches se iba a jugar futbol, es imposible pensar siquiera que pudiera andar en malos pasos” comentó Jesús Montero con la voz quebrada y los ojos humedecidos.
Asimismo, dijo Jesús Montero, Ángel en su niñez jugó en las reservas del equipo de futbol del Atlas en la ciudad de Guadalajara de donde era originario y se tuvo que salir porque sus padres se divorciaron y su madre se vino a vivir a esta zona “para nosotros su muerte fue un golpe muy duro, a 9 días que falleció, los niños llegan y hablan de su maestro como si lo estuvieran viendo y la muestra de que fue un joven muy querido y reconocido por su vida ejemplar, fue el acompañamiento en el velorio de tantos jóvenes, así como el día de su sepelio en la iglesia de valle Dorado que fue insuficiente para todos los muchachos que fueron.
Es una gran pérdida y el ejemplo para muchos muchachos, porque a sus 21 años era responsable de darle el sustento a su mamá, él, además estudiaba también educación física los sábados, trabajaba y apoyaba a su mamá, de lunes a viernes tenía todas las horas ocupadas y los sábados también, solo descansaba los domingos y ese día de su desaparición, supimos que iba a ir a Puerto Vallarta a visitar a una persona muy querida para él que lo había invitado a salir, luego hasta otro día, supimos lo que ocurrió, lo que nos llenó de dolor y de indignación” concluyó, Jesús Montero, visiblemente perturbado.
Jóvenes de Valle Dorado, lloraron la pérdida de este joven, entre ellos mi sobrino de 16 años, que llegó a jugar futbol con él y demás compañeros “era un buen muchacho tía, no sé porqué lo mataron, él solo jugaba con todos nosotros y luego se iba temprano a su casa porque decía que temprano iba a trabajar y nosotros le dábamos carrilla, bromeábamos con él porque se iba dormir temprano, no tenía malas compañías tía, ¿porqué lo mataron?” me platicó mi sobrino visiblemente adolorido, asistió a su velorio y a la Misa y al regresar me dijo asombrado “tía, la iglesia estaba llena, vino mucha gente de todos lados, hubiera ido” me reclamó con tristeza.
Si, debí haber ido, debí haber compartido la pena de mi sobrino y tantas personas que le fueron a dar el último adiós a un joven extraordinario, de esos que todas las mamás quieren tener, desde entonces, mi sobrino llega más temprano a su casa, pareciera como que este lamentable hecho lo marcó para el resto de su vida, quizá, Ángel Eliezer, era verdaderamente un Ángel, y tenía esta misión en su corta vida, marcar a tantos jóvenes con su vida ejemplar que quedó demostrada con el encuentro de tantos muchachos que dolorosamente lamentaron su muerte y los marcó para siempre. Que en paz descanse, Ángel Eliezer Díaz Larios.