Campoy anunció que será una medida permanente para que automovilistas no se estacionen invadiendo banquetas
Por Mauricio Lira Camacho
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Automovilistas inconscientes siguen invadiendo banquetas evitando el paso peatonal.
Personas de la tercera edad, turistas y madres que pasean a niños y en carreolas, no pueden transitar de manera segura, debido a que hay un vehículo invadiendo la banqueta.
Bajan a la calle y corren el riesgo de que los atropelle algún conductor imprudente, sea taxista o particular.
Esta situación se ha vuelto un problema cotidiano más frecuente en la parte alta del centro de Puerto Vallarta.
La presión de algunos ciudadanos afectados, obliga a la dirección de tránsito que encabeza Jesús Rodríguez Campoy, a realizar inspecciones y supervisiones permanentes en estas áreas, con el único objetivo de que dejen despejadas las banquetas que se sabe, son solamente para uso de los peatones.
En entrevista el servidor público dijo que han recibido quejas en este sentido, sustentan que en el centro casi no hay vialidades y los espacios para estacionamiento se han reducido sobre manera desde los últimos tres años.
Por lo que ahora el tránsito vehicular en esta parte de la ciudad, se ha agudizado sobre manera, siendo que si no hay solución, podría generarse un problema mayor.
El centro ha representado desde hace varios años ya una descomposición aún con el estreno de un nuevo malecón que le ha dado otra fisonomía al visitante que está en este destino.
Pero con esto, Puerto Vallarta sigue padeciendo los mismos problemas de tercer mundo, como el hacinamiento poblacional en tan poco terreno, llámese centro histórico.
Problemas sin resolver como el de la falta de una recolección de basura al cien por ciento, del exceso del paso de camiones urbanos por el centro, muchos pero vacíos, con unidades en mal estado y una presentación deplorable de los conductores en lo general, que ni siquiera dominan el inglés.
Así como de una falta de un conjunto de señales adecuadas de información para residentes y turistas.
Del exceso de sitios de taxis, demasiados autos amarillos que saturan el centro de la ciudad, esquinas que son refugio de vagancia por la falta de trabajo, es del diario observar que los cafres de los autos en determinadas horas son mesa para comer y luego para jugar dominó y cartas.
Aunado a estos problemas sin resolver, está el de el exceso de automovilistas quienes dejan mal estacionados los vehículos, obstruyendo vialidades y banquetas en detrimento del peatón.