Un Recorrido Sorprendente en Zona Arqueológica de Alta Vista

Se observaron infinidad de piedras labradas sobre el cauce y los lados del Arrollo Las Piletas del municipio de Compostela a escasas dos horas de la comunidad de Fortuna de Vallejo sobre el antiguo camino para llegar a Valle de Banderas conocido como la Cucaracha. También se vieron vestigios de rituales recientes realizados por chamanes de la región

Por Paty Aguilar

Con la finalidad de buscar un vínculo de la ruta arqueológica del municipio de Bahía de Banderas con el de Compostela, realizamos un recorrido cultural hacia este lugar un grupo de periodistas, personas interesadas y la regidora, Mariel Duñalds Ponce, actividad que nos llevó más de 8 horas. Se trata de un Centro Ceremonial de una antigua cultura denominada «Tecoxquines», es un lugar donde la piedra habla y se comunica por medio de sus grabados, es un lugar a donde los huicholes vienen de sus lejanas comunidades a rendir culto a sus dioses. Es un sitio arqueológico gráfico rupestre de Altavista o la Pila del Rey, asentado a los lados y cauce del Arroyo Las Piletas sobre las laderas del Volcán del Copo. Cubre una extensión 80 hectáreas donde se encuentran las mayores concentraciones de rocas con gráfica rupestre, según informa en CECAN y el INAH de Nayarit.

A bordo de tres vehículos, emprendimos la aventura que inició en la comunidad de San Juan de Abajo alrededor de las 11 del día, con rumbo al poblado de Fortuna de Vallejo, donde inicia el camino antiguo por el que en los primeros años del siglo XX se llegaba al pueblo de Valle de Banderas, hoy mejor conocido como el camino de la Cucaracha, nombre de un pequeño asentamiento humano que está a la mitad del recorrido que lleva a la zona arqueológica de Altavista, aunque también se puede llegar por la carretera 200 tomando el crucero hacia Altavista por el cual regresamos a Bahía de Banderas.

Antes de llegar a nuestro destino, tuvimos la oportunidad de visitar las aguas termales de la comunidad de Nuevo Ixtlán, poblado de Compostela, muy cerca de Fortuna de Vallejo. Sobre el camino, en un paraje natural de exuberante belleza, nos detuvimos a desayunar, lo que nos dio la oportunidad de disfrutar el cántico de las aves, el sonar de los árboles y ver las andanzas de una ardillita en busca de comida que cautivó a todos, pero más a los pequeños que nos acompañaron en esta búsqueda de nuestra ancestral raíz histórica y cultural de nuestra región.

Minutos después, más adelante, nos encontramos con el presidente municipal de Bahía de Banderas, venía de regreso a su municipio, no sabemos de dónde, acompañado por su chofer y una mujer que iba en el asiento trasero. De manera cordial con una gran sonrisa saludó a la regidora que iba con su familia adelante de la caravana conformada por nosotros. Y tras casi dos horas de recorrido vehicular, finalmente llegamos a un camino por donde ya no se podía transitar, así que a partir de aquí caminamos aproximadamente 20 minutos hasta llegar al sitio arqueológico. Observamos en todo su esplendor la naturaleza de la zona, pero también vimos grandes huertas de guanábana y mangos ataulfo, productos agrícolas que se cultivan en este municipio con gran éxito, según comentaron los campesinos.

Por fin, luego de caminar casi 20 minutos, llegamos a donde inicia ell Centro Ceremonial Altavista. Orientados por letreros alusivos al lugar, poco a poco fuimos entendiendo de qué se trataba, según información vertida por el CECAN y el INAH. De esta manera supimos que la arqueología de la zona, en cuestión del ciclo del agua, propone, que el labrado de la gráfica podía constituir una plegaria destinada a los dioses Tecoxquines para pedir la llegada de las lluvias y con ello la prodigiosa fertilidad de las tierras. Los Tecoxquines o Tequectecqui (cortadores de pescuezos) fueron los antiguos habitantes que cubrían una extensa área de la costa sur de Nayarit y porciones aledañas de la sierra costera de Jalisco. Agricultores, pescadores, salineros y comerciantes de algodón y cacao, estuvieron organizados en una serie de pueblos tributarios de Altepetl de Teuzacualpan, en el Valle de Chila.

Cortar cabezas, como practica de guerra, era la principal característica religiosa que identificaba a los Tecoxquines, encaminada a la obtención de ofrendas guerreras consistentes en cabezas degolladas. Práctica que efectuaban no solamente en Nayarit, sino en territorios tan lejanos como los actuales valles de Mascota, Talpa y Plan de Barrancas.

El Cristo Devotísimo, dice uno de los letreros, que en el año 1612, se dieron referencias sobre este sitio arqueológico, describiendo una escritura compleja con multitud de cruces y de un Cristo Devotísimo a quien los lugareños tienen gran veneración. El Cristo posiblemente sea la figura del “Hombre Maíz” a quien los mestizos solicitan, mediante ofrendas, velas y jícaras con sal la fertilidad en sus cultivos.

Cabe hacer mención, que encontramos también vestigios de rituales recientes realizados dentro de este centro ceremonial, es decir, este sitio, también es utilizado por personas que tienen creencias arraigadas en el poder de la energía mística que orienta hacia el bien o el mal desde los tiempos inmemoriales de la humanidad y a quienes realizan estas prácticas se les llama chamanes.

El chamanismo se refiere a una clase de creencias y prácticas tradicionales similares al animismo que aseguran la capacidad de diagnosticar y de curar el sufrimiento del ser humano y, en algunas sociedades, (como la nuestra) la capacidad de causarlo. Los chamanes creen lograrlo atravesando la línea con el mundo de los espíritus y formando una relación especial con ellos. Aseguran tener la capacidad de controlar el tiempo, profetizar, interpretar los sueños, usar la proyección astral y viajar a los mundos superior e inferior. Las tradiciones de chamanismo han existido en todo el mundo desde épocas prehistóricas, según explica la literatura.