* Esta mañana, mas vagabundos que de costumbre en margen del rio Cuale.
Por Mauricio Lira Camacho
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Un hombre tirado, pedazos de cartón son su colchón y cobijo, a un lado frituras y envases diversos.
Es su alimento diario. Es uno de tantos vagabundos y personas que piden limosna casi todo el día. Un conocido locatario en el mercado del Cuale, comentó que en este año, han ido apareciendo varias personas con estas características.
No tienen trabajo, ni lugar donde vivir, su casa temporalmente es algún espacio en el margen del río, junto a los locales comerciales.
Esta en especial no aguantó la refriega de todos los días, conseguir algo que comer y donde dormir. Eran las doce horas del medio día, y este es un nuevo espectáculo para las personas locales y visitantes que llegan al mercado y se asoman a observar la belleza del río.
El cual poco a poco se colma de basura y de vagabundos sin que nadie haga algo al respecto. Estas personas sin higiene pues la prioridad es comer ante todo, y que viven al segundo, sin contar con ningún tipo de ayuda de ninguna índole, hacen sus necesidades donde pueden. Y no les importa en donde les agarre el cansancio, tienen sus cartones guardados los cuales sacan para tirar un rato a dormir.
Hasta tres horas se toma para reanudar sus labores, dice el locatario, esto es, escarbar en confesores y bolsas de basura, «tan abundantes aquí».
Es penoso ver a este hombre comer como lo hace, de puros desperdicios de la comida que tira la gente.
Se trata de un hombre de aproximadamente 35 años de edad, con barba, pelo desaliñado, delgado y desaseado, quien sin oportunidades anda por la vida y tiene por casa el margen del río Cuale. Bajo un enorme árbol que es su casa y confort, solamente pedazos de cartón son su cama.