CIUDAD DE MÉXICO, 18 de noviembre.-¿Qué tienen en común el senador demócrata, John Edwards, el director ejecutivo de General Electric, Jack Welch, y el general cuatro estrellas del ejército de Estados Unidos, David Petraeus? Pues estos hombres además de gozar de reconocimiento público, construyeron carreras exitosas y matrimonios estables que se derrumbaron cuando fueron sorprendidos sosteniendo relaciones extramaritales.
El alto perfil de estos caballeros y su exposición constante al escrutinio público han provocado fuertes respuestas de rechazo por parte de sus colegas y ciudadanos, así como una amplia cobertura mediática, tras haber sido descubiertas sus infidelidades.
Sin embargo, la lista es bastante amplia cuando de escándalos sexuales en hombres públicos se trata y la conforman desde funcionarios conservadores, hombres de negocios con puestos de alto nivel, líderes de organismos internacionales y dirigentes de naciones enteras.
El escándalo más reciente recae en David Petraeus, quien renunció a su cargo como director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) el pasado 9 de noviembre, después de que saliera a la luz la relación extramarital que sostuvo con su biógrafa Paula Broadwel. El affaire fue revelado luego de que Jill Kelley, amiga de Petraeus, denunció haber recibido correos agresivos por parte de la amante de éste, lo que desencadenó una investigación de FBI que hasta el momento sigue arrojando detalles de la relación secreta.
Si bien, el nombre del general David Petraeus adquirió reconocimiento mundial después de este suceso, anteriormente gozaba de una excelente reputación e incluso era reconocido por algunos oficiales militares y medios de comunicación como el hombre que “salvó” de la debacle el combate de Estados Unidos en Irak. Cabe destacar que Petraeus contrajo matrimonio 37 años atrás en con Holly Petraeus, con quien procreó dos hijos.
Por otra parte el ex senador demócrata por Carolina del Norte y dos veces candidato para la nominación presidencial, John Edwards, no salió bien librado del escándalo que surgió de su indiscreción matrimonial con Rielle Hunter, mientras que su esposa luchaba contra el cáncer de seno, y por el que fue llevado a juicio por sospechas de desvió de recursos de campaña destinados a Hunter.
De acuerdo con el sicólogo y profesor de la Universidad de Temple, Frank Farley, uno de las principales razones por las que los detalles de la vida amorosa de los líderes políticos y de negocios causan tanto revuelo entre los ciudadanos es debido a las altas expectativas que tienen sobre ellos.
“Usualmente tenemos el concepto de que estas personas son muy inteligentes y hábiles. Han logrado mucho más que la mayoría de nosotros, por lo que asumimos que pueden resistir las tentaciones o evitar errores que nosotros mismos cometemos”, dijo en entrevista para Excélsior.
Sin embargo, no todas estas historias han tenido un final amargo, por lo menos no para Suzy Wetlaufer, la actual y tercera esposa de Jack Welch, con quien inició un romance después de que se conocieran durante la entrevista que ésta le hiciera para la revista Harvard Business. Una vez que la relación se hizo pública, Welch tuvo que abandonar su puesto en General Electric en la que se había desempeñado con mucho éxito.
Elizabeth Lampert, asesora política y actual directora de la firma de relaciones publicas West Coast Public Relations, opinó que una de los principales razones para declinar al puesto en el que se encuentran es evitar afectar más a las organizaciones o empresas a las que pertenecen: “es parte de la reparación de daños y reputación de la persona implicada, salir a luz pública además de trabajar en reconstruir las cosas que son importantes para esa persona, como la familia, su carrera y la confianza”.
La mejor forma de manejar la situación y superarla se resume en pasos muy específicos: “decir la verdad, pedir perdón, implementar cambios verdaderos y mostrar los esfuerzos que estás haciendo para reconstruir la confianza”, dijo Lampert.
Esta receta para intentar volver a ganar credibilidad probablemente la haya seguido el ex presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, puesto que hasta ahora su carrera política ha seguido un honorable camino como colaborador humanitario en África y alrededor del mundo a través de su organización no gubernamental Clinton Fundation. Pero no fue fácil para el ex mandatario dejar atrás uno de los escándalos sexuales más señalados de todos los tiempos, cuando se descubrió que tuvo sexo oral con Monica Lewinsky, que en aquel momento tenía 22 años y era becaria de la Casa Blanca.
El ex primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, por su parte, ha llevado al siguiente nivel los escándalos sexuales de políticos, puesto que en más de una ocasión ha sido acusado de organizar fiestas para las personas de su círculo más cercano, a las que asistían jóvenes prostitutas, además del tan famoso caso Ruby en el que se le acusó de haber pagado a una joven, entonces menor de edad, de origen marroquí, por sus servicios de acompañante, por el que se presentaron cargos contra el ex jefe de gobierno italiano.
Dominique Strauss-Kahn, es otro de los líderes mundiales que engrosa esta lista, el ex director del Fondo Monetario Internacional (FMI) fue acusado en mayo de 2011 de intento de violación por una camarera del hotel de Nueva York en el que se hospedaba, así como de enfrentar similares acusaciones por parte de una escritora francesa, aunque ambas querellas fueron desestimadas, pero los detalles sobre sus costumbres sexuales, como frecuentar bares swingers y contratar prostitutas, han estado saliendo a la luz desde aquel día.
Condenado a siete años de prisión por dos caso de violación y acoso sexual a varias de sus secretarias, Moshe Katsav, ex presidente de Israel, también forma parte de la lista de escándalos sexuales.
Mayor exposición pública
Las nuevas tecnologías y los medios de comunicación digital provocan una mayor exposición de las figuras públicas y resulta complicado, si no es que imposible que un desliz de esta índole no se propague una vez que sale a la luz.
El ex gobernador de Nueva York, Eliot Spitzer; el congresista republicano, Mark Foley, y el senador, Larry Craig, fueron algunos de los servidores públicos estadunidenses que estuvieron en el ojo del huracán durante meses por faltas de este carácter.
La carrera política del demócrata Spitzer terminó abruptamente cuando se reveló que era uno de los principales clientes de una red de prostitutas de “lujo”, en especial de una mujer de 22 años de nombre Ashley Alexandra, quien adquirió relevancia mediática por su evidente belleza.
Por otra parte, Foley era un respetado republicano hasta que se descubrieron los mensajes sexuales que envió a varios hombres, entre los que se encontraba un joven de 17 años, a través de una página de internet de encuentros entre varones.
Quizá la revelación más escandalosa de estos funcionarios fue la del senador republicano Larry Craig, en 2007, cuando fue arrestado en el baño del aeropuerto de Minneapolis, teniendo relaciones sexuales con otro hombre.
En el pasado, hombres con imagen respetable también han cometido severas faltas al código ético que dicen seguir, aunque éstos no alcanzaron la exposición masiva de sus secretos amorosos. Entre ellos podemos mencionar al ex presidente de Estados Unidos Thomas Jefferson, a quien se le adjudican varios hijos producto de una relación con Sally Hemings, una presunta esclava con la que vivió en concubinato después de que Jefferson quedara viudo.
No tan secreto fue el gusto de Jeremy Thorpe, líder del partido británico liberal en 1967, por las relaciones con personas de su mismo sexo, aunque el escándalo salió a la luz en 1979, los rumores destruyeron su carrera política en un tiempo en que la homosexualidad estaba prohibida en Reino Unido.
Otro más de los secretos a voces fueron las constantes faltas matrimoniales del ex presidente y playboy, a quién se le acusa de constantes encuentros con hermosas mujeres en la Casa Blanca, entre las que figura la estrella de cine Marilyn Monroe y Mimi Alford, esta última años más tarde reveló sus encuentros secretos en un libro titulado Once upon a Secret (Había una vez un secreto).
Mimi Alford, una mujer que durante 50 años no se atrevió a soltar el bombazo que vivió en su adolescencia, sino hasta febrero de este año, aseguró que perdió la virginidad cuando era becaria en la Casa Blanca con el presidente de EU, John F. Kennedy.