Los 20 niños recibieron de 3 a 11 tiros a quemarropa

Newtown-Washington • La policía trataba ayer de reconstruir paso a paso la matanza del viernes en Newtown, Connecticut, tras la difícil tarea de difundir los nombres de los 26 fallecidos en la escuela primaria Sandy Hook, entre los que se encuentran 20 niños, al tiempo que el debate sobre el permiso y control de armas crecía y nuevos tiroteos se realizaban en EU.

“Nunca vi algo como esto”, declaró el director de la Oficina Forense de Connecticut, Wayne Carver, al desvelar en una conferencia de prensa la lista de los veinte pequeños y seis adultos que perdieron la vida el viernes cuando el joven Adam Lanza irrumpió en el colegio, disparando a quemarropa.

De acuerdo a Carver, todas las víctimas habían sido alcanzadas por “entre 3 y 11 balazos” cada una.

“No tengo los detalles de todos los fallecidos, pero algunos sufrían heridas devastadoras. Por supuesto, todos fallecieron por herida de bala. No creo que ninguno de mis colegas haya visto algo así antes tampoco”, expresó Carver.

“Intentamos hacer nuestro trabajo lo más profesionales y fuertes que pudimos”, dijo.

La policía informó a su vez que 16 de los 20 niños tenían 6 años y cuatro ya habían cumplido 7. Doce eran niñas y ocho varones. Entre los adultos están la directora del centro, Dawn Hochsprung; la psicóloga, Mary Sherlach, y cuatro profesoras. La mayor tenía 56 años.

Los acontecimientos posteriores a la matanza siguen siendo confusos, pero The New York Times sostiene que Lanza no tuvo dificultades para superar todas las medidas de seguridad de la escuela porque la directora le abrió la puerta, ya que conocía a la madre de Adam, ex docente del centro educativo. La policía, por el contrario, sostuvo ayer que el tirador ingresó a la fuerza.

Según los últimos datos ofrecidos por el teniente de la policía estatal de Connecticut, Paul Vance, la tragedia comenzó a primera hora de la mañana del viernes, cuando el joven disparó mortalmente a su madre, Nancy Lanza, en la cara y después se dirigió en coche hacia el colegio con un rifle Bushmaster 223 y dos pistolas semiautomáticas, una Glock y una Sig Sauer, que su madre había comprado legalmente.

Además de las armas empleadas en la matanza, todas registradas a nombre de la madre de Adam, la mujer tenía otras tres en su casa.

Según explicaron algunos residentes en la ciudad, Nancy Lanza era coleccionista de armas y llevaba a sus hijos a prácticas de tiro. Su otro hijo, Ryan, vive en Hoboken, Nueva Jersey, y según la policía no está relacionado con la matanza.

Peter Lanza, padre de Adam, dijo ayer que “no hay palabras para expresar lo rotos que estamos (…) estamos apenados y tratando de encontrar sentido a lo ocurrido”.

Las autoridades todavía no han dado claves sobre los motivos que pudieron llevar a Adam Lanza a perpetrar la masacre y luego suicidarse.

El presidente de EU, Barack Obama, reiteró ayer la necesidad de tomar una “acción significativa” para evitar más tragedias, un fatal incidente.

Mientras tanto, algunas voces han vuelto a alzarse sobre la regulación para el acceso a las armas, como lo hizo el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, quien replicó a Obama asegurando que no sólo se necesitan sus condolencias.

El editor del prestigioso semanario New Yorker, David Remnick, instó en la edición de esta semana a Obama a que no actúe “solo como un padre” ante la tragedia ocurrida en Connecticut, sino que lo haga también como “presidente” y regule la tenencia de armas.

El debate revivió aún más pues mientras los estadunidenses se conmovían ante las imágenes de los padres de los 20 niños muertos, transmitidas por los medios de comunicación, dos nuevos tiroteos sacudían a el país.

Tres personas resultaron heridas ayer después de que un hombre armado entrara en el hospital St. Vincent de Birmingham, Alabama, y abriera fuego en el centro de salud.

El agresor fue abatido y un portavoz de la policía aseguró que los tres heridos, dos empleados del hospital y un agente están fuera de peligro.

Mientras tanto en Nevada, se daba a conocer que el viernes un hombre le disparó a una trabajadora de un hotel de Las Vegas y poco después se suicidó de un balazo. No se identificó a la víctima ni al pistolero.