CIUDAD DE MÉXICO, 10 de mayo.- Deciden adoptar la maternidadChris de cinco años, hoy representará a Mowgly, el niño de El Libro de la Selva, que creció sin padres como él. Se pondrá un taparrabos y una peluca para el festival escolar. Desde alguna parte como público, Ana María Carrión, lo estará mirando. Ella perdió una batalla para ser madre biológica. Este 10 de mayo para los dos será el más importante de sus vidas.
Por primera vez Mowgly buscará y encontrará una mirada entre decenas de madres y Ana también entre los pequeños. Con esta complicidad se terminará un dolor añejo de nueve años por no poder ser madre y de Chris, por no poder ser hijo de alguien.
Hace unos meses, Ana recibió la llamada de una casa hogar en Guadalajara con la noticia de que ya tenía hijo, Chris la estaba esperando. “No sabíamos cómo era físicamente, sólo sabíamos de sus ojotes y su sonrisa, pero físicamente no. Imagínate qué hermoso es amar a alguien tan esperado, amarlo de tal manera, tan impresionante, con sólo saber su nombre”, relata.
Después de colgar con el sicólogo y tener la certeza de que Chris estaba listo para dejar la casa hogar, Ana compró dos boletos de autobús (para ella y su marido). Lo primero que pudo observar al conocer a su hijo es que era el más pequeñito y el más consentido.
Se ganó el título de mamá
A casi 16 kilómetros del kínder de Chris, en ciudad Satélite, hoy Mercedes Jaime y sus dos hijos: Manuel y Luna, estarán viviendo una historia similar a la de Chris y Ana. “Será una fiesta maravillosa”, asegura Mercedes.
Ella intentó ser madre durante casi once años y los hermanos: Manuel, de nueve años, y Luna, de siete, nunca tuvieron una mamá para celebrarla.
Para Mercedes fue difícil ganarse ese título de la persona más importante en la vida de un niño: “mamá”. Pasaron al menos tres meses de la llegada de Luna y Manuel para que se animaran a llamarla así.
Aunque ella no se desveló o cambió pañales, ni amamantó a sus hijos, sí tuvo que convencer a Manuel de que no los regresaría a la casa hogar, y por ejemplo, quedarse pegada a él toda una noche mientras enfrentaba su miedo al abandono. “Necesitaba una certeza de que yo iba a estar ahí para decirme mamá”.
Luna fue la última en soltar esa palabra, pero el momento en que Mercedes supo que se había hecho parte de la vida de su hija fue una tarde mientras conducía. “Los había recogido de la escuela y mi hija dijo: ‘¡Ay, ma! Hubiera nacido de tu panza’. Y es una alegría, es una aceptación de ella que soy su mamá, y yo todavía le dije: ‘No, mi amor, no naciste de mi panza, pero naciste de mi corazón’. Y ella me contestó: ‘Pero el corazón no sirve para tener hijos’”.
Pero el corazón sí sirve para ofrecer una familia a un niño sin padres, y para desarrollar la maternidad a una mujer que se enfrentó a fallidos procesos de fertilización.
Mientras Mercedes y Ana daban a Excélsior la entrevista, detrás de ellas estaba el cunero de Vifac (Vida y Familia) Estado de México, institución a través de la cual adoptaron a sus hijos. Allí 27 bebés esperan a una familia.
Ana es ahora madre de un niño de cinco años y desde hace unos meses, Mercedes adoptó a dos hermanitos de sangre.
Ellas son una verdadera excepción, porque no hay parejas que acepten a niños de adopciones especiales: mayores de 5 años, grupo de hermanos y con alguna discapacidad, según el Centro de Estudios de Adopción AC.
No quieren adoptar niños mayores
Desde junio, Rosalía Ruiz adoptó a dos hermanitas: Bere y Caro. Cuando recibió la propuesta de la casa hogar para ser su madre aceptó sin pensarlo, fue espontáneo.
“En ese entonces las niñas tenían 10 y 12 años y no había quién las adoptara por su edad. Nadie quiere adoptar a niños grandes”, asegura Rosalía. Bere y Caro también celebrarán por primera vez un 10 de mayo. Ellas vivieron más de cinco años en la casa hogar.
Las cifras más actualizas del DIF nacional revelan que así como Caro, Bere, Manuel, Luna y Chris que vivían apenas hace un año en instituciones, hay en México 28 mil 107 menores en esta situación; lo más dramático es que se han ido reduciendo el número de adopciones, de 2009 a 2011 disminuyeron 66 por ciento, pasando de dos mil 367 a sólo 805.
En estos primeros meses como madre, Rosalía ha visto a sus hijas cómo aprendieron a nadar, a andar en bicicleta, Caro ya lee cuando ni siquiera conocía las letras.
Ellas han invertido mucho tiempo para consentir hoy a su mamá. Desde hace semanas se están quedando una hora después de clases y Rosalía las ha escuchado ensayando canciones dedicadas a las madres. “También sé que están haciendo un trabajo manual para mí, eso sí, siempre me hacen cartitas y dibujos, diciendo ‘eres la mejor mamá del mundo’”, comenta.
Algunas esperan el regreso de sus hijas
Madres de desaparecidas en Ciudad Juárez se manifestaron en plazas públicas y oficinas policiacas del gobierno de Chihuahua, en protesta por las “deficientes y lentas” investigaciones en la búsqueda de sus hijas.
Norma Laguna Cabral, de 42 años, espera desde el 23 de febrero de 2010 el regreso de su hija Idalí, y la quiere viva, no en partes ni muerta, luego de que la Fiscalía del Estado le entregó el año pasado dos huesos.
Bajo el lema de Un año más sin abrazar a mi hija y en el marco del Día de las Madres, ONG salieron a las calles de Chihuahua a protestar por las desapariciones, feminicidios y trata de mujeres, problema que dijeron no se ataca adecuadamente por las autoridades, lo que ha provocado que se sigan dando casos en toda la entidad.
De acuerdo con información de la Fiscalía de Género, en el municipio de Chihuahua hay reportes vigentes de 39 mujeres desaparecidas, nueve en lo que va de 2013. Este mismo año se han dado 13 homicidios de género.
En Ciudad Juárez, de 1995 a lo que va de 2013 suman 107 mujeres desaparecidas; sólo en abril se recibieron 32 reportes.