Han despedido, podría decirse, al “capitán del socialismo” en México. La voz es de su compañera, doña Martha Recasens, ante el féretro del político que unificó a las izquierdas en vida y que en la muerte reunió, en su despedida, a los muchos colores y matices de gente que entonó por él La Internacional, en el Museo de la Ciudad de México.
Proclama ella la despedida a Arnoldo Martínez Verdugo, con un poema de Walt Whitman: “¡Oh, capitán!, ¡mi capitán!, nuestro terrible viaje ha terminado,/ el barco ha sobrevivido a todos los escollos,/ hemos ganado el premio que anhelábamos,/ el puerto está cerca, oigo las campanas, el pueblo entero regocijado…”.
En el patio de la casona de rojo tezontle está el féretro del hombre que supo reunir voluntades, que tiñó de rojo el Zócalo, por primera vez, en 1982, en el cierre de su campaña presidencial histórica.
Está reunida la vieja guardia, la de un comunismo que pervive, que lideró Martínez Verdugo en los sesentas y que supo convertir las siglas del PCM, una organización sin registro legal, en el Partido Socialista Unificado de México (PSUM) y que con el acontecer político se transformó en Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Ahí están hombres y mujeres que siguieron a Martínez Verdugo. Todos admiradores de su trayectoria, sus convicciones, de su pasión comprometida por el socialismo democrático.
Y comparten el luto. Y los unifica el hombre de perfil socialista y la voz de doña Martha Recasens, que le dan sentido al dolor de la partida, con el poema de Whitman.
Compañero de viaje
La primera guardia de honor, en ese nicho que es el patio del Museo de la Ciudad de México, está formada por su viuda, doña Martha Recasens; el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, Cuauhtémoc Cárdenas, Ifigenia Martínez, Jesús Zambrano, Alejandro Encinas, Porfirio Muñoz Ledo y Maricela Contreras, jefa delegacional de Tlalpan.
Todos, compañeros de viaje, de la hazaña de construir la izquierda organizada de México, en la despedida al guía. Cuauhtémoc Cárdenas Solorzano, en comentarios, reconoce el aporte de Martínez Verdugo al desarrollo de la izquierda mexicana; Jesús Zambrano, presidente del PRD, dice que este partido heredó el registro original de 1979, del PCM, el que consiguió Arnoldo, “el capitán del barco”.
Porfirio Muñoz Ledo dice que este es el homenaje póstumo más emotivo, sutil, sin sectarismos. Recordó al líder ejemplo de la política, con sus dotes, la sagacidad, la gran inteligencia, la honestidad.
Lucía García Noriega y Nieto, secretaria de Cultura del Distrito Federal, asegura que han rendido homenaje a un hombre de excepción, como lo retrata su compañera de la vida, Martha Recasens, en una carta a la que también da lectura, y que singnifica una reflexión con todos, sobre Arnoldo Martínez Verdugo, cabal, ético, coherente. Le dio modernidad a la izquierda.
Militantes y dirigentes rodean el féretro. Están también sus hijos y familiares, entre ellos su hija Alba Martínez, así como doña Rosario Ibarra, Carlos Payán, Salvador Martínez Della Rocca, Mario Delgado. Canta Amparo Ochoa, Te Quiero, de Mario Benedetti, y los de la vieja guardia entonan La Internacional: “Arriba los pobres del mundo/ en pie los esclavos sin pan/ gritemos todos unidos ¡Viva La Intermacional!”.
“¡Oh, capitán!, ¡mi capitán!, nuestro terrible viaje ha terminado”, cantaron.