Río de Janeiro, Brasil • En el discurso más prolongado e importante de sus cuatro meses de pontificado, el papa Francisco criticó directamente el mensaje “intelectual” de la Iglesia y pidió llegar a la gente común con amor y compasión durante el cierre de la 28 Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).
Al dirigirse a los obispos brasileños, el pontífice dijo que los católicos de a pie no comprenden ideas tan elevadas y necesitan escuchar un mensaje más simple de amor, perdón y misericordia que está en el centro de la fe católica.
“A veces perdemos fieles porque no comprenden lo que estamos diciendo, porque hemos olvidado el lenguaje de lo simple e importamos un intelectualismo extraño a nuestro pueblo”, dijo.
“Sin la gramática de la simplicidad, la Iglesia pierde las condiciones que hacen posible buscar a Dios en las profundas aguas de su misterio”, abundó.
En el discurso en que presentó la clase de Iglesia que desea, Francisco pidió a los obispos que reflexionen por qué miles de católicos han abandonado la Iglesia para afiliarse a congregaciones protestantes y pentecostales, que han crecido exponencialmente, particularmente en las favelas.
Según el censo de Brasil, de 2000 a 2010 la cantidad de católicos bajó de 74 a 65 por ciento. Durante el mismo periodo, la cantidad de evangélicos y pentecostales se disparó de 15 a 22 por ciento de la población.
Francisco ofreció una lista de explicaciones francas. “Quizás la Iglesia parecía demasiado débil, quizás demasiado distante de sus necesidades, quizás demasiado pobre para responder a sus preocupaciones, quizás demasiado fría, quizás demasiado preocupada por sí misma, quizás prisionera de sus propias fórmulas rígidas”, dijo.
“Quizás parece que el mundo ha hecho de la Iglesia una reliquia del pasado, mal preparada para nuevas interrogantes. Quizás la Iglesia puede hablar al pueblo en su infancia, pero no a los mayores de edad”, agregó.
Francisco preguntó si la Iglesia de hoy todavía puede “entusiasmar el corazón” de sus fieles con sacerdotes que se tomen el tiempo para escuchar sus problemas y no alejarse de ellos.
“Necesitamos una Iglesia capaz de volver a descubrir la misericordia. Sin misericordia, tenemos pocas posibilidades hoy en día de ser parte de un mundo de personas que necesitan comprensión, perdón y amor”, aseguró.
FLASHMOB
A pesar de la evaluación crítica de Francisco sobre la situación de la Iglesia, la recepción que le brindó el pueblo en Brasil ha mostrado que puede atraer a grandes masas. Los cuatro kilómetros de playa de Copacabana estaban repletos desde la vigilia del sábado por la noche.
Alrededor de 3 millones de católicos que abarrotaron el lugar y bailaron al unísono una coreografía en homenaje al papa Francisco antes de la misa de cierre de la JMJ.
Sacerdotes, obispos, religiosos y la multitud de personas que ocupa la arena, muchas de los cuales pernoctaron ahí mismo, realizaron los pasos sencillos levantando brazos y saltando.
Lo ensayaron hoy mismo en la playa antes de la llegada del pontífice y en las últimas semanas gracias a un video puesto en el portal de internet de Youtube.
Los responsables de la idea afirmaron que pretendían batir el récord del mayor flashmob del mundo, como se conoce a las coreografías realizadas por un grupo de forma intempestiva en un lugar público para después disolverse.
Sin embargo, en este caso los fieles realizaron el baile sin llegar de improviso ni disolver la concentración una vez que se terminó la canción, titulada “Francisco” y compuesta para la ocasión.
La canción hablaba de “la bendición” que trae el pontífice y “la esperanza de amor y de paz”.
El director artístico Edson Erdmann, responsable de los actos en el Campus Fidei, explicó que la coreografía era “simple” para facilitar que se la aprendieran todos los peregrinos.
Según los organizadores, 3 millones de personas se congregaron ayer en la playa para el último acto de la JMJ.