Querétaro • El procurador General de la República, Jesús Murillo Karam, afirmó que los gobiernos débiles utilizan la fuerza y los fuertes son aquellos capaces de ser tolerantes, como ha sido la estrategia de la administración federal con la CNTE.
Sostuvo que el Estado mexicano muchas veces se enfrenta a decisiones difíciles de tomar, porque la línea que separa la firmeza del autoritarismo es muy tenue y cuando hay desconfianza, “cuidado en no definir esa línea que es lo que permite mantener la paz”.
Al participar en el primer Congreso Nacional de Derecho de la Red de la Universidad Anáhuac, en Querétaro, se le preguntó si su discurso de tolerancia y de procurar medir el uso de la fuerza incluye a los maestros que han realizado una serie de bloqueos y desmanes en la Ciudad de México.
“Aplica en todos los casos, o sea, hablé de un gobierno que tiene que ser firme y que su firmeza implica todos los mecanismos que tengan que ver con ética, con moral y con la ley”, puntualizó.
El funcionario sostuvo que la tarea de devolver a México la capacidad de vivir en un Estado de derecho, en el que no haya la necesidad de tener órganos tan grandes aplicando el derecho, tiene que partir de la educación.
“Si pudiéramos utilizar la razón en función de la confianza para redimir los principales problemas no tendríamos violencia. El Estado se enfrenta en consecuencia a veces a decisiones difíciles de tomar, porque la línea que separa a la firmeza del autoritarismo es muy tenue, y cuando hay desconfianza, cuidado, en no definir esa línea es lo que permite mantener la paz”.
“Generalmente, y lo vemos en la historia del mundo, los gobiernos débiles utilizan la fuerza, los gobiernos fuertes son capaces de ser tolerantes y esto es lo que debe definir un gobierno fuerte. Y eso es lo que debe definir el propósito claro del gobierno; la búsqueda de la paz, de la tranquilidad, la eliminación de la violencia”, agregó.
Murillo expuso que cuando la paz y el respeto a la vida están por encima, la aplicación de la ley tiene que convertirse en un acto en el cual la firmeza sea contundente, pero evitar la violencia o la sangre o el autoritarismo se convierten en valores superiores, “y esa es la función de un Estado fuerte”.