Llevan el arte a los focos rojos de violencia

CIUDAD DE MÉXICO, 1 de enero.- La música, el teatro y las novelas no son sólo para los grandes foros, un público elegante o el sillón de la sala. El arte, según sus creadores, es un medio para combatir la violencia, conocer de cerca a las víctimas y de paso reparar el tejido social.

Cuatro artistas mexicanos ofrecen desde su técnica un acercamiento a zonas de pobreza, a regiones aquejadas por el crimen organizado y a personas en centros penitenciarios. Esto, para tomar una postura ante la delincuencia y promover un discurso que rompa los estereotipos en las comunidades marginadas.

“Hay varias razones por las que trabajamos en una actual zona de guerra como es Veracruz. El primero obedece a intereses personales, el segundo ahora obedece a contrarrestar ese clima de violencia, en especial entre los jóvenes indígenas, en brindarles espacios para recrear el arte y la cultura náhuatl y sobre todo a profesionalizar a los jóvenes, que ellos no se involucren en redes de violencia y crimen”, dice la escritora Judith Santopietro, del proyecto Iguanazul: literatura en lenguas originarias.

“Hacer teatro en un recinto no tradicional es nuestra postura artística y política como actividad socializante, creemos que el teatro debe salir de su zona de confort para ser reincorporado a la vida social”, afirma Édgar Uscanga, productor de La Causa Teatro, encargado de reunir testimonios de víctimas de prostitución para hacerlos obras teatrales.

Vidas reales a escena

Édgar Uscanga descubrió una forma de hacer teatro a partir de la prostitución y la violencia contra las mujeres.

Es el productor del proyecto teatral Objeto 600, que realiza una investigación y escribe una obra a partir de los testimonios que le comparten las propias víctimas.

Actualmente, el capitalino de 28 años trabaja con los internos de los Centros de Readaptación Social Femenil y Varonil de Santa Martha Acatitla.

Desde hace cinco años, la compañía La Causa Teatro se ha dedicado a llevar este arte a zonas marginales y a nuevos públicos.

Desde estudiante, el teatrero soñó con llevar las puestas de escena a donde nadie más lo hacía. Ahora, junto con otros tres colegas, poco a poco se acerca a eso. Hace teatro para “90% de la gente que no tiene acceso a él”, aseguró el creador.

“Llevar teatro a internos de los Ceresos me hizo sentir una gran responsabilidad con mi oficio, porque en ese contexto me di cuenta de que nuestra principal responsabilidad como creadores es generar discursos, tomar una postura y sobre todo romper con estereotipos acerca de lo social y los públicos marginados”, sostiene.

Para la compañía, ha sido fácil llevar el teatro a los salones de los penales, luego de comunicarse con la Dirección de Educación y Cultura de cada centro de readaptación.

La magia del arte se rompe cuando las víctimas de trata de personas o esclavitud sexual hablan de sus vivencias con los artistas.

“Todos los testimonios han sido fuertes. Para este espectáculo hicimos mucho trabajo de campo con prostitutas. Lo que más nos impactó es que, al contrario de lo que se piensa, la mayoría de las prostitutas son forzadas y pertenecen a una red de trata de personas”, asegura el joven que se inspiró en el libro Esclavas del Poder, de la periodista Lydia Cacho.

Violencia y Arte

Los creadores llevan su mensaje a través de sus obras artísticas a las diferentes regiones en donde hay violencia.

Según los creadores y promotores culturales, las expresiones artísticas no están reservadas para un público en específico.

Asimismo, el arte puede ser un instrumento para combatir la violencia, además de conocer a las víctimas y reparar el tejido social.

Las muestras artísticas en sus diferentes expresiones son llevadas a zonas de pobreza, regiones aquejadas por el crimen organizado y personas en centros penitenciarios.

La idea de los artistas es promover un discurso que rompa los estereotipos en las comunidades marginadas.

Los creadores llegan a cárceles y zonas marginales para dar muestras de teatro.

Hay casos de víctimas que comparten testimonios con los artistas.