El PAN es, ahora, más pragmático y de derecha

GUADALAJARA, JALISCO (15/ENE/2012).- En 2009, el investigador emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Roger Bartra, se preguntó: ¿Existe una derecha moderna? ¿Es posible unir estos dos conceptos o son intrínsecamente opuestos? ¿Es comprobable la idea de Gabriel Zaid: en México hay una derecha conservadora y una derecha liberal?

Todas esas preguntas siguen flotando en un aire muy espeso. Más de una década en el poder ha provocado un desgaste electoralmente ineludible para el gobernante Partido Acción Nacional (PAN). El debate acerca de los principios que debe ostentar el partido, su cercanía con las fuerzas conservadoras o su apertura a variantes liberales, simplemente ha desparecido. En su lugar, la rivalidad entre facciones al interior del PAN, nunca había sido tan marcada. Felipe Calderón, el único Presidente que podemos catalogar como identitaria y abiertamente panista, ha sustentado su gestión en un control férreo de muchas estructuras partidistas. Parece que como nunca antes en el PAN, el Presidente de la República mantiene una hegemonía capaz de palomear puestos de elección popular, influir en las estrategias políticas y someter la lógica interna del partido a sus designios.

En entrevista con esta casa editorial, Alberto Aziz Nassif, uno de los investigadores en materia política con más credibilidad del país, dice estar de acuerdo con esta visión que identifica el sexenio de Felipe Calderón, una vulneración profunda a la autonomía del partido. Lo cual, si lo extrapolamos a los años de dominio hegemónica del Partido Revolucionario Institucional (PRI), el estilo de gobernar del Presidente no se distancia tanto de aquél régimen. Sin embargo, Aziz Nassif prefiere una reflexión más crítica y señala que la cultura política de los panistas tiene divergencias profundas con las desarrolladas por el tricolor, lo que no significa que “el PAN se haya vuelto un partido más pragmático y más vinculado a las causas de derecha”.

Y es que el PAN históricamente ha presumido su ideal democrático que se materializa en procesos internos competitivos y abiertos a la militancia o, incluso, a población. Sin embargo, como hemos podido presenciar en los últimos días, que el Comité Ejecutivo Nacional del blanquiazul ha optado por favorecer algunas “candidaturas únicas” en algunas regiones, donde la rentabilidad electoral no está de lado de aquellos que poseen mayor liderazgos en los comités estatales y locales. Ante esta realidad, que contrasta con la tradición panista, identifica que la “cultura opositora” que fue clave para entender el papel que jugó por muchos años el blanquiazul.

— ¿Considera que Felipe Calderón es un activo a presumir del PAN o una administración que deben esconder para que no les afecta electoralmente?

— Creo que la participación de Felipe Calderón va a ser importante. Como ha demostrado hasta la fecha, su actividad con fines electorales será permanente, no creo que el Presidente se vaya a esconder detrás del escritorio. Además, es importante decir que para un grupo, encabezado por el precandidato Ernesto Cordero, es un activo. Este grupo definitivamente defenderá la labor del Presidente, utiliza la plataforma presidencial como base programática. Josefina Vázquez Mota tampoco se distancia demasiado de Calderón, creo que el único lejano en términos de discurso es Santiago Creel. Definitivamente hay temas que son defendibles y que, seguramente, serán foco de los panistas en la campaña. Aunque tampoco pueden los candidatos mostrar demasiada cercanía, sobre todo, por que hay algunos temas que causan polémica y han recibido críticas muy agudas, el tema de la seguridad es uno de ellos.

— Y entrando a los temas de campaña muy puntualmente, ¿cuáles son aquellos en los que Felipe Calderón puede abonar a la popularidad del partido y cuáles son en los que perjudica el posicionamiento electoral del PAN?

— De alguna manera, ellos se han encargado de que la agenda presidencial sea monotemática (que el acento esté puesto en materia de seguridad). Al final la narrativa monotemática de Calderón, que ha privilegiado el tema del narcotráfico como el discurso prioritario, será su mayor oposición. Es decir, Calderón, en campaña, es víctima del énfasis tan marcado que ha puesto en el tema de la seguridad pública. Es complicado al final del sexenio tras tanto debate sobre la estrategia, posicionar algún tema por encima de la seguridad. Está el tema de la salud, que a través del Seguro Popular es una instancia que genera innumerables debates, donde han tratado de poner todas las baterías; las carreteras y la infraestructura también han constituido una apuesta terminal del Presidente. Sin embargo, la cosecha del Presidente provendrá de lo que fue su obsesión durante todo el sexenio: la seguridad pública.

— Hacia al interior de Acción Nacional, ¿Cuánta influencia tiene el Presidente? ¿Tanta como demuestran las opiniones de analistas?

— Creo notable las variadas formas de vinculación que Calderón tiene con el PAN. Si recordamos, Vicente Fox fue el externo, no surgió de una trayectoria íntimamente vinculada al partido. Calderón se desarrolló en distintos cargos al interior de la estructura del PAN y su liderazgo ha sido certero, ya que su conocimiento del partido le facilita tal labor. En el equipo de campaña de Ernesto Cordero, podemos ver a los personajes cercanos a Felipe Calderón y hasta en el equipo de Josefina Vázquez Mota, donde encontramos a un hombre tan ligado al Presidente como Roberto Gil Zuarth (Gil fue secretario particular del Presidente y fue impulsado por el propio Calderón, a la dirigencia nacional del PAN).

— En su columna de esta semana, hacía un símil entre la Estela de Luz (la construcción del bicentenario recientemente inaugurada) y los tiempos políticos del PAN. ¿Qué estela y forma de gobernar hereda Felipe Calderón, sobre todo, en su relación con el blanquiazul? ¿Hay algún símil con el PRI?

— Se podría pensar que desde el inicio hay un afán, en efecto, de tener un control partidista marcado. Así también, podríamos trazar algunas características comunes con la forma de ejercer el control partidista del priismo. Sin embargo, creo que las culturas políticas de ambos partidos son distintas. Lo que sí podemos afirmar es que el PAN se ha convertido en un partido más conservador, pragmático y con tendencia a la derecha. A pesar de la presencia de amplias capas de militantes panistas no formados en la cultura política vertical y corporativa del PRI, la desaparición de esa lucha desde la oposición, ha llevado al PAN hacia el pragmatismo y no hacia una definición de sus principios.

— La elección parece no mostrar un debate de cambio o continuidad o de derecha o izquierda; la palabra cambio luce desacreditada y desgastada, ¿qué íconos o conceptos serán clave en los discursos electorales?

— Definitivamente hay un problema para definir en estos términos el proceso electoral que vivimos. Como hemos visto, las dos pasadas elecciones se convirtieron en referéndum; en el año 2000 fue entre más PRI o democracia; en el 2006 entre el cambio ofrecido por el PAN durante su primera gestión y lo que podía ofrecer la izquierda en este sentido. Considero que no existe una diferencia tan grande entre las plataformas programáticas del PRI y del PAN. En materia económica, social o política, los proyectos se parecen mucho. Por el otro lado, la izquierda o, lo que podemos llamar, la coalición redistributiva, si ha planteado algunas políticas públicas que rompen con lo que hemos visto en los últimos años, particularmente en la Economía. Claro que hay un desgaste del concepto del cambio, al grado de que el ánimo es de decepción, de falta de entusiasmo. La transición política no ha dado los frutos que prometió, y la consecuencia ha sido el descrédito de la palabra cambio. Para la izquierda, tratar de llevar el debate hacia un “cambio real”, haciendo un símil con los países que han logrado transiciones palpables hasta que la izquierda llegue al poder, es una oportunidad para pedir el voto de la ciudadanía que luce harta y claramente decepcionada de la transición.

PERFIL
Analista e investigador

Más de 30 años trabajando de tiempo completo en el Centro de Investigación y Estudios Sobre Antropología Social (CIESAS), hacen de Alberto Aziz Nassif uno de los especialistas en temas políticas más reconocidos del país. Así también, una producción bibliográfica que contiene publicaciones en libros, revistas y columnas en diarios, son un reflejo de los amplios alcances que ha logrado la sólida opinión de Aziz Nassif.

Alberto no desconoce las tierras tapatías. En 1974, el ahora investigador llegó a Guadalajara para estudiar la carrera de Ciencias de la Comunicación el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). Tras concluir sus primeros años de estudios profesionales, Alberto Aziz se fue a la Ciudad de México a estudiar Sociología, también a una escuela jesuita, a la Universidad Iberoamericana (UIA).

La formación de Alberto Aziz no quedó ahí. Cuatro años después de concluir la maestría, comenzó el doctorado en Ciencias Sociales en la UIA, para posteriormente realizar estudios posdoctorales en Universidad de California en San Diego. Su calidad académica lo ha llevado a innumerables centros educativos como docente: la propia UIA, la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y hasta la Sorbona en París y la Universidad de Utrecht en Holanda.

Entre sus múltiples publicaciones están La cultura subalterna en México, una aproximación teórica para su estudio; Poder y discurso de la reforma política en México; Historia y coyuntura de la reforma política en México, entre otros.

FRASE

«(Felipe) Calderón, en campaña, es víctima del énfasis tan marcado que ha puesto en el tema de la seguridad pública»
Alberto Aziz Nassif,
investigador en materia política.