Los incendios intencionales a Sabritas comenzaron la madrugada del sábado en los municipio de Apatzingán y Lázaro Cárdenas. En Uruapan las bodegas fueron quemadas por la tarde, a plena luz del día con transeúntes caminando y con lujo de violencia
PRECAUCIÓN. Miembros del Grupo de Operaciones Especiales vigilan alrededores de la empresa Sabritas en Uruapan, Michoacán.
MICHOACÁN
Ha pasado casi una semana de los ataques a las bodegas de la empresa Sabritas en Uruapan, Michoacán, y Pedro N. ya no sabe qué hacer en su casa.
Se pasea estos días nervioso por su sala, porque prevalece en su conciencia la intranquilidad de verse sin empleo de la noche a la mañana.
Vía telefónica accede a platicar con EL UNIVERSAL a condición de no revelar su nombre “para evitar cualquier cosa” y cuenta que él fue uno de los que llegó antes que nadie al incendió de la bodega, porque andaba cerca.
“Me dijeron que se quemaba mi camión, luego me dijeron que había gente adentro y por fin supe que era algo mucho más grande. No era mi camión, eran todos los 17 que estaban ese día encerrados”.
Hasta hace unos días la rutina laboral de Pedro comenzaba a las cuatro de la madrugada, hora en la que se levantaba para arreglarse y llegar puntual a la bodega de la empresa, situada sobre el bulevar principal de la ciudad, al cuarto para las cinco.
A esa hora checaba su entrada, su ruta, su mercancía y hacia el papeleo para devolución de producto.
Los incendios intencionales a Sabritas comenzaron la madrugada del sábado en los municipio de Apatzingán y Lázaro Cárdenas.
En Uruapan las bodegas fueron quemadas por la tarde, a plena luz del día con transeúntes caminando y con lujo de violencia.
“El velador esta enfermo a raíz del incidente. Los ‘amigos’ lo empujaron, lo jalonearon y amenazaron, me contó. Toda la gente que trabajábamos ahí tenemos doble miedo”.
La compañía les ha dicho que esperen unos días a que se aclare la situación, para saber que procede legalmente, y luego conocer cual será el destino de la propia empresa y los trabajadores de la planta de Sabritas en Uruapan, que son más de 30, entre administrativos, intendentes, choferes y cuerpo gerencial.
A pesar de que Uruapan es una de las ciudades más prósperas de Michoacán, Pedro dice que es improbable que pueda encontrar otro trabajo en un corto plazo.