Según la UNICEF, 2 niños con menos de 14 años mueren cada día a causa de la violencia en México. Por otro lado, el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) del Distrito Federal recibió un promedio de cuatro casos de maltrato infantil por día, y en la mitad de ellos (47%) la responsable fue la madre, en el 29% fue el padre, lo que significa que la familia que debería ser el lugar mejor equipado para proteger a los niños y niñas se puede convertir en una zona de riesgo para ellos.
Se denomina maltrato o abuso infantil a cualquier acción (física, sexual o emocional) u omisión no accidental en el trato hacia un menor, por parte de sus padres o cuidadores, que le ocasiona daño físico o psicológico y que amenaza su desarrollo tanto corporal como emocional.
Todo abuso crea en el psiquismo del niño, a lo que ha padecido una especie de posesión, que marca a la víctima y se le transforma en obsesión, fobia o fijación. Por este motivo la persona que no es capaz de liberarse del trauma vivido, tiene a reproducirlos, bien directamente (sufriendo de forma repetida lo que ya había padecido antes o haciéndose lo padecer a otros) o bien indirectamente (procurando alejarse de ellos por todos los medios, y al hacerlo, manteniendo el abuso como centro de todas sus preocupaciones.
Existen varias formas de iniciar el maltrato a un infante, de hecho desde su concepción puede comenzar a manifestarse el maltrato con situaciones como:
1.- si fue o no un hijo programado y deseado?
2.- si fue deseado como hombre y nació una mujer o viceversa
3.- si el niño padece de una constante ausencia de sus padres
4.- usar al niño para atacar o manipular al cónyuge
Todos nosotros reproducimos permanentemente el ambiente emocional de nuestra infancia, regidos bajo ideologías programas como: yo me hago lo que me han hecho a mí, yo me doy lo que me dieron a mí.
Así mismo el maltrato infantil se puede clasificar de la siguiente manera:
1.- el abuso intelectual: insultos, criticas, violencias verbales, desvalorizarte, el cual se divide en:
por exceso: te obligan a comulgar con las ideas políticas de la familia. te tienes que “tragar” mítines todos los días.
por defecto: no te dejan estudiar lo que te gusta.
2.- abuso emocional: el más grave, la falta de cariño de los padres hacia sus hijos o preferencia por algún hermano (a)
“si haces esto mereces nuestro amor; sino no lo mereces”, este a su vez se puede divide en:
por exceso: obligan al niño a besar a quien no lo desea, o a que le guste la música o la poesía.
por defecto: hay ausencia de madre o de padre
3.- abuso sexual: no solo el sexual físico, sino también la prohibición y la culpabilidad de la sexualidad o retardar tu desarrollo sexual dándote prejuicios fanáticos. Se divide en:
Por exceso: se invade la intimidad sexual del niño y se le obliga a darle placer al adulto.
Por defecto: se le prohíbe que explore y desarrolle su sexualidad de manera natural. Las limitaciones en la orientación sexual, en la adolescencia, a la niña se le obliga a ser femenina y a que le gusten los chicos y al niño, se le obliga a ser un machote y a que le gusten las chicas.
4.- abuso en el centro material
Por exceso: se le obliga a permanecer donde no desea, se le protege demasiado o se le da comida para “cebarlo”, en lugar de para alimentarlo. Hay que apuntar que este “cebar” a un niño de hidrato de carbonos y azúcares puede venir a compensar la falta de amor no reconocida conscientemente por los padres, “no te traigo mi atención y mi cariño, te traigo más golosinas”… las golosinas (y a veces también los excesivos regalos, pueden estar escondiendo un sentimiento de culpa de los padres por no ocuparse de su hijo de forma correcta).
Por defecto: no cuidar la salud de su hijo, que carezca de lo básico, que no tenga un espacio íntimo dentro del hogar.
Estos maltratos pueden generar una reacción a nivel cerebral, dando como resultado la aparición de repentinas depresiones e incluso neurosis aún después de los años y siendo ya adultos. Esto se debe a que el cerebro al reconocer, olores, lugares o situaciones parecidas a las que se vivió de niño, desencadena las mismas reacciones que se sentían en esos días pasados.
En el caso específico de violaciones, la aparición de tumores es una reacción del organismo muy común.
Hay que recordar que todo se graba en la memoria, y mientras al niño no le este permitido darse cuenta de lo que le ocurrió, una parte de su vida emocional permanecerá congelada, y su sensibilidad ante las humillaciones de la infancia quedara embotada con el pasar de los años indefinidamente.