CIUDAD DE MÉXICO, 9 de enero.- Postergar la maternidad hasta después de haber alcanzado éxitos académicos, profesionales y económicos es una elección cada vez más común entre las mexicanas.
Tan sólo en el Hospital de Ginecología y Obstetricia del Centro Médico Nacional La Raza, 12 por ciento de las embarazadas son mayores de 40 años.
Pero la decisión de convertirse en madres “añosas”, como se les ha denominado, las empuja a múltiples riesgos: abortos, diabetes mellitus gestacional, preeclampsia y eclampsia, partos prematuros y mayor riesgo de malformaciones congénitas en los recién nacidos.
“Actualmente muchas de nuestras mujeres pretenden satisfacer hasta el último sus necesidades reproductivas, pero para cuando esto ocurre ellas ya se encuentran en el otro extremo de la vida reproductiva, que sería después de los 35 años de edad y es cuando empiezan a surgir todas las complicaciones, sobre todo en aquellas que se embarazan después de los 40 años, porque simplemente no están en la edad propicia para un embarazo”, explicó Edgardo Puello Tamara, jefe de la división de obstetricia del Hospital de Ginecología de La Raza.
Incluso, muchas ya padecen alguna enfermedad crónicodegenerativa como diabetes, hipertensión o lupus, y si a esto se le agrega un embarazo, éste será de muy alto riesgo.
“Está plenamente demostrado que la morbilidad y mortalidad materna se incrementa en todas aquellas mujeres que se embarazan después de los 35 años de edad”, advirtió el especialista.
El experto del Instituto Mexicano del Seguro Social comentó que son más comunes las mamás añosas multigestas (con más de un embarazo), aunque en los últimos 15 años son cada vez más, dijo, las mamás primerizas, mayores de 40 años, que decidieron ir en contra de su reloj biológico y retrasar la llegada de su primer bebé.
Así hay mujeres que prefieren concluir una profesión y adquirir una vivienda o un automóvil, por ejemplo, antes de tener a su primer hijo, dejando así pasar la edad idónea para embarazarse que está entre los 20 y los 35 años.
Como Martha, que a sus 42 años, el pasado 17 de diciembre vio nacer a Ángel, su primer hijo. “Como siempre me mantuve haciendo muchas cosas no le di importancia a la maternidad, hasta que me uní con mi pareja, es cuando decidí arriesgarme, igual lo hice un poco tarde pero ya con la convicción. Me la jugué y afortunadamente todo salió bien”, contó a Grupo Imagen Multimedia.
Otras, sin embargo, se embarazan por tercera o cuarta vez después de los 40 años. Y suele ser producto de un descuido. “Son mujeres que no optaron por un método de planificación familiar al tener el primer o segundo embarazo, y resulta que su tercero o siguientes embarazos ya no son en edades idóneas, es decir, tienen hijos, incluso ya casados, y optan por otro embarazo sabiendo los riesgos que implica para la salud de ellas y de sus futuros bebés”, detalló el doctor Edgardo Puello.
Riesgo que decidió tomar Marina que a sus 40 años, con un hijo de 18 y otro de 16, se embarazó por tercera vez por no usar un método anticonceptivo.
Una hemorragia obstétrica casi la mata. “Me confié, pensé que después de tanto tiempo yo ya no iba a poder tener otro bebé; puse en peligro mi vida y hoy estoy aquí de milagro”, reconoció.
Fernanda, su bebé que nació el 4 de diciembre se fue a casa sana, pero Marina tuvo que quedarse en el hospital por más de una semana.
Como Marina, Irma también se vio obligada a separarse de su bebé. Por un descuido tuvo un cuarto embarazo. Los primeros tres, cuando tenía menos de 35 años fueron partos normales, pero el último, a sus 40, fue una complicada cesárea.
“Tuve preclampsia y ya no me la pudieron controlar, tenía mucho dolor de cabeza y se venían las contracciones. Casi muero, pero afortunadamente mi bebé está bien, ahora sólo puedo recomendarle a las mujeres que piensen bien, si ya están grandes el embarazarse, porque ponen en riesgo tanto la vida de ellas como la del bebé.”
Aproximadamente 80% de este tipo de pacientes, gracias a un buen control prenatal, culmina con un embarazo exitoso, pero el otro 20% terminará en un aborto o en un parto prematuro.
“En cambio las mujeres que no son añosas, usualmente hasta 98 por ciento culminan un embarazo en feliz término”, destacó Puello.