BERLÍN, 24 de octubre.– Después de cerrar los ojos a la realidad que la confrontaba con el masivo espionaje llevado a cabo por la Agencia de Seguridad Nacional estadunidense (NSA) en territorio alemán, la canciller Angela Merkel se convirtió en víctima de la famosa agencia, cuando los servicios de seguridad germanos le informaron que posiblemente su celular había sido intervenido por la NSA.
La revelación que sacudió a Berlín fue dada a conocer por el portavoz del gobierno federal, Steffen Seibert, quien señaló que Merkel había sostenido una larga conversación telefónica con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, para protestar por el posible espionaje de su celular.
La canciller le expresó que rechaza categóricamente estas prácticas, que considera inaceptables”, dijo el portavoz. “Hemos pedido a nuestro socio americano una amplia e inmediata aclaración”, añadió Seibert, quien calificó el nuevo escándalo de espionaje, citando a la canciller, como un “grave abuso de confianza”.
La bomba que estalló en la capital alemana fue activada por los servicios de inteligencia germanos, que revelaron a la Cancillería que existían sospechas fundadas de que el celular de Merkel era espiado por los servicios estadunidenses. Aun no está claro cuando fue alertada la canciller, pero según la revista Der Spiegel, Merkel habría estado sometida a la vigilancia electrónica de la NSA desde hace años.
La protesta del gobierno alemán y las revelaciones públicas que hizo el portavoz representan una medida inédita en las relaciones entre Berlín y Washington y pueden envenenar las relaciones entre Estados Unidos y su principal aliado en el continente europeo.
Nunca antes el gobierno federal había hecho público una protesta formal telefónica realizada por la canciller y, tampoco nunca antes, Merkel había utilizado un tono tan duro como el que empleó ayer. Según el portavoz del gobierno, la canciller expresó durante su conversación el presidente Obama, su deseo de que las autoridades estadunidenses ofrecieran una explicación sobre la dimensión total de las escuchas llevadas a cabo en territorio alemán y que esperaba respuestas a un catálogo de preguntas que el gobierno había formulado hace ya meses.
Como un aliado cercano de los Estados Unidos de América, el gobierno federal espera que en el futuro exista una base contractual clara sobre las actividades de los servicios de inteligencia y su trabajo conjunto”, le dijo Merkel a Obama, según el portavoz alemán.
La drástica reacción del gobierno alemán tiene, sin embargo, un lado oculto que pone en aprietos a la propia canciller, quien aseguró a fines del mes de julio que su país no era un “estado vigilado” y que en Alemania imperaba el derecho alemán, dos referencias destinadas a negar la estrecha colaboración que existía y, al parecer sigue existiendo, entre los servicios de inteligencia germanos y la NSA.
Cuando saltó a los medios el escándalo del espionaje estadunidense, gracias las informaciones filtradas por el ex analista de la NSA, Edward Snowden, la población alemana se enteró de Alemania era el país más vigilado en Europa. Pero Merkel, para no dañar la imagen de su gobierno en vísperas de las elecciones legislativas, ocultó la estrecha cooperación que existía entre sus servicios de inteligencia y la NSA y admitió, con una inocencia que nadie le creyó, que se había enterado de las actividades de la Agencia a través de prensa.
Fue entonces cuando el candidato del SPD a la Cancillería, Peer Steinbrück, la acusó de haber faltado a su juramento que la obliga a defender los derechos fundamentales de la población alemana, como impedir que el secreto de la correspondencia, las comunicaciones postales y el de las telecomunicaciones sea violado.
La campaña electoral en Alemania hizo caer en el olvido el escándalo de espionaje protagonizado por la NSA y ahora, cuando nadie lo esperaba, la propia canciller se ha convertido en una víctima de la NSA.
Según investigaciones llevadas a cabo por la Oficina Federal de Seguridad en Técnicas de Información (BSI), el organismo responsable de garantizar la seguridad de las comunicaciones de los miembros del gobierno y de los servicios de inteligencia germanos, la NSA habría logrado tener acceso a información sensible y habría llegado a la conclusión de que el celular de la canciller habría sido atacado desde el exterior.
Merkel no es la única jefa de gobierno cuyas comunicaciones personales han sido controladas por Estados Unidos. El mes pasado, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff canceló los planes para realizar una visita de Estado a Estados Unidos a causa de revelaciones similares.
El domingo pasado, la revista Der Spiegel reveló que la NSA había logrado infiltrar la red de comunicaciones electrónicas de Los Pinos durante el sexenio del entonces presidente de México, Felipe Calderón, y sugirió que la practica aún se mantenía vigente.
Obama asegura a su aliada alemana que no la espía
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, le aseguró ayer personalmente a la canciller alemana, Angela Merkel, que los servicios de inteligencia norteamericanos no están vigilando sus conversaciones telefónicas.
Obama aseveró a Merkel que “Estados Unidos no está monitoreando y no monitoreará las comunicaciones de la canciller”, dijo el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney.
Ambos mandatarios hablaron ayer por teléfono en medio de reportes acerca de que laAgencia de Seguridad Nacional (NSA) de Estados Unidos intervino el teléfono celular privado de Merkel.
Según la Casa Blanca, Obama se encargó de subrayarle a su colega alemana el “enorme aprecio” de Estados Unidos a la cooperación con Berlín en amplios aspectos de los “desafíos de seguridad compartidos” y reiteró que Washington está revisando el modo en que las agencias recolectan datos.
Además, ambos “acordaron intensificar más aún la cooperación entre los servicios de inteligencia con el objetivo de proteger la seguridad de los dos países y de nuestros aliados, así como para proteger la privacidad de nuestros ciudadanos”, agregó la Casa Blanca.
Por otra parte, el ministro español de Defensa, Pedro Morenés, reiteró ayer que al gobierno “no le constan” los “rumores” sobre un posible espionaje por parte de Estados Unidos y abogó por centrar la atención en los “hechos ciertos”.
No tengo ninguna información. Al gobierno español no le constan (…) en absoluto esos rumores”, respondió Morenés a las preguntas de los periodistas, tras participar en una reunión de la OTAN en la que también estuvo presente el secretario de Defensa estadunidense, Chuck Hagel.
Ratifican acusación
El diario francés Le Monde ratificó ayer sus informaciones sobre las operaciones de espionaje masivo de la NSA en Francia, catalogadas de “falsas” por James Clapper, director de los servicios de inteligencia estadunidense.
Clapper, que encabeza 16 agencias de inteligencia de Estados Unidos, entre ellas la NSA, afirmó que las informaciones de Le Monde sobre las operaciones de espionaje de Estados Unidos eran “inexactas y engañosas”.
La información de que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) ha realizado más de 70 millones de grabaciones de datos telefónicos de ciudadanos franceses es falsa”, dijo Clapper, sin mayores precisiones.
En Francia, en respuesta, Le Monde publicó ayer en su portal el “documento procedente de la NSA cuestionado por Clapper”. Se trata de un “gráfico que describe la magnitud de las vigilancias telefónicas realizadas en Francia”.
Ese gráfico “indica claramente que los datos de 70.3 millones de comunicaciones francesas fueron grabadas por la agencia” entre el 10 de diciembre de 2012 y el 8 de enero de 2013, insiste Le Monde, reiterando sus informaciones publicadas el lunes.
Le Monde, basándose en documentos Edward Snowden, publicó asimismo el martes nuevas revelaciones sobre las escuchas de las embajadas de Francia en Washington y ante la ONU en Nueva York.
Tras la publicación de esas informaciones, el presidente francés, François Hollande, comunicó a su homólogo norteamericano, Barack Obama, su “profunda reprobación”.