Por: Manuel Narvàez Narvàez
Mnarvaez2008@hotmail.com
Directo y sin escalas estamos enrutados hacia la elecciòn presidencial de julio venidero. Venga como venga, no hay vuelta de hoja, se acaba la era Calderòn y comienza una nueva, inèdita, si, porque si regresa el PRI, quiere decir que los panistas fracasaron; si es con AMLO, serìa sorpresivo, y si es Josefina, puès harìamos historia con la primera mujer gobernante en Mèxico.
El ambiente electoral se va a poner de a peso, y que nadie se asuste por ello. No serìa la primera ni la ùltima vez, lo que sì puede ocurrir es que la credibilidad del IFE continùe deterioràndose y la elecciòn misma sea puesta en tela de juicio, independientemente de las diferencias entre los resultados.
Ya sabemos que el àrbitro electoral, o sea, el IFE, sencillamente no se encuentra a la altura de las circunstancias. Un dìa se envalentona y sanciona a los defraudadores de la Ley, pero al dìa siguiente compensa al sanccionado y le da rienda suelta para que haga y deshaga con la legislaciòn lo que se le antonje.
Acotados por los partidos polìticos, los consejeros electorales y el TRIFE echan mano de la medida compensatoria muy utilizada por los silbantes del balompiè mexicano. Cuando cometen un error perjudicando a un bando, los hombres de negro compensan dicho error con otro para equilibrar las cosas. Analogamente, la legislaciòn electoral es letra muerta, y sòlo se recurre a ella sòlo como referencia o ilustraciòn de una falta; las tarjetas amarillas y rojas son decorativas.
Estas concluciones son producto del batidero en que se han convertido las precampañas, las que estàn destinadas para aquellos partidos con contienda interna, es deccir, con màs de un interesado o interesada en competir por la candidatura prresidencial. No son para que aquellos aspirantes ùnicos se aprovechen de la debilidad y falta de autonomìa de los consejeros electorales, que ante la presiòn ejercida desde las fracciones parlamentarias del congreso federal y desde las cùpulas partidistas, ceden a las pretensiones ilegales y compensan sus resoluciones; vaya, juegan con el marcador.
Si la Ley se aplica en estricto sentido, Enrique Peña Nieto y Andrès Manuel Lòpez Obrador no tendrìan porque andar haciendo proselitismo con toda impunidad como lo vienen haciendo. Pero el àrbitro electoral es tan dèbil que permite este fraude a la Ley, y mientras el partido gobernante, que es el ùnico iluso inmerso en un precampaña interna, no tenga capacidad para hacer valer sus argumentos juridicos ni respaldarlos con acciones efectivas, del madado apenas si alcanzarà chorizo o platano.
El IFE no va a cambiar su estrategia. Mientras tanto el PRI sigue al frente de las preferencias, con Morelia, sin ella y a pesar de Michoacàn; para ganarle, el PEJE o la Josefina necesitan sacarle de ventaja al dìa de la elecciòn no menos de 6 puntos porcentuales, porque de ese tamaño es la movilizaciòn de su estructura territorial. Y que yo sepa la burocracia federal no guarda lealtades al PAN ni èste tiene la capacidad de movilizaciòn de los priìstas.
P.D. Entre que son embutidos mexiquenses o panuchos de pejelagarto, los bolillos se van a hacer rancios, y para cuando quieran recuperar terreno, tal vez la harina no les alcance ni para empanadas.