Coliseo Romano: joya que se cae a pedazos

ROMA, 27 de enero.– Lo que un día fue símbolo del grandioso Imperio romano que llegó a dominar más de la mitad de Europa, el norte de África y el oeste de Asia, hasta llegar a las orillas del mar Caspio, el mar Rojo y el golfo Pérsico (sumando una superficie de 6.5 millones de kilómetros), hoy parece más bien, el símbolo de su decadencia.

El Anfiteatro Flavio, mejor conocido como el Coliseo Romano, se está cayendo a pedazos.

Como si fuera una gigante roca de pan, durante las últimas semanas no pasa un día que este monumento, identificado como “el más imponente de la Roma antigua”, comience a desmoronarse. Un día por la parte norte, otro por la parte sur, pero todos los días pierde algo de su material que lo ha sostenido ahí firme desde hace 1941 años.

Dicen que el tiempo no pasa en vano y al Coliseo, cuya construcción inició con la dinastía de los Flavios (de ahí su nombre) en el año 72 después de Cristo en la época del emperador César Vespasiano Augusto, e inaugurado por el emperador Tito en el año 80, se le notan todos esos años que han pasado.

Pero al tiempo hay que agregarle también otras cosas que tienen que ver con su deterioro.

Su belleza, por ejemplo, atrae cada año a casi seis millones de turistas que a diario hacen larguísimas filas para poder acceder a lo que un día fue el escenario más importante del Imperio romano, que duró del año 27 antes de Cristo, hasta el 395 después de Cristo, de acuerdo con algunas fuentes históricas.

Las luchas de gladiadores y centuriones, las batallas con animales salvajes, las majestuosas obras de teatro, donde no se excluían en ocasiones inundar la arena de agua para introducir naves y escenificar batallas en altamar, son algunas de las historias que los miles de visitantes de todo el mundo quieren conocer en el lugar donde, en sus mejores periodos, se realizaban fiestas continuamente, tantas que se llegaban a contar en un año, hasta 150.

Otro aspecto es el clima. De acuerdo a los arquéologos, éste también ha sido un factor para su deterioro, pues el intenso calor en la época de verano, las lluvias del otoño y el frío invernal también han dejado su huella en el monumento.

La modernidad también se ha convertido en un arma en su contra pues sus raíces, o mejor dicho su vieja estructura y sobretodo, sus viejos cimientos, se han topado con las obras de la Linea C del Metro que lleva años planeándose en la capital italiana.

El tránsito de la zona es otro problema, pues los expertos señalan que las vibraciones de autos y camiones, así como la contaminación que éstos generan, obviamente también lo afectan.

Por eso, el Coliseo parece que ya no aguanta más. Apenas el lunes 21 de enero se cayeron varios fragmentos. El más grueso medía unos 20 centímetros, ni siquiera cabía en una mano.

La luz de alerta de arqueólogos y funcionarios de la cultura lleva años encendida, pero ha sido hasta hace unos días que afuera del Coliseo se empieza a ver movimiento y los trabajos de restauración, que se han atrasado año con año por falta de presupuesto, parece que por fin pronto comenzarán.

Hace un año, el 14 de enero del 2012, ya se habían caído otros pedazos de rocas. Un fragmento cayó justo de frente al Arco de Constantino y en esa ocasión, el alcalde Gianni Alemanno, había vociferado contra la lentitud de los trabajos de restauración.

“Ahora basta”, dijo hace más de un año,“esta situación está superando largamente el ridículo. El mundo nos observa y se pregunta qué estamos haciendo por el Coliseo”.

Pero la verdadera alarma llegó en mayo de 2010 por parte de los arqueólogos, cuando se dieron cuenta que los pedazos comenzaban a despegarse. Nuevas caídas aumentan la preocupación entre los trabajadores del Anfiteatro Flavio.

Sin embargo, gracias a que desde la décadas de los 70 y 80 a lo largo de todo el interior del monumento se pusieron redes protectoras, las caídas no han causa daños. En esa ocasión, los expertos dijeron que éstas se debían a una serie de variaciones termogeométricas, cambios de temperaturas y humedad provocadas por las lluvias.

El proyecto

Para la restauración del monumento más importante de Roma y el más visitado en Italia, las verificaciones, comisiones y reuniones parecen no tener fin.

En fila hay una serie de empresarios formados que ya han expresado al gobierno de Roma su interés por ayudar con la causa del Coliseo. Nada mal, porque de acuerdo a las autoridades, éste necesita de al menos 23 millones de euros para su restauración, eso es lo que señala el proyecto preventivo que patrocinará principalmente el empresario italiano Diego della Valle, dueño de Tod’s y uno de los principales benefactores que tendrán su ganancia cuando su marca sea publicitada en el monumento más frecuentado del país y uno de los más visitados al mundo.

En eso, están todos de acuerdo el alcalde de Roma y el gobierno italiano, porque la restauración del Coliseo, así como de otros monumentos de Roma, es algo urgente.

Será hasta el 31 de enero, cuandos se clarifique quienes serán los demás empresarios encargados de restaurar el Coliseo, aunque Diego Della Valle encabeza ya la lista.