NEWTOWN, 16 de diciembre.— Una veladora con la imagen de la Virgen de Guadalupe en un vaso ilumina los cientos de flores, globos y muñecos de peluche que sirven como ofrenda a las 26 personas asesinadas, 20 de ellas niños de entre los cinco y diez años de edad, la mañana del viernes en esta localidad del estado de Connecticut.
El caos que invadió la comunidad estadunidense hace dos días, cuando policías, agentes, bomberos, población y padres de familia corrían desesperados por la que es considerada una de las matanzas más horrendas en EU desde 2007, se convirtió ayer en calma y caras llenas de tristeza que no podían ocultar el llanto.
Los familiares de las víctimas no se acercan a la escuela Sandy Hook, en la que el joven de 20 años Adam Lanza disparó a sangre fría contra niños y maestros.
Lanza mató a su madre, Nancy, horas antes del ataque en la primaria y, tras su ofensiva, se suicidó. Se presume que Adam padece de sus facultades mentales.
El centro escolar está custodiado por la policía a unos 200 metros a la redonda porque todo el perímetro es considerado escena del crimen.
Los que lloran son los habitantes de Newtown y gente que vive en las ciudades y pueblos cercanos, de los cuales les tomó unos 30 minutos llegar en auto.
Una pareja de mexicanos y dos ecuatorianas están presentes por varias razones: una de ellas, por el dolor que sienten al ser padres e imaginarse que sus hijos pudieran ser las víctimas. Otra, porque si bien no conocían a ninguno de los padres que perdieron a sus hijos, los hace cercanos por vivir en el mismo país.
Ninguno de ellos cree en lo que sucedió. “Se supone que esto no pasaría aquí”, dice Erika P., de 32 años, quien viene de la ciudad de New Heaven, a unos 20 minutos de Newtown, con su esposo Marco G., de 36, y sus dos hijos.
Los dos son mexicanos, de Tlaxcala, y llegaron a vivir a EU desde hace 20 años.
“Uno tiene miedo, hay mucho loco suelto y uno se siente triste por la pena que viven las familias”, relata Erika a punto del llanto.
Sin embargo, asegura que aquí está mejor que en México, “de estar allá, prefiero estar aquí. Allá hay mucha violencia”, comenta mientras ve la hora en su teléfono.
Junto con su esposo busca los rayos del sol para calentarse mientras el frío cala hasta los huesos. Todos por igual: habitantes, curiosos, policías, periodistas y visitantes visten abrigos, chamarras, gorras y guantes.
Newtown era una ciudad tranquila, hasta el viernes. La paz aún se respira, aunque el silencio parece envolver, apenas es perturbado por los murmullos de los periodistas o por el correr del río que atraviesa la entrada a la comunidad.
Incluso el andar de los autos, que van pegados unos del otro por el tránsito que hay, no se percibe.
Navidad está a poco más de una semana. Las casas del pueblo están adornadas con coronas, guirnaldas, muñecos de nieve y Santacloses por doquier.
Pero la pena embarga a Newtown. En los árboles hay cartulinas pegadas pidiendo que “Dios bendiga a Sandy Hook”, veladoras en el piso, pelotas con dedicatorias y flores.
Alrededor de las 15:00 horas de ayer, camionetas llegaron con más de una veintena de árboles de Navidad donados por Carolina del Norte. Uno por cada fallecido. De inmediato ponen sobre ellos osos de peluche y cualquier otro elemento que pudiera hacer más llevadera la pena que atraviesan sus habitantes y el mundo entero. “Se supone que era una época de sueños, no de tragedia”, se escucha por ahí.
Decenas de camionetas satelitales de televisoras internacionales hacen contraste con los árboles sin hojas.
Parece la Torre de Babel. Latinoamericanos, asiáticos, angloparlantes y francófonos. Cada uno reportando para su país, con enlaces en vivo.
Las calles de Newtown recuerdan a esas películas estadunidenses donde la paz impera entre sus habitantes. Las casas son de madera, con colores claros. Incluso están las pequeñas iglesias metodistas que invitan a rezar.
Pero el llanto sigue. La ecuatoriana Merlene E., de 42 años, comienza a llorar sin razón aparente. Dice sentir un dolor tan grande por esos niños indefensos que “murieron por un loco”. Trabaja en un Donkin Donuts en Danbury, un poblado cerca a Newtown.
Vino con su esposo y su hija, de 13 años. Tiene 28 años en EU, pero tampoco regresaría a vivir a su país. “Uno tiene que sacrificar muchas cosas para darle lo mejor a sus hijos y, en este país (EU), no puedes dejar de trabajar. Si vienes aquí es porque no puedes dejar de luchar”.
Hugo C., también ecuatoriano, de Danbury y de 44 años, visita con más frecuencia Newtown, ya que trae a sus hijos a jugar con niños del poblado. Dice que el movimiento por los medios de comunicación es impresionante.
Es invierno. El frío se acrecienta. “Hoy, curiosamente, está bonito, mañana seguro lloverá”, dice otra mujer que prefiere no decir su nombre. Los rayos del sol comienzan a ocultarse. Apenas son las 16:30 horas.
Una cafetería, donde seguro muchas de las víctimas se sentaron y degustaron sus alimentos, sirve de sala de prensa. En laptops, tablets y teléfonos inteligentes los periodistas escriben sin cesar. El café y la comida va y viene entre ellos.
La televisión está a todo volumen, dando las últimas noticias. Entre los periodistas hay familias completas, niños incluidos. Todos escuchan lo que se dice y se hace un silencio sepulcral cuando el padre de una de las víctimas habla por TV.
Las caras largas vuelven a aparecer con la oscuridad que impera afuera, a las 17:10 horas. Oscuridad que es iluminada por las series de luces en algunas casas para celebrar la Navidad y por la luz de aquella veladora con la imagen de la Virgen de Guadalupe.
Era tímido y antisocial
Un joven callado y tímido, muy inteligente, pero también muy antisocial y que prefería quedarse solo en casa, así es como han definido sus conocidos a Adam Lanza, el autor de la matanza en una primaria de Connecticut, en la que murieron 27 personas, entre ellas 20 niños y la madre del atacante.
“Sé que ella tenía dos hijos, uno muy exitoso que vive fuera y otro que básicamente siempre se quedaba en casa, muy antisocial”, explicó Dan Holmes, amigo desde hace años de la madre de Lanza, Nancy, para quien trabajó en varias ocasiones arreglando su jardín.
Holmes recuerda cómo quedó sorprendido cuando Nancy, profesora de la escuela donde ocurrió la tragedia, le contó hace tiempo que se iba a ir de vacaciones a Nueva Orleans con su hijo mayor, Ryan, pero no con Adam, quien “prefería quedarse solo en casa”.
“Ahora entiendo que (Adam) tenía síndrome de Asperger (una variante del autismo), me puedo imaginar lo difícil que debió de ser para ella (Nancy) controlarle”, añadió otra amiga de la madre, Victoria Muñoz.
Una ex compañera de Lanza, Olivia DeVivo, dijo al diario The New York Times que se podía ver que el joven “se sentía muy incómodo cuando se fijaban en él”.
“Creo que puede que no se le diera la atención o ayuda que necesitaba. Puede que pasara tan desapercibido que la gente no se parara a pensar que puede que estuviera ocurriendo algo más con él”, destacó.
Hallan datos contundentes
Las autoridades del estado de Connecticut informaron ayer que obtuvieron suficientes pruebas para hacerse “una imagen completa” del tiroteo registrado el viernes en una primaria de esta ciudad, que causó 28 muertos, entre ellos el atacante.
Sin dar más detalles, el teniente Paul Vance, de la policía estatal de Connecticut, dijo que los investigadores encontraron “evidencias muy sólidas” y confiaban en que éstas aclararan las preguntas sobre el móvil.
Los investigadores han logrado en la escuela y en la casa del autor del tiroteo (que mató allí a su madre) pruebas suficientes para conocer el motivo del ataque, añadió Vance.
Identifican a las víctimas
Las 27 víctimas de la segunda peor matanza cometida hasta ahora en una escuela estadunidese fueron identificadas ayer, mientras la policía continúa buscando datos que arrojen luz sobre los motivos que llevaron a Adam Lanza, de 20 años, a entrar por la fuerza a la institución y balear a los presentes.
La lista de nombres de los abatidos el viernes en la escuela primaria de la pequeña localidad de Newtown, en Connecticut, se publicará en cuanto se cierren las investigaciones de los cadáveres, comunicó Vance. Entre las víctimas también se encuentra la madre del atacante.
Su identidad fue motivo de confusión en un principio, pues los medios habían dicho que el autor del tiroteo era Ryan Lanza, de 24 años, que es su hermano mayor y quien reveló detalles sobre el atacante cuando fue interrogado por la policía.
Vance justificó la confusión afirmando que es un caso de “extrema magnitud” que va a llevar “mucho tiempo” investigar.
En tanto, las series American Dad y Family Guy no transmitirán su programación de hoy en la cadena Fox, en Estados Unidos, por respeto a las personas que perecieron a manos de Adam Lanza, quien sufre trastornos de personalidad, según la policía.
Obama, hoy en Newtown
El presidente estadunidense, Barack Obama, visita hoy Newtown (Connecticut), escenario de un tiroteo que el viernes costó la vida a 20 niños de entre 6 y 7 años y a seis adultos en una escuela primaria de esa localidad, anunció la Casa Blanca.
En Newtown, Obama “se reunirá con las familias de las víctimas y agradecerá a los servicios de emergencia” por su trabajo, precisó el portavoz de la Presidencia Jay Carney.
El mandatario reiteró ayer la necesidad de tomar una “acción significativa” para evitar más tragedias como la del viernes.
Obama reiteró, en su mensaje sabatino, la consternación que siente por “la pérdida de vidas inocentes”.
Las palabras que subrayó Obama no ratifican que se abra un camino hacia la regulación de la venta y posesión de armas, sin embargo, habitantes de Newtown afirmaron que tras matanzas como ésta, el fácil acceso al armamento sigue siendo una de las mayores causas de muerte en el país.
El editor del semanario New Yorker, David Remnick, instó en la edición de esta semana al mandatario estadunidense a que no actúe “sólo como un padre” ante la tragedia ocurrida en Conneticut, sino que lo haga también como Presidente y regule la tenencia de armas.
Remnick apunta que en estados como Ohio, Pennsylvania, Florida y Colorado el debate sobre las armas es un asunto delicado, pero, tras su reelección, aseguró que “ahora es el momento” de que Obama arriesgue parte de su aceptación en esos lugares “para salvar vidas”.
La congresista demócrata por Nueva York Carolyn McCarthy, conocida por su fuerte posición contra el libre acceso a las armas, anunció ayer que volverá a ejercer presión en el Congreso estadunidense para que haya una nueva legislación.
La Segunda Enmienda de la Constitución consagra el derecho de los estadunidenses a la tenencia de armas y el Tribunal Supremo siempre ha fallado en favor frente a los intentos de algunos estados y ciudades por limitarlo.
En la página web de la Casa Blanca (We the People), abierta a las peticiones de los ciudadanos, se recolectaron firmas para llevar una proposición de ley al Congreso que regule el acceso del pueblo a armas de fuego.
El autor de los disparos, identificado como Adam Lanza, habría utilizado dos pistolas y un rifle calibre 233 que estaban registrados a nombre de su madre, a quien mató antes de acudir a la escuela en su domicilio de Newtown.
EU es el país con más civiles en posesión de armas, con entre 270 y 300 millones en manos privadas, según la Organización de Naciones Unidas.
Cabe destacar que el estado de Florida alcanzará la próxima semana el polémico récord de un millón de armas de fuego en manos privadas, solidificando su condición de departamento más paramilitarizado en Estados Unidos, de acuerdo con las autoridades.