Cuevas: mis hijas, hermano y amigos me traicionaron

El propio José Luis Cuevas comparó la situación con “una película mexicana”. Lo expresó cuando al final de la conferencia de prensa que convocó para aclarar “cosas que se han estado diciendo en la prensa y la televisión”, llegó su hija Ximena, se acercó hasta la mesa donde se realizaba el evento, lo besó, trató de hablar con él, pero finalmente el artista se negó a conversar con ella a solas unos minutos.

—¿Por qué la dejaron entrar?, alcanzó a preguntar.

—¿No sería el momento para congraciarse con sus hijas?, le preguntaron, pero el artista no aceptó estar con ella los cinco minutos que la también artista le pidió, ni la miró cuando le dijo: “Yo te amo”.

—Ni cinco minutos.

Luego, el artista agregó: “Es como si me hubieran preguntado en la época ‘¿te reconciliarías con el muralismo mexicano si te encargaran un mural?’ Por supuesto que no. Podría hacer el mural pero no con el contenido político que tenían los de Rivera, Siqueiros y Orozco”.

Y ante la insistencia de un reportero acerca de la sangre y los lazos entre un padre y sus hijos, apuntó:

“Eso ya es argumento de película mexicana”.
De vuelta al Cuevario

Pasadas las 12 horas del mediodía de ayer inició en el museo que lleva el nombre del artista una conferencia de prensa en la que estuvo él con su esposa Beatriz del Carmen Bazán, y en la que también estuvieron presentes su abogada Katya Mardueño, así como el médico Alejandro Balbuena.

Muchos reporteros, camarógrafos y fotógrafos asistieron: “Los extrañaba mucho. Extrañaba tanto los flashes”, dijo Cuevas.

El artista lució bastante delgado y aunque olvidaba algunas palabras, se expresó con voz enérgica la mayor parte del tiempo.

“No estoy incapacitado para defenderme”, repitió varias veces.

Con un cigarrillo en mano, a pesar de que tuvo pulmonía, a pesar de que el mismo médico que estaba ahí se lo prohibió, Cuevas, con el argumento de que nunca en su vida ha fumado, porque “no doy el golpe”, habló de la situación de los últimos meses, del tiempo que estuvo hospitalizado, del distanciamiento con sus hijas Ximena, Mariana y María José (nacidas de su matrimonio con Bertha Cuevas, quien falleció en 2000), así como del distanciamiento con su hermano, el psiquiatra Alberto Cuevas.

“No recibiré a mis hijas ni a mi hermano Alberto”, expresó contundente y calificó a Alberto de “soberbio”. Se dijo traicionado por ellas, por su hermano y también por amigos como Carmen Parra, Daniel Dueñas y Homero Aridjis.

José Luis Cuevas manifestó también: “No estoy en lo más mínimo carente de la lucidez que siempre me ha caracterizado. Perdonen este rasgo de modestia”.

En la sala de los Siameses del Museo -“el nombre es por nosotros dos”-, el pintor y escultor negó que sus hijas hayan manifestado interés alguno en verlo. Afirmó que ellas se han presentado como víctimas y que, en cambio, su esposa Beatriz del Carmen, directora del Museo, buscó un acercamiento con ellas.

Con apoyo de su esposa, quien buscó que trajeran los anteojos de Salvador Vázquez Araujo, apoderado del Museo José Luis Cuevas, el pintor y escultor leyó partes de su columna “Cuevario” del 14 de febrero de 2005, titulada “Ingratitud familiar”, que fue publicada en EL UNIVERSAL.

Con voz por momentos temblorosa, Cuevas citó la primera y última partes de la misma:

“Escribo estas líneas con el alma entristecida. Hago un examen de conciencia y me pregunto: ¿en qué les he fallado a mis tres hijas? La mayor parte de mis ingresos los invertí en su bienestar. Nunca escatimé nada en lo referente a su educación. Poco dejaba para mis gastos personales. Además, para mí poco he necesitado. Nunca he sido afecto a vestir con elegancia. Mis pretensiones han sido otras: adquirir materiales para mi trabajo de pintor”.

Y luego leyó algunas frases del final: “Me pregunto si yo he sido un mal padre”.

El artista dijo que desde que sus hijas no han manifestado interés por verlo desde que se fueron a sus casas, dos de esas casas, acotó, él se las compró. Una en París, para Ximena, una en México para María José.

Y a la pregunta de si el dinero es el motivo de este conflicto, respondió sin dudarlo: “Atrás de todo está la ambición por el dinero”. Posteriormente agregó que ya hizo testamento y que como depositaria del mismo está su esposa Beatriz.

El artista y su esposa dijeron en la conferencia de prensa que el patrimonio del museo es de cerca de 2 mil obras, creadas por él y por otros artistas latinoamericanos.

Coincidieron en que ese es “patrimonio del pueblo de México”.

De lo familiar a lo jurídico

Las hijas del artista interpusieron el pasado abril una denuncia de hechos ante la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal para tener acceso y voz en los cuidados médicos de su padre, quien entre el 24 de marzo y el viernes 12 de abril estuvo internado en un hospital.

“No estuve inconsciente en ningún momento”, recalcó Cuevas y aseguró que fue su esposa la única persona que lo acompañó al hospital. Sin embargo, después la misma Beatriz del Carmen aclaró que en la ambulancia Cuevas viajó con su hija Ximena. Más adelante, el pintor y escultor, conocido también como el enfant terrible del arte mexicano, negó que sus hijas le visitaran en el hospital, información que Ximena Cuevas ha demostrado que no es así.

El médico Alejandro Balbuena declaró sobre la salud actual del artista: “En general sus condiciones son apropiadas. Como todos a su edad requerirá de vigilancia”.

La abogada Mardueño explicó que, además de la denuncia penal ante la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal contra quien resulte responsable “por abandono de persona adulta mayor, lesiones, secuestro y tentativa de homicidio”, hay una demanda por la vía familiar para establecer un régimen de visitas.

Sobre esta demanda “existe ya una resolución que aún no se ejerce, que son medidas provisionales, aun no se cumple, de una hora, cada 15 días, los domingos, pero eso aún no está definido”. Dijo que ya está corriendo el término para presentar la contestación y que habrá que presentarla la semana siguiente. “Él es una persona mayor, es libre de determinar quien lo visita o no, no hay forma de que lo obliguen a recibir una visita que no desee”, explicó la abogada.

Una vez que el artista se había retirado de la sala, Ximena Cuevas opinó que esa resolución es lo que llevó a convocar a la conferencia de prensa que se realizó en el museo.

“Es como lo que pasó con Nellie Campobello. Es igual. Yo tengo una carrera, a mí no me interesa el testamento”, dijo Ximena.

Cuestionada sobre lo que puede pasar con el acervo del museo, dijo que se tiene que revisar el patrimonio de ese recinto, porque curadores le han manifestado que han ido a prestar obras y que no las encuentran.

—¿Van a visitar a su padre?

—El teatro de hoy es porque ningún juez y ninguna ley pueden obligar a una persona en contra de su voluntad. Por eso hicieron lo de hoy. Yo a mi padre no lo traicioné, esa es una versión de la señora Beatriz Bazán.

—¿No irán el domingo entonces?

—No. No voy a ir. Ahorita sigo con mi vida. No podría estar a la fuerza en ningún lado. Con el tiempo lo que quiero es que revise el acervo José Luis Cuevas porque no es privado. Es de la nación.