Es necesario realizar un trasplante de médula ósea cuando existen padecimientos hematológicos o tratamientos médicos que provocan la muerte de células madre con un consecuente déficit de glóbulos blancos y rojos, así como plaquetarios.
Esto se traduce en problemas en el organismo por falta de coagulación y bajas defensas.
Las células madre se encuentran principalmente en la médula ósea, la parte esponjosa al interior de ciertos huesos. Estas células se dividen para la producción de nuevas células sanguíneas, pero también una fracción de células madre entra en el torrente sanguíneo, en lo que se conoce como células madre de la sangre periférica.
Es así que un trasplante de este tipo se puede realizar principalmente mediante punciones en el hueso o mediante el método más recurrente en la actualidad: una transfusión sanguínea del donante, previamente estimulado por medicamentos para concentrar la mayor cantidad posible de células madre en su torrente sanguíneo.
En diversos tipos de cáncer como leucemias, mieloma múltiple y linfomas, el trasplante de células madre forma parte vital del tratamiento. En México, según la Unión Internacional Contra el Cáncer (UICC), el cáncer es la tercera causa de muerte y según datos de la Secretaria de Salud se estima que cada año se detectan 128 mil nuevos casos.
Las leucemias son las principales causas de mortandad entre los niños de 5 a 14 años en nuestro país.
Las sesiones de quimioterapia y radioterapia para tratar estos padecimientos también pueden ocasionar que la médula ósea del paciente deje de producir totalmente células sanguíneas, sólo que en este caso se pueden guardar células del mismo paciente antes del tratamiento para inyectarlas posteriormente en lo que se conoce como trasplante autólogo.
Además de reemplazar a las células madres dañadas, el trasplante proveniente de otra persona, conocido como trasplante alogénico, también puede ayudar a tratar a combatir ciertos tipos de cánceres, pues las células donadas pueden encontrar y eliminar a las células cancerosas como una especie de injerto.
La efectividad de este procedimiento depende de muchas cosas, desde las características propias del organismo atacado, como edad y el nivel de la enfermedad, así como el rechazo o infecciones que pueden provocar la llegada de las células aportadas de manera altruista por el donante.
Mediante un estudio de compatibilidad en la sangre del potencial donador, se determina que tan adecuado puede resultar para el proceso. Generalmente es un hermano, pero dado los azares de la genética, si no se encuentra un donante compatible en el círculo familiar, es factible encontrarlo en los registros nacionales.
En nuestro caso, El Registro Mexicano de Donadores No Relacionados de Médula Ósea DONORMO, a cargo del Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos INDRE, de la Secretaria de Salud, en asociación con la Fundación Comparte Vida A. C.
Esta base de datos a su vez establece contactos con 74 registros internacionales mediante la asociación Donadores de Médula Ósea en Todo el Mundo (BMDW).
Trasplantes globales
El DONORMO cumple 20 años de cuantificar formalmente su registro que cuenta con casi 16 mil donadores altruistas actualmente en nuestro país, como lo puntualiza su fundadora, la doctora Clara Gorodezky, quien además explica que la probabilidad de tener un hermano compatible es sólo del 25% y las posibilidades de encontrar a alguien en el círculo familiar se extienden otro 10 por ciento, independientemente del grupo étnico.
«No es fácil encontrar un donante compatible. El 65% de los pacientes en el mundo no lo tienen en el círculo intrafamiliar, es así que surge la idea de registros virtuales de donadores en todo el mundo para apoyar a los pacientes de médula ósea», señala la investigadora y pionera en nuestro país en este tipo de trasplantes.
En el mundo existen más de 24 millones de donadores registrados. Gorodezky cuenta que el primer registro fue el británico. Creado a mediados de los setenta, fue llamado Anthony Nolan en honor a un niño que muere por una enfermedad genética ante la imposibilidad de localizar a un donador compatible.
Este registro hoy en día tiene alrededor de un millón de donadores, sin embargo actualmente el más grande del mundo es el Programa Nacional de Donadores de Médula (NMDP) de Estados Unidos, con siete millones de donadores registrados.
«Hasta marzo del 2013 se registraron un millón de trasplantes de médula ósea realizados en el mundo, de los cuales 400 mil son alogénicos y alrededor de la mitad de éstos no son de donadores relacionados», comenta.
«Los mexicanos somos muy heterogéneos porque hemos tenido muchas influencias de inmigraciones a lo largo de la historia que han originado una enorme complejidad genética», señala la especialista y agrega que el complejo principal de histocompatibilidad (MHC) donde se contiene la información genética de los humanos es muy diverso.
«Hay más de 10 mil genes descritos y cada uno de nosotros tiene 14, así que poder encontrarnos con un individuo compatible es difícil porque las combinaciones genéticas están arriba de 14 billones de probabilidades».
Además de los diferentes tipos de cáncer, la donación de médula ósea también funciona para enfermedades genéticas en niños y actualmente para enfermedades autoinmunes, como la esclerosis múltiple y la artritis reumatoide, además de la diabetes tipo 1, para la que el trasplante de médula ósea se ha convertido es un procedimiento terapéutico importante. «Hay alrededor de entre ocho y 10 mil individuos trasplantables al año en nuestro país», señala la investigadora.
La realidad de los trasplantes realizados está muy por debajo de las necesidades reales. Además de la dificultad de encontrar un donador con el máximo porcentaje de compatibilidad que le otorgue al procedimiento las mejores expectativas de éxito, otra dificultad la suponen los costos.
El costo de un trasplante puede variar hasta por el tipo de donador, pues en el caso de un hermano es más barato que un donador no relacionado porque el proceso es mucho más simple y hay menos probabilidad de complicaciones posteriores. Los costos pueden rebasar el millón de pesos.
Con este panorama, el hematólogo Guillermo Ruiz Argüelles, empezó a desarrollar un método alternativo hace veinte años en el departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad de las Américas en Puebla. En un primer momento se hizo sólo mediante trasplantes autólogos, y posteriormente también se buscó una alternativa para los alogénicos, en un trabajo en conjunto con el Hospital Universitario de Nuevo León.
La diferencias básica con los métodos tradicionales es simplificar los costos mediante algunas peculiaridades, como mantener las células de trasplantes autólogos en un congelador tradicional a temperaturas de cuatro grados centígrados.
«En el caso de los trasplantes alogénicos, la diferencia fundamental es que se utilizan esquemas de intensidad reducida, dosis disminuidas de quimioterapia. Lo que se trata de inducir fundamentalmente es el efecto de injerto contra tumor, pero con mucho menos apoyo de transfusiones y antibióticos».
En ambos casos propone procedimientos ambulatorios, aunque los métodos tradicionales exigen medidas de vigilancia hospitalaria por los riesgos de infección.
El también miembro de la Academia Mexicana de Ciencias, señala que mediante este proceso, donde los costos se reducen a la décima parte, se pueden obtener los mismos resultados e incluso mejores por sus esquemas de menor agresividad al organismo.
Ruiz Argüelles espera presentar resultados de este método con la información recabada por un grupo de 400 pacientes trasplantados en México y algunos países sudamericanos, como Venezuela y Colombia, a principios de diciembre en el congreso realizado por la Sociedad Américana de Hematología.
«La ventaja principal es lograr acercarse mejor a la realidad nacional. En nuestro país sólo se realizan el 10 % de los trasplantes requeridos», comenta y agrega que otra de las ventajas de los esquemas de intensidad reducida es que permite trasplantar a gente de mayor edad y mejorar la calidad de vida en padecimientos crónicos.
Para él uno de los retos de la investigación científica en estos temas es lograr pasar la barrera de la compatibilidad.
«Una de las líneas de investigación más recientes en la que trabajamos son los trasplantes haploidenticos, con donantes con la mitad de compatibilidad necesaria. Hasta cinco años era impensable un trasplante de madre o padre a hijo para evitar los rechazos. Ahora ya se puede hacer, pero el reto es encontrar el medio para que tengan la misma efectividad que los compatibles idénticos, probablemente esto se logre en los próximos 10 años», comenta el hematólogo.