CIUDAD DEL VATICANO, 10 de marzo.- El Vaticano intentó el sábado sofocar las conjeturas de que una división de opiniones entre los cardenales podría prolongar el cónclave que elige al nuevo Papa, mientras avanzan los preparativos con la instalación en la Capilla Sixtina de la chimenea que permitirá anunciar al mundo cuando se haya tomado la decisión.
Pero persiste el espectro de que las primeras sesiones de votación terminen sin decisión, pues no existe un candidato claramente favorito para el cónclave que comienza el martes al tiempo que una larga lista de cardenales continúa examinando los problemas de la Iglesia católica.
«Uno no tiene una decisión cabalmente tomada» ya para el cónclave, dijo el cardenal estadunidense Justin Rigali, quien participó en el encuentro de 2005 que eligió a Benedicto XVI.
«Uno tiene impresiones», matizó.
El vocero del Vaticano, sin embargo, tuvo que esforzarse para enfatizar la «amplia» y casi unánime decisión que los 115 cardenales electores tomaron esta semana para fijar el martes como el comienzo del cónclave y recordó que en el siglo pasado ningún cónclave se demoró más de cinco días.
«Creo que es un proceso que puede ser cumplido en unos cuantos días sin mucha dificultad», afirmó el vocero, reverendo Federico Lombardi, en declaraciones a periodistas.
Aunque la primera votación del martes incluirá posiblemente a varios candidatos nominados, las sesiones subsecuentes allanarán el terreno para los aspirantes que pueden obtener los dos tercios, o 77 votos, necesarios para ganar, agregó.
«Este proceso de identificar a los candidatos que pueden recibir el consenso y sobre en quién los cardenales pueden converger es un proceso que puede avanzar con notable velocidad», consideró.
Lombardi confirmó que sonarán las campanas de la basílica de San Pedro cuando se elija al nuevo papa, aunque reconoció que siempre habrá cierta incertidumbre en toda esa situación.
En 2005, la gente no pudo discernir claramente si el humo que salía de la chimenea era negro o blanco, o si las campanas sonaban o no para anunciar al papa o para simplemente marcar la hora.
«Esta es la belleza de estos actos; es decir, tener un mínimo de suspenso», dijo Lombardi.
«Unos cuantos minutos (de suspenso) son más interesantes que si todo ocurriera como si fuera un reloj suizo», declaró.