CIUDAD DE MÉXICO, 16 de julio.- Crédito creciendo dos o tres veces más que el Producto Interno Bruto (PIB); un nivel de capitalización del sistema superior al promedio internacional y una estrategia de políticas públicas tendientes a integrar un mayor número de clientes, es la mejor herencia que el actual gobierno le deja al próximo en materia bancaria, coinciden especialistas.
Pero también destacan dos retos que consideran “de dimensiones mayúsculas”: que el nivel de financiamiento bancario respecto al PIB logre romper la barrera del 15.1 por ciento que representa actualmente, e incluir a usuarios de bajos ingresos, que hasta ahora han estado fuera del sistema financiero formal.
Alejandro García, director de Instituciones Financieras de la calificadora Fitch, considera que el ritmo de crecimiento del crédito no conoce otro límite que el de la propia economía, por lo que, si bien sería deseable tener una mayor oferta de financiamiento, no se puede ir más rápido para no poner en riesgo la estabilidad del sistema y el nivel de endeudamiento de las personas y las empresas.
“Hoy, con el tema de la incertidumbre global, el crédito no puede crecer más rápido porque estaría en riesgo de convertirse en cartera vencida debido a los posibles impactos en México de la debilidad económica internacional”, explica.
Pero también destaca la importancia de no alterar las condiciones de estabilidad macroeconómica del país, para que no se origine una pérdida en el ritmo.
Las cifras hablan por sí mismas
De acuerdo con información de la Asociación de Bancos de México (ABM), entre 2006 y la expectativa que se tiene para el cierre de 2012, la cartera de crédito de la banca crecerá 107 por ciento.
En palabras de Jaime Ruiz Sacristán, presidente de ese organismo del sector privado, éste es el comportamiento: “aquí lo relevante es que en estos últimos seis años, cumpliendo este año, el crédito bancario va a tener un crecimiento del doble con respecto al 2006”.
Parte de este desempeño, explica, está impulsado por dos razones: un mayor número de bancos en operación y el crecimiento de la clase media en el país, lo que permite una mayor demanda de préstamos.
Esto se refleja también en el aumento de clientes, que según la ABM, pasaron de 32.7 a 47.5 millones de usuarios de la banca entre 2006 y lo que va de 2012.
No mover escenario, la petición
Manuel Díaz Mondragón, presidente del Instituto de Asesoría en Finanzas Internacionales (IAFI), explica que las condiciones actuales de la banca son positivas debido a que es un sistema “relativamente nuevo”.
Refiere que después de la crisis de 1995, que siguió al llamado “error de diciembre” cuando el sistema bancario quedó prácticamente destruido, ahora sólo se puede ir hacia adelante.
Díaz Mondragón reconoce que las políticas públicas impulsadas por el gobierno actual y puestas en marcha por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV, el órgano regulador del sector) para promover la inclusión financiera, mejorar el costo del crédito y fortalecer la estructura financiera de las entidades, son las medidas indicadas necesarias para crecer.
Por ello, espera que “las nuevas políticas públicas en materia bancaria sólo sean la continuidad de las actuales”.
Hoy tenemos un sistema fuerte, dice, con un nivel de capitalización de 15.7 por ciento, cuando el mínimo internacional es de ocho por ciento y las nuevas reglas de capitalización de Basilea III pedirán 10.5 por ciento.
Pymes son las más favorecidas
Si existe un nombre para los avances en inclusión financiera de los últimos años, se denomina “pymes”.
Las pequeñas y medianas empresas resultaron, a decir de especialistas, las más favorecidas por el arranque de la estrategia que promueven las autoridades, en coordinación con la banca privada.
Angélica Bala, directora de Instituciones Financieras de la calificadora Standard and Poor´s, considera que para los bancos más grandes del sistema “ya es parte de su estrategia de crecimiento integrar a empresas pequeñas y medianas”.
Por lo anterior, Santiago Carniado, analista de la misma calificadora, confía en que no habrá un paso atrás en este proceso de integración.
“Lo interesante en este caso es que los bancos encontraron la manera de hacer negocio con un segmento que anteriormente descartaban. Una vez identificada la fórmula es muy complicado que se pueda dar marcha atrás”, menciona.
Así, coinciden en que en adelante, será un mercado en el que nuevos bancos ingresarán paulatinamente.
Según la información del sector, la expectativa de la banca es que, al cierre de este año, sumen 600 mil las pymes acreditadas. Con este total, se habrá cuadruplicado el número de empresas de este tipo atendidas.
En 2006 había 150 mil unidades económicas pequeñas y medianas tomadas en cuenta.
Bala destaca que el impulso a este segmento lo dio la banca de desarrollo, sobre todo, Nacional Financiera (Nafin).
Por mandato, la entidad que dirige Héctor Rangel Domene asumió la responsabilidad de respaldar el ingreso de nuevas pymes al sistema financiero formal. Para lograrlo, el gobierno federal, a través de la Secretaría de Hacienda, simplificó la documentación que se les requiere para acreditarlas.
“Hoy se les piden menos papeles pero eso se sustituye por orientación tanto de parte de la banca de desarrollo como de las instituciones financieras particulares. Es un cambio de paradigma que permite la inclusión sana porque el crédito se convierte en préstamos productivos”, refiere Carniado.
Ambos coinciden en que se mantendrán esas políticas.
Compromiso del nuevo gobernante
Entre los compromisos que planteó Enrique Peña Nieto durante su campaña presidencial en caso de ganar la reciente contienda electoral, dos se refieren al otorgamiento de créditos.
Aunque no son precisamente referidos al sistema bancario, sí tienen que ver con el impulso y la integración de nuevos actores al sistema financiero formal.
La propuesta número cinco implica otorgar créditos de la banca de desarrollo a mujeres emprendedoras.
En ésta se detalla que se creará el Instituto Nacional del Emprendedor para el Crédito, Formación y Capacitación de los emprendedores.
Otros compromisos son fomentar la competencia económica, aumento de inversión en infraestructura y facilitar el acceso a créditos productivos a través de una Banca de Desarrollo fortalecida.
Ello implica reforzar al brazo financiero del gobierno, que es la banca de desarrollo.
En el compromiso número 71 se asume la obligación de impulsar un fondo para micro, pequeñas y medianas empresas.
A la letra dice: “Crear un fondo de mil millones de pesos anuales con créditos blandos y programas de apoyo concurrentes que permitan a las MiPymes incorporar tecnologías de la información y comunicaciones en sus procesos”.
Ello para mejorar las condiciones en las que operan las empresas de menor tamaño que son la mayoría.
De acuerdo con cifras oficiales, en nuestro país existen cinco millones de unidades económicas, de las cuales más de 90 por ciento son micro, pequeñas y medianas empresas.
De ellas, 600 mil están integradas al sistema financiero.