*Los golpes de los policías dolían, claro, pero cuando sentí que me moría fue cuando me pusieron la bolsa de plástico en la cabeza y no podía respirar…
Tijuana, B.C. “Los golpes de los policías dolían, claro, pero cuando sentí que me moría fue cuando me pusieron la bolsa de plástico en la cabeza y no podía respirar. No fue una, sino varias veces…”, expresa Adrián Vázquez Lagunes, un veracruzano que forma parte de los casos de víctimas de tortura documentados por Amnistía Internacional (AI) y la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Este martes, representantes de AI estarán en Tijuana para solicitar la liberación inmediata de Adrián, como parte de una campaña que impulsa en todo el mundo con ese propósito.
“Me trajeron paseando por Tijuana y me golpeaban. Querían que les dijera donde estaba la droga y las armas. ¿Yo qué iba a saber? No sabía de qué me hablaban?, comenta al tiempo de rememorar esas doce horas que fue torturado por los policías y las diversas lesiones que le dejaron, entre ellas la ruptura de siete costillas, el estallamiento del bazo y la perforación de un pulmón. Ademas de una operación de emergencia cuando ya estaba detenido en la Procuraduría General de la República (PGR), la cual requiere de atención médica de primer nivel a consecuencia de la golpiza.
“Me golpearon con las manos y a patadas; cuando estaba tirado en el piso, se subieron para brincar sobre mi estómago. Lo peor es sentir morir porque te ahogan y después regresas queriendo tomar todo el aire. Ganas de seguir vivo, ¿pero para qué; para seguirme torturando?”, comenta en entrevista para La Jornada.
Preso desde hace tres años, camina lerdo por los pasillos y celda del penal de El Hongo, en la zona montañosa de Tecate, a causa de las lesiones provocadas por seis agentes de la Policía Estatal Preventiva que lo confundieron con Gonzalo Insunsa El Macho Prieto, un teniente del cártel de Sinaloa que murió en diciembre de 2013 en Puerto Peñasco, Sonora, justo año y medio después de haber sido detenido Adrián.
Originario de Las Tinajas, Veracruz, Adrián llegó a Tijuana para trabajar en una maquiladora y después en un taxi de ruta (una Calafia), hasta que fue detenido en un operativo para atrapar a El Macho Prieto en esta frontera, de acuerdo con fuentes de inteligencia que lo ubicaron en la zona norte de Baja California. Ese día detuvieron a seis personas, entre ellos a Adrián, pero no a El Macho Prieto. Se les fue, si es que esa vez estuvo en Tijuana.
Los agentes estatales le “sembraron” una pistola y 70 miligramos de droga sintética y, tras detenerlo, lo presentaron como Adrián Vázquez Lagunes, El Macho Prieto.
Agradece a Amnistía Internacional y a la ONU por el apoyo incondicional que le han dado, así como a su abogada Sandra Esquer, por el trabajo jurídico de su caso, aunque todavía se encuentra en prisión por los miligramos de droga que supuestamente traía consigo.
“Son los únicos que me han ayudado”, expresa tras señalar que no pide nada contra los policías que le cambiaron su vida, pero si cometieron un delito -afirma- deben ser castigados.
En una carta a Arely Gómez, AI asegura que Vázquez Lagunes es un “sobreviviente de tortura” que permanece en prisión, “mientras que su juicio está en curso, a pesar de que la única prueba relevante en su contra le fue plantada durante la tortura que sufrió”.
También señala que los agentes de la policía fueron acusados de tortura en Baja California y es la primera consignación por tortura en un estado donde las denuncias son numerosas.
Por ello, las organizaciones internacionales demandan que la PGR se desista de los cargos en contra de Adrián Vázquez, para que sea liberado “inmediatamente”, y pidió continuar con las investigaciones sobre “este terrible caso”, a fin de llevar a todos los responsables ante la justicia “respetando el debido proceso y que garanticen que esto no vuelva a suceder”.