CIUDAD DE MÉXICO, 8 de noviembre.- Los causantes de todo este relajito del próximo fin del mundo son los mayas. O eso ya se volvió lugar común.
Los mayas en realidad pronosticaban, y muy sabiamente, fenómenos astronómicos como equinoccios y eclipses. Observaban los cielos y los interpretaban, pero no dejaban de vivir en un mundo de creencias mágicas y dioses.
En 1958, al sur de Macuspana, en Tabasco, se encontró la famosa estela maya de Tortuguero, una tableta monolítica de tres piezas donde destaca la fecha 4 ahau 3 kankin (equivalente al 21 de diciembre de 2012) como el fin de una era.
Esta era corresponde a la terminación de un periodo conocido por ellos como el décimo tercer baktún, donde cada baktún dura aproximadamente 400 años.
Sería entonces el fin de una era de 5 mil 125 años. Hay estudiosos que la sitúan el 23 de diciembre (con lo que ya habremos ganado dos días más).
La estela, catalogada como estela 6, describe en esa fecha el descenso de un dios, Bolom Yokté, deidad relacionada con la creación y la guerra. De ahí parte del chisme.
Según los jeroglíficos, el día del solsticio de invierno, el antiguo gobernante Bahlam Ajaw le entregará el poder a Bolom e iniciará una nueva era.
En realidad, eso es todo lo que sabemos de la tan llevada y traída predicción.
Sin embargo, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y otros centros de investigación respetables ya han desmentido que la pieza anuncie el apocalipsis del mundo o prediga su fin.
Como sea, los mayas son una cultura de más de 3 mil años, con literatura, arquitectura y organización propias; que poseían impresionantes conocimientos matemáticos y astrales.
Su calendario solar, por ejemplo, es más preciso que el que empleamos actualmente; todas sus ciudades están orientadas por la bóveda celeste y podían predecir eclipses y todos los movimientos sinódicos, en especial los de Venus.
Tal vez por eso su palabra nos parezca tan confiable. O, quizá, para el resto del mundo la palabra maya suena tan exótica que unida al término fin del mundo logra una especie de trance universal.
Por lo pronto, en Google hay más de 11 millones de resultados cuando se busca “Mayas 2012”. Y, sí, la gran mayoría tiene que ver con el fin del mundo.