La NASA probará en Atacama un rover para perforar suelo marciano

El taladro del rover Zoe logrará perforar hasta un metro de profundidad, el del Curiosity no llega más allá de los siete centímetros bajo la superficie.

A partir de la primera semana de mayo, el rover Zoe -que desde el año 2003 ha servido como prototipo de pruebas para los robots marcianos de la NASA- comenzará a probar en el desierto de Atacama un taladro capaz de perforar hasta un metro. «Es lo mismo que se espera hacer en una próxima misión en Marte», asegura la astrobióloga y geóloga planetaria Nathalie Cabrol, investigadora del Instituto SETI y del Ames Research Center de la NASA.
Cabrol, quien llegó a Chile invitada por la Universidad Mayor para dar una conferencia pública en dicha casa de estudios el jueves, adelantó que a fines de noviembre se iniciará la segunda etapa de las pruebas de su «lake lander», un rover para ambientes acuáticos que podría emplearse en futuras misiones a los lagos de metano de Titán, la segunda luna de Saturno, y de otros mundos acuáticos.

Las pruebas las realizan en la laguna Negra, situada en el interior del Cajón del Maipo. Hace 16 años que Nathalie Cabrol visita los lugares más extremos de Chile para probar tecnología y estudiar ambientes extremos. Comenzó en 1997 con el rover Nomad. «No era más que una cámara con ruedas, pero aprendimos un montón con él».

En 2003 pasaron a una segunda etapa con Zoe, cuya misión fue buscar vida microscópica superficial en Marte. «En realidad, nadie esperaba encontrar vida de este tipo en Marte debido a la extrema radiación ultravioleta, pero las pruebas acá fueron una vía para aprender sobre habitabilidad y medio ambiente, y también que, si se les enseña, los robots pueden buscar vida microscópica por su cuenta». Zoe ahora se prepara para probar un taladro en el desierto.

David Wettergreen, investigador de la U. Carnegie Mellon y líder del proyecto en Atacama, detalla desde EE.UU. que hay muchas diferencias entre el taladro de Zoe y el del Curiosity, que se encuentra en Marte. Este último toma muestras que no alcanzan más allá de los siete centímetros bajo la superficie. El de Zoe llegará a un metro de profundidad.

En esta investigación los expertos trabajan con la U. Católica del Norte. Otra de las inquietudes de Cabrol era saber cómo habría sido la vida en Marte antes de que el agua desapareciera, es decir entre 4 mil millones y 3 mil millones de años antes del presente. Y nuevamente el ecosistema atacameño proporcionó la respuesta. «Si quieres volver en el tiempo a Marte, lo mejor es ir a los lugares más altos de la Tierra. Esto, porque cuanto más alto, la radiación ultravioleta aumenta, la atmósfera es más delgada y la temperatura es más fría. Así, en los ambientes volcánicos andinos encontramos el análogo perfecto a como era Marte en el comienzo de su historia, y también la Tierra».

La investigadora ha dedicado gran parte de su tiempo a subir volcanes muy altos en Chile y Bolivia en busca de ambientes lacustres extremos. Es así como ha trabajado principalmente en el Aguas Calientes y Licancabur, y en las lagunas en sus alrededores. «Descubrimos un ambiente único, donde la radiación solar está entre las más altas que se han medido en el planeta».

La investigadora busca también analogías con Marte y cómo un cambio climático que trajo mayores temperaturas acabó con la vida del planeta, supuestamente.En cuanto a la exploración de los lagos cordilleranos con el «lake rover», la idea no es tanto buscar un símil en cuanto a la posibilidad de encontrar seres vivos. «No obtendremos una respuesta sobre la vida allí, pero los procesos que están teniendo lugar en esos lagos terrestres, como el aumento en la turbiedad o los cambios en la temperatura, son similares a los de Titán. Queremos enseñar al robot a entender esos procesos para usarlos posteriormente en ese u otros mundos», dice.