México • La Arquidiócesis de México afirmó que el ejercicio de la política no se pueda reducir a “una vulgar rebatinga de intereses económicos e ideologías débiles”, porque de continuar esta práctica, “se forjará una decepción hacia la democracia” y se incrementará el desprecio por los políticos.
El Arzobispado advirtió que “la sociedad está cansada de la mediocridad parlamentaria, del autoelogio de los gobernantes, del derroche escandaloso para crear imagen y difundir logros gubernamentales, de las miles de excusas ante la ineptitud, y de que, pese a la evidencia del abuso de poder, el enriquecimiento ilícito y la corrupción, simplemente nunca pase nada. Los poderosos saben que cuentan con un manto de impunidad”.
En el editorial del semanario Desde la fe, titulado “Políticos a la altura”, se destacó que la historia de México parece ser una interminable trama de discordias, confrontaciones y resentimientos, pese a que “los mexicanos hemos escogido un sistema democrático en el que buscamos ser representados, pero la realidad parece decirnos otra cosa”, porque los partidos políticos “instrumentalizan nuestro voto para legitimar una lucha encarnizada por el poder y el enriquecimiento, a costa del atraso en el progreso de nuestra patria”.
Con impotencia, indica el semanario “los ciudadanos vemos cómo la mayoría de nuestra clase política usa una demagogia con la que pretende engañar a la población, haciéndole creer que lucha por el bien común, cuando en realidad las reformas o cambios que proponen obedecen a intereses de grupos económicos o de poder, buscando salvaguardar e incrementar sus privilegios sin importarles realmente el pueblo; ese pueblo que les confió el gobierno con la única finalidad de alcanzar el progreso y la justicia social
Se pronunció porque los nuevos legisladores y gobernantes tengan una auténtica vocación política que los haga comprender que la legitimidad para ejercer el poder que les da el voto ciudadano, solo se justifica cuando se trabaja a favor de los intereses nacionales.
Por eso se espera que “vean en su quehacer una oportunidad invaluable para desatorar las reformas estructurales que tanta falta le hacen a nuestro país” y que los mueva un verdadero compromiso por el progreso, la implantación de la justicia y la superación de la pobreza”.