Machos, el sexo más enfermizo

El empleo de los recursos energéticos de cada especie es una variable para que estas afronten el desgaste físico y tengan una mejor respuesta inmune, la cual se ha visto que en los machos es muy pobre, ya que invierten mucha energía en defender un territorio o tener hijos.
Los machos también son considerados el sexo más enfermizo, pues mueren más pronto y en mayor proporción que las hembras, entre otras cosas, porque tienen más patógenos o parásitos en su organismo.

El término de sexo más enfermizo fue propuesto por la investigadora estadounidense Marlene Zuk, para explicar que los machos tienen más patógenos y, en consecuencia se mueren más que las hembras. El grupo de investigación del doctor Alejandro Córdoba Aguilar, del Instituto de Ecología de la UNAM, se ha dado a la tarea de confirmarlo mediante el monitoreo de una comunidad de libélulas en Tehuiztla, Morelos.

Tomando a estos insectos como su objeto de estudio durante dos años, los investigadores compararon si eran los machos quienes más se parasitaban y morían a causa de dos parásitos que los atacan: unas gregarinas, protozoarios que se alojan en su intestino, y unos ácaros que se adhieren a su piel. Finalmente comprobaron que esto sí ocurre.

Las libélulas adquieren las gregarinas al comer otros insectos, los cuales se las transmiten y las alojan en su intestino. Cuando son muchas, pueden obstruir el tracto digestivo hasta romperlo, lo que favorece la aparición de infecciones. Por su parte, los ácaros se adhieren a la piel y absorben los líquidos vitales del organismo. El doctor Córdoba Aguilar explicó que estos dos tipos de parásitos reducen la supervivencia de las libélulas.

Parásitos y desgaste de energía, las causas

Se planteó como segundo objetivo de la investigación realizar varios experimentos en los que infectaron con estos protozoarios a libélulas recién llegadas a la vida adulta, tanto machos como hembras. Córdoba Aguilar precisó que también formaron grupos como controles sin infectar.

Esto con el fin de saber si los machos son los más vulnerables o enferman más porque llegan a zonas donde abundan los parásitos.

«Este experimento lo hicimos bajo situaciones controladas, en donde infectamos a los organismos en encierros, donde ya no se vuelvan a infectar y donde controlamos las tazas de infección. Lo que vimos es que cuando contamos los parásitos, a pesar de que les dimos el mismo número a machos y hembras, son los machos los que tienden a desarrollar más parásitos y son menos efectivos para deshacerse de ellos, lo cual es muy compatible con la idea del sexo más enfermizo», reveló el investigador.

El tercer objetivo del trabajo consistió en conocer el gasto energético de cada sexo. Para averiguarlo, los científicos manipularon la cantidad de alimento y parásitos que les daban a cada libélula y encontraron que independientemente de si están bien o mal alimentados, siempre será una prioridad de los machos invertir más en la grasa que se aloja en la musculatura del tórax y no tanto en el abdomen, como las hembras, pues esto les permite realizar vuelos vigorosos.

«Incluso, los bien alimentados se siguen muriendo más pronto que las hembras que están mal alimentadas. El efecto es tan dramático que pareciera que el destino de los machos es morir pronto, porque tienen una respuesta inmune muy pobre, le invierten muy poco y se están infectando mucho más», señaló.

Machos en desventaja

«Marlene Zuk decía que si efectivamente esos modelos energéticos tienen razón, esto quiere decir que es una batalla que nunca se va a ganar. Nosotros estamos de acuerdo, pues no importa qué tan bien alimentes a un organismo o qué tan bien lo trates, se va a morir más rápido si es macho», aseguró el doctor Córdoba Aguilar.

Si esta situación quisiera modificarse, agregó, tendría que ser a nivel genético, a través del apagado de genes involucrados con la vulnerabilidad inmunológica a la que se enfrentan los machos.

Alejandro Córdoba concluyó que más allá del terreno de las libélulas, estos hallazgos tienen repercusiones interesantes porque abren la puerta para entender el gasto energético de los organismos y conocer las diferencias entre machos y hembras, lo cual podría trasladarse al ámbito de los seres humanos para enfocar la lucha por abatir las causas y la mortalidad de los hombres, mayor en comparación con las mujeres.