Misión de NASA en Marte: 400 científicos en salida de campo

WASHINGTON, ESTADOS UNIDOS (06/AGO/2012).- Imagine 400 científicos en una salida de campo extraterrestre en la que cada uno desea examinar todas las rocas de interés que encuentra a lo largo del camino: bienvenido a los próximos dos años de histórica misión robótica de la NASA en Marte.

Los científicos en la Tierra están ansiosos por explorar el Cráter Gale de Marte, donde se cree que hace muchos años hubo agua, y donde el robot Curiosity de la agencia espacial estadounidense se posó este lunes.

Curiosity, un sofisticado laboratorio robotizado que costó dos mil 500 millones de dólares, se dirigirá luego hacia el Monte Sharp, una montaña marciana de unos cinco mil metros de altura, con capas de sedimentos que pueden tener hasta mil millones de años y contener valiosa información sobre el pasado del planeta rojo.

Pero puede pasar todo un año terrestre antes de que el robot a control remoto llegue a la base de este pico, que se cree está a unos 20 kilómetros del lugar donde se posó Curiosity.

«Vamos a asegurarnos de que estamos funcionando a toda máquina antes de aventurarnos a través de las llanuras», dijo a los periodistas John Grotzinger, científico del Laboratorio Científico de Marte (MSL, por su sigla en inglés), poco después de que el vehículo robótico, o ‘rover’, se posara en suelo marciano.

«Posiblemente en un año más o menos podríamos estar en la base del Monte Sharp, porque el lugar en el que nos posamos parece interesante y no queremos simplemente salir corriendo de allí sin haberlo estudiado muy bien».

Primero que nada hay que hacer varias comprobaciones en el Curiosity, un ‘rover’ del tamaño de un automóvil, lo que podría llevar semanas.

Luego vendrán los inevitables pedidos de cada científico involucrado, que según un experto la NASA harán de la misión una especie de salida de campo masiva.

«Será como ir de vacaciones con la familia en auto de aquí a Chicago (Illinois, norte)», dijo Richard Cook, director de sistemas de vuelo para el MSL en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL, por sus siglas en inglés) en Pasadena, California (oeste).

«Salvo que será una ‘familia’ de 400 científicos, cada uno queriendo parar y mirar cada fósil que encuentre».

Antes de ponerse en marcha, el ‘rover’ verificará los diversos instrumentos a bordo, desde un láser para vaporizar rocas hasta un telescopio con un minilaboratorio para analizar polvo y rocas.

El rover también lleva herramientas para buscar compuestos de carbono, bloques básicos de la vida, y un detector que puede recoger agua subterránea a una distancia de 50 centímetros.

Uno de los instrumentos, el Detector de Evaluación de Radiación (RAD, por su sigla en inglés), ya ha estado recolectando datos sobre la radiación recibida por la nave, incluyendo los efectos de cinco grandes erupciones solares desde que el MSL fue lanzado en noviembre de 2011.

El monitor ha rastreado partículas de alta energía atómica y subatómica del sol, que puedan ser un peligro para los astronautas en caso de una eventual misión humana a Marte en el futuro, algo que el presidente estadounidense Barack Obama estima para no antes de 2030.

Dan Hassler, investigador principal del RAD del Curiosity, dijo a periodistas la semana pasada que se siguen analizando los datos, pero advirtió que la radiación registrada contribuiría «significativamente» a llegar al límite tolerable en el curso de la carrera de un astronauta.

Las últimas sondas de la NASA enviadas al planeta rojo en 2004, Spirit y Opportunity, que funcionaban a partir de energía solar, tenían una duración prevista de tres meses, pero permanecieron por más tiempo. Spirit duró más de seis años y Opportunity todavía está operativa.

«La misión nominal (para Curiosity) es de dos años, pero creo que si dura dos veces más nadie se sorprendería», dijo Pete Theisinger, titular de la Dirección de Ingeniería y Ciencias del JPL.

«No tenemos ninguna prisa, ¿entiende? Y no vamos a arruinarlo».