CIUDAD DE MÉXICO, 13 de octubre.- Para 2015 el Programa Nacional de Carrera Magisterial quedará sepultado.
Con la aprobación de la Ley General del Servicio Profesional Docente, el gobierno federal da carpetazo a uno de los programas que durante 20 años fue la vía directa para que los maestros de educación básica mejoraran su salario hasta en 200 por ciento adicional a su ingreso base, sin que ese beneficio representara mayor aprendizaje para los alumnos.
Tras esas dos décadas, el pago de los salarios para los docentes beneficiados subió anualmente al punto de acumular hasta 2012 una bolsa superior a los 50 mil millones de pesos, según estimaciones de fuentes de la Secretaría de Educación Pública (SEP).
Pero con la entrada en vigor de la ley secundaria de la reforma educativa, se implementarán nuevas reglas para que los maestros obtengan un mejor ingreso y dejará de ser vitalicio, con lo que se termina así con un programa que con el paso de los años se fue desvirtuando y que desde su origen nunca prometió traducirse en mayor aprendizaje de los alumnos, coincidieron Lucrecia Santibáñez, investigadora en temas educativos de Mexicanos Primero, y Aldo Muñoz Armenta, académico de la Universidad Autónoma del Estado de México, especialista en el sistema educativo mexicano.
Cuando surgió, en 1993, “no se prometió enseñar mejor a los niños, se prometió mejorar el salario de los maestros a través de su mérito y no de su lealtad al sindicato, y no fue uno de los compromisos del programa mejorar la calidad de los aprendizajes de los alumnos, sino la situación de los maestros por mérito propio y se daba por hecho que si el maestro estaba mejor preparado y mejor pagado iba a hacer mejor labor, pero nunca se verificó ese aspecto y ahora, 20 años después, eso se le reclama al programa”, señaló Muñoz Armenta.
Al respecto, el estudio Metas, estado de la educación en México 2011, elaborado por la asociación Mexicanos Primero, concluyó que “el programa cumplió con el objetivo implícito de mejorar las condiciones económicas del magisterio, ya que permitió que muchos maestros frente a grupo pudieran incrementar sus ingresos sin tener que esperar a llegar a una plaza de director”.
Sin embargo, el carácter vitalicio de esa mejora salarial inhibió a los docentes para esforzarse en mejorar su desempeño, pues al asegurar ese ingreso adicional permanente disminuyó su deseo por actualizarse.
Para Lucrecia Santibáñez, “representó un aumento salarial para el maestro, mejoró su condición de vida, que era uno de los objetivos, pero no es claro si mejoró en la calidad educativa”.
Terminan estímulos vitalicios
A diferencia del Programa Nacional de Carrera Magisterial, la nueva ley establece que las promociones salariales de los maestros dejarán de ser permanentes, ya que deberán aplicar evaluaciones sistemáticas para mantener ese beneficio económico, de lo contrario, volverán a ganar el sueldo base que indican las plazas que ostentan.
El artículo 37 de la Ley General del Servicio Profesional Docente estipula que “las autoridades educativas locales operarán, conforme a las reglas que emita la Secretaría, un programa para que el personal que en la educación básica realiza funciones de docencia, dirección o supervisión pueda obtener incentivos adicionales, permanentes o temporales”.
Pero ese incentivo salarial tendrá que renovarse para que lo puedan conservar. El artículo 39 de esa misma ley establece que “los beneficios del programa tendrán una vigencia hasta de cuatro años cuando se trate de una incorporación al primer nivel. Para confirmar el nivel o ascender al siguiente, el beneficiario deberá obtener en los procesos de evaluación de desempeño resultados iguales o superiores”, de lo contrario, se le quitará ese estímulo económico.
Sin embargo, los maestros que lograron mejorar su nivel salarial a través de las cinco categorías del programa conservarán el nivel obtenido, pues el artículo 11 transitorio de la Ley del Servicio Profesional Docente señala que “los beneficios adquiridos por el personal que participa en Carrera Magisterial no podrán ser afectados”.
Crítica
Para los especialistas consultados por Excélsior, el programa se ensució con actos de corrupción y opacidad.
Aldo Muñoz y Lucrecia Santibáñez coincidieron en que nunca fue posible saber la bolsa que el gobierno federal destina a cada estado para ese programa, lo cual propició actos de corrupción en el ámbito estatal
De acuerdo con el maestro Muñoz, los gobernadores no avisaban que habían muerto maestros o se habían jubilado.
“Eso siempre fue opaco y derivó en actos de corrupción”, expresó.