Música, mentadas y hasta conatos de bronca

Ciudad de México
Durante la discusión del cuarto dictamen de las leyes secundarias en materia energética en la Cámara de Diputados, el legislador panista Rubén Camarillo acusó que en el pleno existe un «grupo radical que ha venido a hacer concurso de bajezas», luego de que el perredista Alejandro Cuevas terminó su discurso señalando a los diputados que le pedían culminar su alegato: «ladren, votaremos en contra».

Antes, todavía de madrugada, un conato de bronca con todo y mentadas de madre, trova en la tribuna y un legislador que reclamó a sus pares que solo se dedicaran «a estar chingando», fueron tres momentos que se vivieron en el salón de plenos.

Por la tarde, Camarillo Ortega dijo que con la participación de un «grupo radical» en la tribuna, «pareciera ser que el concurso es a ver quién exhibe de mejor manera sus miserias intelectuales».

En respuesta, el vicecoordinador de Movimiento Ciudadano, Ricardo Mejía, reprochó que el panista pronunciara su discurso y abandonara el pleno, pues así «deja la víbora chillando».

Por la mañana, cuando aún se discutía el tercer dictamen, el primer incidente ocurrió durante la intervención del perredista Antonio García Conejo, quien en diciembre pasado al protestar contra la reforma energética se desnudó mientras pronunciaba su discurso en la sede alterna montada en el Auditorio Aurora Jiménez de San Lázaro.

El legislador, hermano del coordinador de su bancada, Silvano Aureoles, recibió silbidos durante su intervención al referirse al Pemexgate como pemesguei, o pemesgaite, como quieran llamarle».

Luego de pedir en varias ocasiones al presidente de la Mesa Directiva, José González Morfín, que llamara al orden a los legisladores, el perredista soltó desde la tribuna:

«A ver, compañeros legisladores. Está bien, uno viene a hacer un esfuerzo para estar aquí, porque además le pagan para eso, pero una cosa es que uno haga un esfuerzo y a veces se pase uno del tiempo y otra cosa que ustedes solamente se dediquen a estar chingando. A estar solamente —disculpen, compañeros— pero no todos, no todos».

Ese episodio desencadenó una confrontación entre el perredista Catalino Duarte y el priista Reynaldo Navarro de Alba.

Mientras García Conejo pronunciaba su discurso, Navarro de Alba le exigía que se callara. Desde su curul, Catalino Duarte gritó al priista que cerrara la boca, y fue entonces cuando el mexiquense a paso veloz, recorrió medio salón y ya muy cerca del perredista le gritó a todo pulmón «Chinga a tu madre».

Un grupo de diputados y diputadas de distintos partidos se arremolinaron entre ellos evitando que el roce llegara a mayores.

Más adelante, la tensión bajó, cuando al hacer uso de la palabra la perredista María del Rosario Merlín decidió llevar hasta la tribuna su celular para colocar en uno de los micrófonos la canción «La maldición de la Malinche», del mexicano Gabino Palomares.

Con voz pausada, la legisladora pronunció su discurso: «Compañeros, compañeras, en este momento que México está viviendo la historia más trascendental, donde estas leyes, por supuesto que tienen que ver mucho, pudiera decirles todos los artículos reservados, pudiera leerles todos los agravios o las inconformidades de diferentes sectores, pudiera venirles a gritar y ustedes gritarme ¡tiempo! y ¡cállate!».

«Más sin embargo, estas reservas que de manera trillada, muy trillada se han presentado y que muchos de nosotros, el cansancio, ya quisiéramos estar dormidos, estar en nuestros estados, trabajando», agregó.

En la tarde, el coordinador de la bancada priista, Manlio Fabio Beltrones, resumió el desarrollo de la sesión iniciada el lunes pasado al señalar que «a nadie se le ha negado el uso de la voz; ha habido expresiones interesantes, interesadas, inteligentes y hasta algunas de ellas pasionales o emocionales, que indican el contenido de fondo de un nuevo proyecto que se está planteando para explorar y producir petróleo y gas en México, ante la modernidad exigida».

Por la noche, la perredista Delfina Elizabeth Guzmán subió a la tribuna con una caja de regalo que, aseguró, contenía un regalo del PRI, para el Partido Verde: la Agencia Nacional de Seguridad Industrial y de Protección al Medio Ambiente del Sector Hidrocarburos.