Prevención y educación contra consumo de mariguana

Los estupefacientes generan dependencia física y emocional, afectan el funcionamiento del cuerpo y de la persona en su entorno social. La mariguana es una de las drogas ilegales más consumidas a nivel mundial.

La mariguana es una droga extraída de la planta cannabis sativa. Se fuma en cigarrillos o pipas, es ingerida en alimentos e infusiones o untada en pomadas y aceites. Al entrar al cuerpo su principal sustancia activa, Delta 9 Tetrahidrocanabinol o THC, produce diversos efectos dependiendo de la cantidad, de quién la consume y del contexto en la que se usa.

En el mercado hay más de mil 200 variedades y con diferentes cantidades de concentrados de THC; éstas puede tener desde 10 hasta 300 miligramos por carrujo.

Cuando el Delta 9 llega al cerebro, se adhiere a los receptores de canabínoides ubicados en las células nerviosas del mismo, de esta forma intervine en las acciones de todo el cuerpo, explicó el especialista Rodolfo Rodríguez Carranza, Jefe del Laboratorio de Medicamentos en la Facultad de Medicina de la UNAM.

Los más comunes son la sudoración, mareos, náuseas, falta de coordinación en manos y piernas, entre otras. Al consumo constante de mariguana también se le asocian problemas de memoria, déficit cognitivo, cáncer, depresión, ansiedad y otros problemas mentales.

De hecho, se recomienda no consumir o depender de esta droga antes de los 21 años, pues para entonces no ha madurado el sistema nervioso central y genera mayor dependencia.

A pesar de los efectos adversos en la salud, la mariguana es una de las drogas ilegales más utilizadas en el mundo, al menos por el 4% de la población. En México, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Adicciones 2011, ésta es utilizada por el 80 % de los consumidores de drogas ilícitas.

Las razones: se considera una «droga blanda», poco dañina, es más barata que otras y entre sus principales efectos genera tranquilidad, relajación y analgesia.

La mariguana, según Rodríguez Carranza, funciona como analgésico y podría ayudar a hacer más llevadera la vida de los enfermos terminales y la de aquellos que tienen sufrimientos físicos o mentales.

Política de regulación
La política para regular el consumo de las drogas debe asentarse en evidencia científica. Si tomamos en cuenta que las drogas son sustancias químicas que producen cambios físicos y psicosociales en la salud del individuo, que generan dependencia física y un deseo persistente por consumirlas, lo mejor es atacar y tratar este asunto desde el ámbito médico, recomendó Fernando Cano Valle, investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.

Explicó que en Europa se previenen las adicciones, mientras que en nuestro país reina el paradigma prohibitivo que limita el tratamiento a los dependientes y la difusión de información en relación a esta droga.

A decir verdad, no hay un modelo a seguir que sea totalmente eficaz para atacar el problema de las drogas, pero la prevención es quizá un mejor camino que la criminalización, concluyó.