El académico universitario, Antonio Sánchez Antillón, consideró que basar la ilusión en la mentira, para el chantaje, no es bueno, por lo que sugirió evitar la idea de que el Niño Dios, Santa Claus o los Reyes Magos traen los juguetes.
Indicó que chantajear o amenazar a los niños para que se porten bien, pues de lo contrario el Niño Dios, Santa Claus o los Reyes Magos no les traerán regalos en Navidad, es un método común pero que hace evidente la dificultad de los padres para ejercer su autoridad.
El jefe del Departamento de Salud, Psicología y Comunidad del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), comentó que todas las sociedades se inventan cuentos, leyendas, mitos para que los niños se porten bien y puedan educarlos.
“Pero yo espero que estas fiestas no estén envueltas o sostenidas en esas formas en las cuales los padres no pueden resolver ser obedecidos por los hijos, no puedes delegar tu autoridad a un si no, no te va a traer nada el niñito Dios”, dijo.
Añadió que esos métodos se utilizan en vez de darle un argumento racional que el niño vaya introyectando respecto a lo que se espera que tenga que hacer para vivir en una sociedad, “aunque cada quién puede asustar a sus hijos como sea”, aclaró.
Reiteró que a veces, precisamente encubrir bajo la fantasía de que el Niño Dios te va a castigar o Santa Claus no te va a traer regalo, es por una incapacidad de la gente que debe de sostener la autoridad, de hacer su función.
“Lo vemos en los niños y lo vemos en adultos con quienes pasa lo mismo, decir, ahí viene el policía, Santa Claus no te va a traer nada, yo digo qué bonita ilusión de los papás, qué falta de ejercer la función de autoridad”, destacó.
Resaltó que “eso mismo que pasa en las familias, pasa en los organismos estructurados institucionalmente y que tienen como responsabilidad ejercer la justicia, pues dices es un país de pobres, mentalmente”.
El académico agregó que, aunque pueda tratarse de una ilusión para los niños, no es necesario decirles que existen estos personajes religiosos o fantasiosos, pues lo importante es, por un lado, enseñarles el verdadero significado del festejo de la Navidad, y por el otro, plantearles ilusiones de mayor importancia social.
“Es un juego en el que puedes meter o no al niño, pero no es necesario, el niño no se va a morir si no tiene esa ilusión, hay otras ilusiones en la vida infantil, la forma de pensamiento del niño es maravillosa, fantasiosa, la puedes explotar de otra manera sin que necesariamente exista un Santa Claus o no”, consideró.