«Terminó fase de crecimiento en los países emergentes»: Guillermo Ortiz

México • La etapa de crecimiento acelerado de las economías emergentes más importantes ha concluido, por lo que el modelo de crecimiento basado en las ventajas comparativas del sector exportador es menos viable, aseguró Guillermo Ortiz Martínez, presidente del Consejo de Administración del Grupo Financiero Banorte.

En el contexto de la reunión anual de los 300 líderes mexicanos celebrada en el Museo Nacional de Antropología, el ex gobernador del Banco de México y ex secretario de Hacienda dijo que el país se encuentra en una coyuntura histórica; por ello, si México desea alcanzar los niveles de desarrollo de los países avanzados, “debemos transformar nuestro sistema hacia uno en el que las ideas y la iniciativa emprendedora sean el principal motor del crecimiento”.

A continuación las palabras íntegras de su intervención:

El escenario económico global está en un periodo de transformación profunda, todavía como secuela de la gran crisis financiera global que detonó hace cinco años.

En particular, los mercados emergentes enfrentan un escenario complejo.

Después de varios años de abundante liquidez a nivel global, la expectativa para los próximos años es que las condiciones financieras se vuelvan más restrictivas y que puedan darse salidas de capital de los países emergentes. Esto ya está ocurriendo para el caso de los países más vulnerables, que dependen más del financiamiento externo.

Es probable que —por distintas razones— la etapa de crecimiento acelerado de las economías emergentes más importantes —los llamados BRICs— ha concluido y que la derrama económica que generan se atenuará hacia delante.

Es improbable que la demanda de los países avanzados recupere el impulso que tenía antes de la crisis. Ello hará menos viable el modelo de crecimiento basado en las ventajas comparativas del sector exportador.

Todo esto ha sido reconocido por el FMI en su última evaluación de la economía mundial entregada al G-20 en San Petersburgo hace unos días. Cabe recordar que, apenas en abril pasado, el FMI todavía sostenía que los mercados emergentes seguían siendo el principal impulsor del crecimiento global. Ahora son las economías desarrolladas las que inician una expresión moderada.

En este contexto, si México ha de prosperar y realizar su potencial, es esencial que tengamos una visión clara de:

· Qué queremos lograr

· Dónde queremos llegar en el medio y largo plazo

· Qué elementos necesitamos para lograrlo

El crecimiento de largo plazo del país dependerá de nuestra capacidad de reformar el sistema a uno más conducente a la innovación y a la igualdad de oportunidades.

En tanto que las instituciones no funcionen eficientemente, no garanticen un trato equitativo entre los ciudadanos y la carga regulatoria resulte prohibitiva, la iniciativa individual no podrá prosperar y las oportunidades de progreso estarán irremediablemente limitadas.

Se trata de crear un sistema en el que cualquier iniciativa valiosa tenga las mismas posibilidades de realizarse; un sistema en el que el haber estudiado en una escuela privada o pública no sea una determinante significativa de las posibilidades de ingreso futuro; un sistema que premie la excelencia individual por encima de los grupos de interés.

Este es un proceso que pasa necesariamente por el fortalecimiento del marco regulatorio, por la construcción de un verdadero Estado de Derecho, por un abatimiento de la informalidad y por la provisión de la infraestructura necesaria para atender eficientemente los derechos económicos y sociales de la población es decir, necesitamos un gobierno que funcione para potenciar a la sociedad.

Así para encauzar el rumbo de nuestro país hacia un mayor nivel de desarrollo, debemos adoptar una visión de largo plazo. Si queremos hacer de México una nación moderna, dinámica, educada, innovadora, segura y equitativa, hoy tenemos que sentar las bases para que durante los próximos 30 años el país sea capaz de realizar su potencial. Ésta es una responsabilidad histórica a la que no podemos renunciar.

Y en realidad es que México tiene todo para lograrlo:

Tenemos una población joven y dinámica; 40 por ciento de ésta tiene menos de 20 años de edad y más de la mitad tiene menos de 30 años;

Nuestra ciudadanía es cada vez más crítica y participativa;

Tenemos una ubicación geográfica envidiable y gozamos de amplios recursos naturales; y

Tenemos un bagaje cultural importante que nos distingue e identifican como nación.

Pero para lograrlo, debemos aprovechar estas fortalezas reformando al país para que sea capaz de propiciar la realización del potencial individual. Ésta debería ser la directriz para encauzar el debate nacional, pensando en qué México queremos construir; no hoy, sino en los próximos 30 años.

Así, quisiera terminar invitándolos a reflexionar sobre el enorme desperdicio de talento y bienestar provocado por las oportunidades que hemos dejado pasar. Y en contraste, las enormes posibilidades que tiene hoy en su mano el país para propiciar una sociedad más próspera y justa. Quizá una oportunidad única en esta generación.