Un grupo de tuiteros anónimos se ha convertido en la principal fuente de información sobre la lucha antinarco en varias de las ciudades más violentas del país, esto ante la ausencia de datos oficiales de las autoridades y la autocensura que se imponen algunos medios locales por temor a represalias del crimen organizado.
Así ocurre en urbes fuertemente azotadas por la violencia de los cárteles de la droga como Monterrey, Reynosa, Saltillo y Veracruz, donde los ciudadanos ven en las redes sociales una ventana que les permite informar y estar informados sin poner en juego su integridad.
Un estudio elaborado por Microsoft Research titulado The new war correspondents: The rise of civic media curation in urban warfare ahonda en el impacto que ciertos usuarios de la red social, a los que llaman curadores, han tenido en la cobertura informativa sobre temas de seguridad, llegando a reemplazar a los medios de comunicación tradicionales.
El reporte considera que la lucha antinarco ha debilitado a las instituciones encargadas de informar sobre los avances en las estrategias de seguridad. “Como ocurre en otros conflictos armados, la guerra contra las drogas en México es también un conflicto sobre el control de la información. Los medios locales y los gobiernos son forzados a la censura y, como algunos aseguran, también a colaborar directamente con los grupos criminales”.
Tras un análisis de más de 600 mil tuits sobre cuestiones ligadas al narcotráfico en Monterrey, Reynosa, Saltillo y Veracruz, el equipo de investigación de Microsoft logró identificar a un grupo de tuiteros o curadores que concentran y generan la mayor cantidad de información sobre el tema, y que a su vez tienen el mayor número de seguidores.
Estos curadores construyen sus reputaciones en base al valor que sus seguidores perciben en la información que ellos publican en Twitter; por lo general las que reciben la categoría de valiosas y confiables son aquellas alertas que contienen datos específicos sobre el lugar de un determinado hecho a nivel local.
“El brote de curadores ciudadanos sugiere que los medios de información existentes (en dichas ciudades) no están cumpliendo las expectativas de las audiencias. Tanto funcionarios de gobierno como periodistas se han involucrado en Twitter, pero el éxito de estos curadores para construir audiencias radica en su disposición de publicar información relevante para la ciudadanía aún cuando el gobierno, periodistas y medios de comunicación no lo hacen”, puntualiza.
Esta práctica conlleva también un halo de controversia, señala. Varios sectores de la sociedad se mantienen aún escépticos sobre el potencial que tienen las redes sociales para desinformar y desatar pánico en la población, como ya ha ocurrido en Tamaulipas y Veracruz. Sin embargo, el predominio y la popularidad que Microsoft encontró en los tuits que hacían referencia a la lucha antinarco, revelan que efectivamente los ciudadanos están usando Twitter para obtener y compartir información sobre hechos violentos en ciudades claves.
Egos en la red
Los curadores ciudadanos son definidos como aquellas personas involucradas en el proyecto común de compartir información sobre temas de seguridad, pero también están motivados por metas personales para conseguir estatus y obtener mayor atención. Colectivamente se oponen a los medios “sesgados” y la parcialidad en la información, así como a la violencia generada por el crimen organizado, pero al mismo tiempo se muestran desconfiados los unos de los otros.
Esta desconfianza, revela el documento, deriva del entorno violento en el que se desenvuelven y a su vez determina el nivel al que se involucran en la publicación de información. Para que su actividad siga siendo determinante, estos peculiares tuiteros deben mantener un “balance entre su deseo de hacer un bien público, su interés personal en llamar la atención y adquirir notoriedad y las vulnerabilidades que enfrentan al hacerse más visibles o contribuir demasiado”, advierte.
La base de la información de estos tuiteros son sus seguidores, según revelaron algunos de ellos en entrevistas con los investigadores de Microsoft. Sus cuentas no fueron dadas a conocer por temor a quedar expuestos. Sin embargo, en sus comunicaciones señalaron que la mayoría de sus reportes provienen de otros tuiteros que “confían” en ellos y reconocen que sus cuentan tienen mayor alcance; en ocasiones también se basan en información que toman de los medios tradicionales.
La participación de los “curadores” también es distinta. La mayoría sólo se limita a publicar información, pero otros tantos gustan de incluir sus propios análisis o sus previsiones en el tema.
A nivel general, los tuiteros de la lucha antinarco coinciden en que su labor es “altruista”, y que su objetivo es “hacer algo para enfrentar el tema de la violencia en mi ciudad” y en que “los medios de comunicación y el gobierno nos han abandonado”, sin embargo, además “ellos están, de alguna forma, compitiendo uno con el otro por llamar la atención”.
La principal queja entre los curadores es el “robo de tuits”. Esto, para ellos, complica la meta de darse a conocer y que los traten con cierta importancia.
Llevar confianza
Los costos para aquellos que comparten información en ambientes donde hacerlo es peligroso, como la “guerra contra las drogas”, pueden ser muy altos. En muchos sentidos, lo que los mexicanos están experimentando es un “ecosistema informativo” que se podría comparar con el entorno en el que se mueven los criminales, donde saben que pueden ser atrapados o castigados, advierte el documento.
Una de los principales retos para los desarrolladores y programados en generar espacios que permitan diseminar información de manera segura y confiable, empoderando a los ciudadanos y evitando al mismo tiempo que esas plataformas puedan ser utilizadas por criminales para coartar las libertades informativas.
“Hay una gran necesidad de desarrollar estrategias técnicas para brindar confianza sin revelar la identidad de los que informan”. Agrega que sin las herramientas en línea que permitan validar cierta información o verificar la reputación de las personas, será difícil superar los retos en materia de credibilidad que enfrenta el trabajo de estos “nuevos corresponsales de la lucha antinarco”.