Un misterio, la chica que acompañaba al capitán

MILÁN, 20 de enero.– Mientras diversos elementos de la marina militar, grupos especialistas de los carabineros, de la Guardia Costera y de los bomberos continúan las labores de rescate en el crucero Costa Concordia, que naufragó en frente de la isla del Giglio, las investigaciones para saber exactamente qué sucedió la noche del pasado viernes 13, cuando comenzó a hundirse el barco siguen dando importantes pistas.

La investigación de las fases del naufragio del Costa Concordia involucran directamente al personal de la empresa, pues de acuerdo con la cronología de los hechos, la propietaria del crucero habría sido avisada 68 minutos antes de la declaración de evacuación por los problemas que ya había a bordo, pero al parecer no obligaron al capitán Francesco Schettino a declarar inmediatamente el estado de emergencia.

Sin embargo, ayer mismo, Schettino fue suspendido de la empresa que se constituyó en parte afectada, negándole toda ayuda legal y combatiendo contra de quien fuera uno de sus trabajadores.

La noticia se dio luego de que ayer por la mañana se revelara que todo el tiempo, desde la cena, durante el saludo del barco que se hizo a los habitantes del Giglio y hasta el momento de la colisión, junto a Schettino estuvo una joven mujer rubia de quien más tarde se dio a conocer nombre, edad y nacionalidad.

Domnica Cemortan, de 25 años y de nacionalidad moldava, compartió la noche del viernes 13 la cena con Schettino, y según sus propias declaraciones a la televisión de su país, estaba con él al momento del accidente.

Su nombre surgió durante el interrogatorio al todavía capitán Schettimo que quedó registrado por la Procuraduría de Grosseto y por lo cual han solicitado la presencia de la mujer para continuar las investigaciones, pues en una primera revisión, la mujer no figura como parte de los pasajeros ni como personal de la nave.

Además, quieren saber si así como ella pudiera haber más personas a bordo sin registro, o bien, para entender si acaso había trabajadores sin contrato en el barco.

Ella misma refirió que era una trabajadora de la empresa desde hace cinco años y que en el Costa Concordia estaba de vacaciones. Que de hecho, esa noche, ella también ayudó a muchos pasajeros a salir de la nave. Sin embargo, ninguno de sus dichos aclara en calidad de qué viajaba.

“Con Costa trabajaba desde hace cinco años y en esos momentos terribles, pensaba en mi hija de dos años”, señaló en la entrevista televisiva en Moldavia, donde también defendió el trabajo del capitán. “Yo pienso que él hizo un trabajo extraordinario, todo el personal lo piensa, ha salvado a más de tres mil personas.”

Desde ayer, los carabineros tiene la orden de llevarla a declarar, pues además de aparecer en fotos durante la cena, aparece en el momento del embarco en el puerto de Civitavecchia.

La procuraduría tendrá que verificar por qué estaba a bordo y dónde exactamente se encontraba al momento del impacto, pues otras declaraciones señalan que estuvo en un salón junto al área de comando, como queda también por verificar la responsabilidad de cada uno de los involucrados, pues aunque desde hace cuatro días la compañía marcó distancia y declaró un “error humano”, se tendrá que investigar desde qué momento sabía cada quién de la situación que llevó al barco a hundirse.

Hasta ahora algo es cierto: Francesco Schettino habló tres veces por teléfono con el responsable de la unidad de crisis de la compañía, Roberto Ferrarini, y entre la primera llamada y la última pasaron 68 minutos, por lo que las autoridades investigarán si durante ese tiempo se involucróa otras personas de la empresa.

De acuerdo con las autoridades, a cada pasajero que haya sufrido algún trauma durante el desalojo, la compañía lo tendrá que indemnizar con diez mil euros y teniendo en cuenta que a bordo eran más de tres mil, la indemnización total podría llegar a 30 millones de euros.

Todavía queda por verificar cuánto recibirán los familiares de las víctimas, que hasta ayer sumaron 13, pues encontraron otros dos cuerpos, ambos de nacionalidad francesa. A los familiares los atienden abogados, médicos y sicólogos.

Preparan un reglamento

En medio de la emergencia por el derrame de las dos mil 380 toneladas de combustible en el mar tirreno a causa del naufragio del Costa Concordia, el ministro del ambiente, Corrado Clini, presentará ante el Consejo de Ministros el decreto para prohibir a los cruceros que navegan en los mares italianos acercarse a las áreas más sensibles, comenzando por el archipiélago de la Toscana y de la laguna de Venecia.

Ayer ante el Senado, Clini explicó que están trabajando para definir los criterios con los cuales los organismos competentes, junto con las capitanerías de los diversos puertos, deben regular las rutas tomando en cuenta el tamaño de las embarcaciones y de la distancia que tienen que mantener de las costas.

Según Clini, el Ejecutivo analiza un decreto interministerial basándose en una ley que ya existe desde 2001, la llamada “ley 51”, “pero que nunca ha sido utilizada y será interesante preguntar a los ministros anteriores qué se ha hecho en los últimos diez años”.

De los riesgos que se presentan en las últimas horas es que la nave puede resbalar, pues a medida que pasa el tiempo va perdiendo su equilibrio.

De resbalar, señaló Clini, el crucero se podría hundir hasta 90 metros. “Ahora lo que deseamos es que si resbala no se parta en pedazos, pues podrían abrirse los contenedores. Si eso ocurre, tendremos que echar a andar otro plan para recuperar el combustible.”

Para el futuro, dijo Clini, el gobierno podría adoptar medidas de precaución exigiendo a las naves cargar hasta un límite de combustible, pues actualmente llevan una cantidad impresionante de éste.

Por el momento, subrayó Clini, la prioridad sigue siendo el rescate de las víctimas, aun con las condiciones meteorológicas en contra, pues el tiempo está empeorando.

Reanudan búsqueda en el Concordia

Los equipos de rescate reanudaron ayer la búsqueda en el casco del Costa Concordia tras horas de interrupción debido a oscilaciones del navío semihundido.

Las peligrosas inmersiones de los buzos en el navío se dificultaron por el viento y las olas que azotan la isla y ponen en peligro la estabilidad del crucero, que corre el riesgo de deslizarse hacia al cercano precipicio de unos 70 metros.

Los helicópteros han desplegado escaleras movibles para que los equipos de espeleólogos penetren en el gigantesco navío, que yace sobre el costado derecho.

“Vamos a emplear pequeñas cargas de explosivos para abrir vías de acceso dentro de algunas áreas del barco sumergido”, explicó Filippo Marini, portavoz de la Guardia Costera.

Paralelamente a las búsquedas, se preparan las tareas de extracción de las dos mil 380 toneladas de carburante, cuya presencia hace temer un desastre ecológico en uno de los parques marinos más protegidos del Mediterráneo.

La compañía propietaria del crucero, Costa Crociere, anunció que se presentará como víctima en el juicio “porque además de la tragedia y el drama humano, la empresa sufrió un daño inmenso”, afirmó uno de sus abogados.

La firma, líder en Europa en ese sector, anunció que contactó a todos los pasajeros del crucero a los que garantizó que serán reembolsados de “todos los gastos materiales” y deberá indemnizar a los afectados.

Costa transmitió su “pésame” a los familiares de las víctimas, desconsolados ante la serie de imprudencias y errores cometidos por el capitán, quien realizó en repetidas ocasiones las tristemente célebres “reverencias”, es decir, acercamientos a la costa para rendir homenaje a sus habitantes.

Piden castigar al capitán

En tanto, la rabia de los familiares se acrecentó ayer después de que el peruano Saturnino Soria, padre de la joven desaparecida Erika, pidiera públicamente a las autoridades italianas que el comandante del navío, Francesco Schettino, “no quede impune por lo que ha hecho”.

“En otro país estaría en la cárcel, pasaría un mal momento, no estaría tranquilamente tomando café con su madre”, comentó por su parte el indio Kevin Rebello, hermano de Russel, uno de los miembros de la tripulación que no aparece.