El arsenal químico del gobierno de Siria está considerado el mayor del mundo, y además no está controlado por ningún organismo internacional ya que Damasco no ha suscrito la Convención sobre Armas Químicas.
El gobierno del presidente Bashar al Asad ha empezado a trasladar parte de sus armas químicas fuera de los almacenes, según revelaron funcionarios estadunidenses al diario The Wall Street Journal.
Desde el inicio del conflicto, en marzo de 2011, Estados Unidos, los países europeos y sus aliados en Oriente Medio han contemplado con gran preocupación el posible destino de las reservas de gas sarín, gas mostaza y cianuro de Siria.
En estos 16 meses, estos países han vigilado las instalaciones en las que el gobierno sirio guarda su arsenal químico, que se cree que es el mayor del mundo, para detectar cualquier posible movimiento y cambio en su ubicación.
Los funcionarios estadunidenses están divididos en torno al significado de los últimos movimientos. Unos temen que el gobierno de Bashar al Asad pretenda usarlos contra los rebeldes o la población civil, mientras que otros creen que está poniendo a salvo las armas químicas para que no caigan en manos rebeldes.
Interrogada al respecto, la portavoz del Departamento de Estado de EU, Victoria Nuland, declaró que «el gobierno sirio tiene la responsabilidad de salvaguardar su arsenal químico», advirtiendo de que «la comunidad internacional pedirá cuentas a cualquier funcionario sirio que incumpla dicha obligación».
Por su parte, las autoridades sirias negaron a The Wall Street Journal cualquier posible traslado de las armas químicas. Siria es uno de los ocho países -junto a Israel y Egipto, sus vecinos regionales- que no ha suscrito la Convención sobre Armas Químicas de 1997, lo que implica que ningún organismo internacional controla su arsenal. El gobierno de Asad ha negado varias veces que posea armas de destrucción masiva.