No se debe perder la edición de esta semana de la revista más importante del país, en materia de investigación periodística. Habla sobre la ejecución de uno de los capos del narcotráfico de Sinaloa, de los más importantes.
AQUÍ EL ADELANTO:
GUADALAJARA, JAL.- Aparentemente protegido en las altas esferas de la política Ignacio Nacho Coronel Villarreal, tercero en la jerarquía del cártel del Pacífico –después de Joaquín El Chapo Guzmán e Ismael El Mayo Zambada, a quienes habría desafiado– durante años vivió aquí a sus anchas y traficó sin tropiezos… hasta que el gobierno lo eliminó.
Un día después de la caída del capo, efectivos del Ejército mataron en otro tiroteo a Mario Carrasco Coronel, El Gallo, sobrino y presunto sucesor de Nacho Coronel al frente de la célula del cártel de Sinaloa en Jalisco.
El capo cayó el jueves 29 pasadas las 12:40 horas. Ataviado con ropa deportiva, Nacho Coronel recibía un masaje antiestrés de una terapeuta –se afirma que estaba deprimido desde el levantón de su hijo Alejandro en abril pasado– cuando un grupo de élite del Ejército lo sorprendió en su casa de Paseos de los Parques 3435 en Colinas de San Javier. Y lo acribilló.
La versión de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) –que es la única que se conoce; el acceso a la datos sobre el operativo ha sido restringido– asegura que la localización del capo se debió a una labor de inteligencia militar de varios meses. Se informó, asimismo, que Coronel opuso resistencia a la aprehensión, disparó su pistola y mató a un soldado –el que encabezaba el asalto– e hirió a otro.
Versiones extraoficiales atribuyen su eliminación al creciente poder que Coronel adquiría “desde la sombra”, como reveló este semanario, lo que pudo hacer creer a sus superiores que su propio liderazgo estaba en entredicho.
Este es un adelanto del número 1761 de Proceso, ya en circulación.