Justicia Para Unas Nalgas… Para los Niños el Olvido

Por Carmen Alicia Castelo Rubio

En verdad que una de las formas mas efectivas de transformar la realidad para bien es la denuncia constante de la ciudadanía relativa a los abusos del poder que experimenten y observen, pues es una actitud no solo de respeto a sí mismo sino también de responsabilidad solidaria que contribuye al desarrollo de la autoconciencia junto con el resto de los ciudadanos para hacer valer los derechos mas elementales de los seres humanos incluyendo desde luego a los servidores públicos abusivos e ignorantes, quienes presas de sus egos alterados elevan el nivel de su adrenalina empujados por sus alucinaciones emocionales al punto que olvidan que son simples humanos, simples seres de carne y hueso experimentando un circunstancial “subidón” de poder que los hace creer que viven en las nubes, precisamente, en los momentos que tienen los comportamientos más rastreros.

En ese sentido, Estimados lectores, es un hecho que en este México lindo y querido, el grado de corrupción y de impunidad imperante muestran que los ciudadanos tienen, por un lado un grado de desconfianza fenomenal en los órganos que administran y procuran la justicia pues eso de que la justicia es ciega es pura patraña, pues aun cuando la quieran mostrar como cegatona, solo reflexionando lo que ocurre en el país, es claro que aunque la justicia no vea si siente muy bien lo que agarra.

Por el otro lado, esta la confianza, esa sí ciega, en la corrupción existente en el país, ya que el grueso de los ciudadanos esta absolutamente convencido que es más fácil obtener un resultado inmediato y satisfactorio mediante los mecanismos de la corrupción que de la justicia.

Con el propósito de ilustrar este ángulo de la realidad les comparto un interesante correo electrónico que esta circulando por la carretera cibernética de la información que titulan como “Reflexiones para gente pensante…. Justicia para unas nalgas…..para los niños el olvido”. Y cuyo contenido es el siguiente:

Recientemente una roquera famosa (eeey, guera) la perjudicaron en codiciada parte de su anatomía. En México, solo tres leyes se cumplen cabalmente: La ley de Herodes, La ley del embudo y la Ley de la Gravedad. Pues bien, esta tercera ley había cumplido sus efectos, y el prominente trasero de la cantante mencionada empezaba a mirar al suelo. (hacer el amor con oootro…, no, no, nooo). Entonces la roquera acudió a una clínica en la que le inyectaron una sustancia extraña, con la promesa de que aquella parte luciría “¡eternamente bella, bella, con un hechizo de gitana!”.

El resto de la historia es bastante conocido; en lugar de erguirse orgulloso, aquello tomo la forma de un paisaje lunar. Ya no solo el trasero, la vida misma de la cantante estuvo en peligro.

Entro en acción la justicia. Inmediatamente fue detenida la dueña de la Clínica. Después de una intensa búsqueda, el doctor que practicó las inyecciones fue apresado.

Luego fueron detenidos ocho empleados de la empresa productora de la sustancia inyectada.

El resultado del fallido levantamiento de nalgas: diez personas detenidas.

Puede hacerse ahora una amarga comparación: mientras las instituciones actúan para ofrecer justicia a dos nalgas heridas, los niños fallecidos y heridos por el incendio en la BOGEGA ABC, sus abatidos padres, sus familias, todo Sonora entristecida, todo México consternado esperando justicia. Vale comparar los balances: por una parte dos nalgas heridas, diez reos, por la otra cuarenta y nueve niños fallecidos, una detenida: la infortunada empleada del IMSS cuya labor era revisar los menús.

Este balance pone al descubierto una de las características de las instituciones mexicanas: están diseñadas para cuidar los intereses de la gente VIP (very importan person).

A los ojos de los gobernantes: Calderón Tours, Padres, Gandara, los niños fallecidos o heridos y sus familiares fueron y son mexicanos de segunda.

Por ello el juez federal que atiende el caso fijo a los dueños de la bodega guardería, una fianza de dos mil pesos $40.82 pesos por niño.

Cuarenta pesos por cada vida perdida.

Por eso Padrés se dio el lujo de ratificar a Abel Murrieta, el procurador del Gobernador Bours.

Por eso Calderón en su reciente visita a Sonora ignoro a los padres de los niños fallecidos.

Es que no se apellidan Gómez del Campo…ni siquiera Guzmán.

Por último, estimados lectores, algo para celebrar según el Estilo de los González: Ayer una persona a quien el H. Ayuntamiento le adeuda me comento que se presento alegre e iluso a cobrar su dinero pero…¡oh surprise!, dijera el gringo, le informaron que para cobrar su lanita, sin excusa ni pretexto, debía aceptar renunciar al 20% de tal cantidad a favor del H. Ayuntamiento, lo anterior sin explicación, ni fundamento alguno.

Eso es todo por hoy, Estimados Lectores, que tengan un excelente inicio de Semana.

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