- En el Centro de Salud de la Cruz de Huanacaxtle le cobraron 150 pesos por la atención médica y el dueño del hotel por trasladarla le cobró 100 pesos para la gasolina. La turista afectada narra lo que le ocurrió en la playa La Manzanilla y pide revisión inmediata del lugar para que se fumiguen las palapas
Por Paty Aguilar
Un domingo de día de paseo se transformó en un gran susto para una familia de Puerto Vallarta que decidió pasar el día en la playa La Manzanilla de la Cruz de Huanacaxtle donde se rentan palapas a quienes gusta visitar este lugar. La señora Ana Alejo, acompañada de una familia solicitaron al restaurant del hotel una de estas palapas, pero luego de sentarse en una de las sillas, le cayó un alacrán que le picó en la entrepierna, sintiendo de inmediato una sensación ardiente, según nos narra la afectada, quien tuvo que pagar los gastos ocasionados, luego de que el restaurant se deslindó de su responsabilidad, al cobrarle a la turista la gasolina que gastó para trasladarla al Centro de Salud donde también le cobraron por recibir atención médica.
Vía correo electrónico, la señora Ana, nos narró su experiencia, así lo vivió “Mira, Paty, mis amigos Wil, su esposa y su niña, salimos en el camión que lleva a Punta de Mita, con la intención de ir a la Playa La Manzanilla. Llegamos y fuimos a una de las palapas que está frente al hotel, consciente de que usarlas tenía un costo. Llegamos, elegimos una de las palapas y fue casi de inmediato que al sentarme, me cayó un alacrán en la parte interior del muslo de mi pierna izquierda, casi en la entrepierna. La sensación fue ardiente, quemante. Corrí al restaurant a pedir cloro porque una señora turista me dijo que con cloro el veneno del piquete no me haría efecto, y al llegar, el gerente del restaurant al que me dirigí, le ordenó a uno de sus meseros que me llevaran a la clínica del centro de salud de La Cruz de Huanacaxtle, lo cual mucho agradezco. El joven mesero, muy amable y diligente, y `por supuesto que también quedo agradecida por toda mi vida, -al igual que con su jefe que le dio la orden, rapidito me llevó en un carro. Luego mandé un mensaje a mi hermana a las 2:40 pm desde el hospital.”
“El doctor que me atendió me aplicó un suero y estuve en reposo y observación un poco más de media hora, para que el médico viera si había o no alguna reacción. Afortunadamente no paso a mayores y el doctor dijo que ya nos podíamos retirar. Yo muy agradecida me despedí del doctor, del que ya en el susto no le pregunté su nombre, pero el doctor, mas ubicado en lo suyo, me dijo que lo que se me hizo, tenía un costo de 150 pesos, pero al decirle que no traía dinero, le pregunté si se lo podía enviar con el joven mesero y me dijo que sí, que estaba bien. Me preguntó mi nombre y domicilio. Al regresar con mis amistades en la playa, les tuve que pedir prestado y se los entregué al joven mesero para enviárselos al doctor que me los cobró. Gracias.”
“Después de que regresé a la palapa, como a la media hora, se acercó otra vez el mesero y me dijo que decía el patrón que si le podía aportar con algo de dinero por la gasolina y el tiempo perdido, lo cual de nueva cuenta pedí prestado y con gusto y de todo corazón, apenada porque no le había dado nada más que las gracias, pues no traía dinero -repito que se los agradezco- le di cien pesos. Me pregunto qué hubiera pasado si mis amistades no hayan traído dinero.”
“Ya después pensé que la responsabilidad de los pagos que hice era del hotel, no mía, pues si bien es un atractivo las palapas que rentan por cien pesos por el tiempo que uno quiera, también es que deberían de fumigarlas para evitar estos sustos y riesgos para los turistas” comenta la señora Ana en su misiva.
Asimismo, la señora Ana, hace las siguientes observaciones y recomendaciones “Los empresarios dueños de las palapas, manden fumigar sus palapas y, además, se hagan responsables de los gastos que la gente tenga que hacer para atenderse por las picaduras ¿de quién es el negocio de cobrar por el uso de las palapas? Por un lado se ven bonitas, dan sombra, pero son un gran riesgo por ser nido de alacranes y no hay advertencias en ningún lado, ni paramédicos, ni salvavidas que puedan orientar y dar los primeros auxilios.
“Se agradece su disponibilidad para llevarme del gerente del restaurant y su empleado, el joven mesero, a los que reitero mi agradecimiento. Pero. ¿qué tal si los gastos generados por el tiempo y el traslado los cubre la persona que cobra por el uso de las palapas, debido a que saben que las palapas no están fumigadas y hay riesgo de picadura de alacrán? Es costa, hace calor, ya saben que en las palapas se esconde fauna nociva. ¿Cada cuando las fumigan? Luego, el doctor que atendió en el centro de salud si hace algún cobro y si recibe algún pago, debe extender el respectivo recibo de lo que legalmente deba ser”
Luego la señora Ana reflexiona “¿Qué resultados en promoción turística negativa internacional se tendría si esto hubiera ocurrido a alguna persona extranjera, que llegue a esta playa a disfrutar de lo que la publicidad menciona? La sensación de indefensión, de peligro, de vulnerabilidad empeora cuando topamos con el mercantilismo de quienes piensa uno que por ser el centro de salud no van a cobrar, o, que al cobrar van a justificar el cobro. Por cierto que gracias a los transportes Medina, puede uno ir a esos lugares tan bonitos a bajo precio” finaliza la señora Ana.