René Ibáñez Salcedo
Garabatos para no saber de futbol y prácticamente de nada
Algunos compatriotas asumen con tristeza un lúgubre pronóstico para la selección mexicana en el próximo mundial, otros gestan sus sueños más allá de lo posible y hasta tiernamente, sienten que este año será la diferencia. Su servidor que ignora bastante sobre el tema y por cierto, para ser franco sobre todos los temas, respondo a la pregunta de Elías que me pregunta vía correo electrónico que opino de la selección y donde además me insta para escribir sobre temas más populares.
Ahí vamos
Es cierto, que la cuando juega “la verde” hay una parálisis generalizada en donde se evoca, espera una respuesta triunfal de un deporte que se gesta en los ambientes mexicanos desde prácticamente la cuna. Todo el mundo habla, sabe y disfruta de los partidos, evocan sus emociones más profundas para apoyar al equipo tricolor.
Sin control alguno, millones de televidentes se fusionan como entrenadores nacionales y dan indicaciones a los jugadores ante el televisor. Los gestos de los televidentes asumen todo tipo de posturas, alegría, preocupación, esperanza, y al final de los partidos, ciertamente, tristeza cuando se juega con equipos “grandes” y cuando se obtienen resultados negativos.
Pero para responder a “Elías” en específico, inmediatamente subiría los hombros a la altura del cuello con la dilación necesaria para insistirle en mi ignorancia en un tema tan trascendental. No obstante, aprovecho mi ignorancia para opinar, que hasta en los partidos de futbol como en el resto de los asuntos nacionales, el asunto se vuelve una situación de capacidades y no, lamentablemente de fe.
¿Por qué las selecciones tradicionalmente triunfadoras siguen acumulando victorias a lo largo de la historia de los mundiales, por qué si se tienen el mismo número de jugadores, se juega a la misma altura a nivel del mar y están sometidos a las mismas condiciones de clima unos ganan y otros pierden pero casi siempre los mismos?. Simplemente se basa en capacidad, trabajo conjunto, capacitación, actitud, plan de trabajo y coordinación de ejecución.
No es que Holanda haya sido un equipo superior, y que Brasil, Alemania y demás, que veremos en los próximos días con respecto a la selección mexicana sean mucho mejor que “nuestra selección”. Ocurre en el futbol como en la política, en los indicadores económicos, políticos y sociales. Nadie es superior a nadie. Se obtienen los resultados basados en nuestras capacidades. Pero sobre todo, pum! Se puede lo que se hace (Desengañarse del, se hace lo que se puede)
Instrucciones para volverse famoso
Sospeche de sí mismo, no se pase el alto, atienda con dedicación sus obligaciones, no envidie, trabaje en equipo, haga un plan de volverse menos corrupto cada día, separe la basura, administre mejor sus horarios, atienda sus estudios con mayor perseverancia y gestione por sí mismo mayor conocimiento para su capacitación, coma sanamente, sea buen funcionario público, deje de mentir en su medio de comunicación, deje el chayote, deje de robar recursos públicos, sea estratega, sea consciente de los temas altamente sensibles de la comunidad, deje que quejarse y actúe, reporte con veracidad y esmero, no fomente la oligarquía, sea serio y no un sofista sin control, respete a los demás, sus preferencias, gustos y cualidades, estimule la democracia, hagan su tarea, pague sus impuestos, sancionen las leyes que atentan contra el mismo ciudadano, evite los poderes fácticos …pero si además de eso, quiere volverse más famoso, cito con amplia pulcritud los garabatos del Buen Andrés Bucio compañero de ruta y que cita en palabras todo eso que flotaba en el café de la amistad de hace algunos años.
(Transcripción literal de U al edén)
Para ser famoso existen sólo dos caminos, el difícil y el fácil. Dado que el difícil es desconocido por toda la gente incluyendo algunos famosos, dedicaré los siguientes renglones a describir solamente el camino fácil, esperando que habiendo quedado absolutamente complacido, quien lea, se vuelva famoso. Lo primero que tiene usted que hacer es alistarse para escabullirse entre los callejones solitarios y asestar el golpe cuando la circunstancia sea propicia, es decir debe usted estar listo para volverse un oportunista. Un oportunista es alguien que actúa sólo cuando a nadie más se le ocurriría hacerlo en las mismas circunstancias. Han existido muchos oportunistas a lo largo de la historia, y no pocos de ellos han gozado de una fama abrumadora. Los hay en muy distintas categorías morales. Deseo dejar a la imaginación de quien lee pensar en sus propios ejemplos favoritos de oportunistas prominentes.
Los oportunistas no son siempre lo que la gente cree. El ser oportunista tampoco demerita necesariamente las aptitudes del individuo que practica el arte. Ante todo se trata de alguien que entiende que quiere algo pero no le gusta definir ese algo sino hasta el momento en que ve la oportunidad para obtenerlo. Es alguien en contacto profundo y a la vez volátil con sus alrededores. Todo momento durante las 24 horas del día ofrece posibilidades para volverse oportunista mas no todo lugar es propicio. El oportunismo es algo así como el arte de redefinirse mientras se redefine al mundo. Muy fácil de ejecutar, no tanto de comprender en su naturaleza. “El que quiere puede” es consejo pobre para el oportunista. Consejo pobre porque el oportunista nunca quiere algo en particular. Es alguien que sin embargo puede lograr grandes cosas porque encuentra cosas que desean ser encontradas, cuando pueden ser encontradas y cuando la armonía o el caos del universo lo permiten. Lo anterior, el perseverante no lo comprende, por lo que se abandona a las aguas del destino… y de su voluntad, que en su caso en particular, siempre van a ser lo mismo. Ser oportunista significa actuar con temeridad cuando el momento pasa rozando la nariz. El chiste es que pasa tan rápido o tan tenuemente que sólo el oportunista tiene la falta de sensibilidad suficiente como para actuar en «ese» momento y no en el momento en el que el resto del mundo cree que debería. He ahí el genio. La sensibilidad no le estorba. De manera que, contrario a lo que muchos podrían creer, el oportunista no sólo requiere de sensibilidad, sino de saber cuando atemperarla. Personalmente opino que una diferencia entre las sociedades desarrolladas y las menos desarrolladas es que en las primeras existen mucha gente oportunista organizada, mientras que en las segundas la gente oportunista actúa de manera desorganizada, aislada y poco eficaz. Para llamarle “salsa TABASCO” a una salsa presuntamente nacida en Avery Island, Lousiana, hace falta un gran sentido del oportunismo, pero también un gran sentido de la organización. Mucho hay que decir sobre el tema de la ambición, pero no es el propósito aquí el dilucidar cuestiones morales, sino sólo describir el oportunismo como ingrediente para volvernos famosos, que es lo que nos interesa.
Dos de los más grandes y admirados oportunistas de la historia nos dan también dos de las claves más importantes para volvernos famosos, el primero de ellos es Mozart quien «escuchaba» su música (mientras que todos los demás músicos de su época la tenían que «componer»). «Escuchar» significa estar en contacto y dispuesto a recibir la señal que está allá afuera. El oportunista es alguien sensible a las señales, pero insensible a circunstancias o personas cuando estas le dicen que «no». Casi siempre este «no» proviene de prejuicios, celos o miedo. Pero a veces también es falta o exceso de imaginación, falta o exceso de sentido del humor o falta o exceso de mediocridad. En una palabra: templanza.
Para sus comentarios, reproches, y demás: renesant@hotmail.com
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